martes, 13 de agosto de 2013

La manta corta y la manta angosta


Si uno se pudiera sacar la camiseta habría que decir que Boca y Newells jugaron un muy buen partido esta noche. Pero uno no se saca la camiseta (entre otras cosas por el viento helado de esta noche, que nos hizo difícil la llegada, la permanencia y la salida de la Bombonera).
Boca jugó mejor que contra Belgrano. Tuvo picos de juego interesante en la primera media hora de partido, con gol desde el vestuario incluido. Ese gol de Blandi es maravilloso por como se gesta y se define la jugada. El del Cata Díaz es más espectacular, pero menos replicable.
Lo que se replicó durante todo el partido fue la pelota cruzada a las espaldas de Marín, en el flanco derecho de la defensa de Boca. El pibe nos hizo acordar a aquella derrota olvidable de local en la Bombonera frente al Toluca en el semestre pasado, aquella en la que Cellay se comió tamaño baile que Bianchi tuvo que sacarlo en el primer tiempo. En realidad, Marín no fue bailado. Cometió errores conceptuales, pero no perdió en los mano a mano. El problema del costado derecho de la defensa de Boca es colectivo. Y tiene que ver con otros factores. Bianchi, a gusto o a disgusto, tiene que rodear a Riquelme de buenos interlocutores. Román necesita opciones de pase y esas opciones no se generan si sus compañeros no pasan la línea de la pelota. El problema es que después hay que volver. Y aunque uno prefiera sin dudarlo a Sanchez Miño que a Erviti, la falta de despliegue de los laderos de Riquelme se siente cuando hay que volver. En el caso de Marín, al que extraña es a Ledesma.
La cuestión es sencilla: Boca no lastima cuando tiene la pelota, ni puede asegurar control pleno de la redonda. Y cuando la pierde, y la pierde seguido, sufre corriendo de atrás a volantes y delanteros rivales que aprovechan para disparar con muchos metros y pocas piernas enfrente.
Esto no es un llamado a planteos más conservadores. Si la derrota es inexorable, es preferible perder así, yendo al frente, que perder especulando como con Falcioni. Pero no es evidente que la derrota sea inexorable. Ni es inevitable que cada vez que le llegan a Boca le conviertan. Cierto es que la noche de Marín fue negra, pero Orión tiene responsabilidades decisivas en el segundo gol. Y al margen de las actuaciones individuales, hay un patrón muy claro que muestra la mandíbula vulnerable del xeneixe. Boca estuvo dos veces arriba, de local, y no pudo cerrar el partido. Y lo termina perdiendo.
Es verdad que Newells jugó un muy buen partido. Mejor que los dos empates con los que dejó a Boca afuera de la Libertadores por penales. Tuvo más coraje y más dignidad. Especuló menos con los errores de Boca. Salió a buscar el partido. Y probablemente haya merecido ganarlo, aunque más no sea por la pobreza del segundo tiempo xeneixe.
En Boca cumplieron el Cata e Insúa entre los defensores y Ribair en la línea de volantes. Román tuvo más sombras que luces y el Burrito Martínez, lamentablemente, confirma que la camiseta le queda tan grande que hoy Mouche sería titular y en cualquier momento Cangele le saca el puesto. Gigliotti volvió a tener una. Y la volvió a fallar. No se le puede exigir efectividad perfecta. Pero por el momento no justifica más de los 15 minutos que Bianchi le está ofreciendo.
Ya en el semestre anterior Boca demostró que sabe jugar finales y que las puede jugar muy bien (sólo por penales dejó la Libertadores). Pero para jugar finales hay que primero ganar partidos intrascendentes como el de esta noche. Y en eso Boca sigue fallando.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Orejeando (y buscando identidad)

Para empezar, y despejar sospechas, digamos las cosas con propiedad. A Belgrano le estafaron el partido esta noche. Le anularon dos goles en offside, le dieron un penal en contra dudoso y no le cobraron dos penales a favor también dudosos. No mereció perder ni Boca ganar. Habrá que ver si Segura, el que iba a renunciar a todo al final de campeonato y sigue más firme que Cristina en la Rosada, dispuso que arbitrara Maglio y de esta manera para administrar la ley de las compensaciones. No se olvide que el 13 de Abril pasado, Boca y Belgrano se enfrentaron en la Bombonera. Que Boca mereció ganar y que a Blandi no le dieron un gol porque la pelota no había entrado aunque las cámaras mostraron que había entrado medio metro. Pero más allá de los horrores del arbitraje argentino y las contribuciones de Maglio a esa causa, hay que sacar en limpio lo que deja este debut de Boca en el campeonato.
Deja, desde luego, un triunfo. Que aunque sea inmerecido siempre genera buenas expectativas. Pero mejor fue el arranque del campeonato anterior, levantando un 0-2 a All Boys y ganando épicamente. Además de las diferencias en los nombres, aquel equipo de Boca tuvo más llegadas que este. Fue igual de frágil para defenderse. Pero generó situaciones como para merecer ese triunfo.
Hoy Belgrano arrancó ganando desde el vestuario, como le viene pasando a Boca desde hace al menos dos años. El pirata cordobés fue ordenado en defensa y preciso en ataque. Le regaló la posesión a Boca pero hizo mucho daño contragolpeando. Creó no menos de seis situaciones de peligro claras. Boca tuvo que sobreponerse al gol temprano. Lo hizo merced a un penal. Pero las zozobras defensivas continuaron durante todo el partido.
El diagnóstico es bastante claro: Boca gana en solidez con la presencia del Cata Díaz pero pierde el trámite del partido en el medio, porque le sobra buen pie pero le falta raspar. Y, entonces, si la figura de Boca y del partido es Ribair Rodríguez, si los hinchas empiezan a pensar que Gago va a tener problemas en sacarle el puesto, el problema es que Boca no domina con pelota y no recupera ni transcisiona bien cuando lo atacan. Ledesma es una sombra del gran volante derecho que supo ser. Y Sanchez Miño derrocha talento pero parece hacerlo fuera de su lugar natural y con muy poca contracción a correr rivales (aunque sigue siendo el primero y el mejor socio de Riquelme). Los delanteros parecen aislados de ese circuito incipiente. Blandi es un remedo de Silva, y el Burrito Martínez juega para su puchero pero se asocia poco.
Así, lo que Boca necesita, por el momento, además de los triunfos, es una cierta identidad. Que esta noche no se vislumbró. Porque Boca estuvo incómodo con la pelota y desordenado sin ella. Cuando la tiene parece que están jugando un loco. Se la prestan, pero de manera estática, sin agresividad para hacer daño en el arco de enfrente. Y cuando no la tienen, salen a marcar de a uno, dejando flancos muy abiertos en los costados y exponiéndose a dejar habilitados a los rivales por un mal paso adelante.
En tren de rescatar lo positivo, además de la buena tarea de Ribair y de la sólida actuación del Cata Díaz, incluyendo su orejazo que sentenció el partido, hay que reiterar el compromiso de Riquelme con este equipo de Bianchi. Pocas veces lo hemos visto correr rivales después de perder una pelota a los 40 minutos del segundo tiempo. Pero esta noche lo hizo y los hinchas lo van a recordar. Y además, claro, el fútbol. Gol de penal que sirve para poner justicia a los 10 minutos del primer tiempo. Y dos deliciosos pases-gol a Gigliotti que Palermo hubiera convertido en goles (aunque después lo puteara porque no le había sonrisitas en el vestuario).
La buena noticia, por el momento, es apenas el resultado. Y como encima está teñida por la mano sucia de Segura, ni siquiera aparece como una promesa más o menos seria. Lo que viene es Newells, el "Barcelona criollo" ahora reforzado con Trezeguet. Un buen test para confirmar para qué está Boca.

jueves, 1 de agosto de 2013

Comenzar derecho

Empieza el torneo y, como ocurre cada seis meses, se encienden esperanzas de salir campeón. Se han reforzado muy bien Racing, River, San Lorenzo, y Lanús. Velez quiere pelear y Newells reemplaza a Scocco con Trezeguet (estando sano, es muy superior el francés). Pero el que más ha invertido y el que hace las modificaciones más radicales es Boca.
Un semestre más tarde de lo esperado, se producen los ansiados regresos del Cata Díaz y de Fernando Gago, del Atlético Madrid y el Valencia de España. Se suman además dos jugadores del club, Emanuel Insúa y Jesús Méndez, al vencimiento de sus préstamos con Godoy Cruz y Central respectivamente. Boca además incorpora a dos delanteros goleadores: Emanuel Gigliotti, goleador del campeonato anterior con Colón y Claudio Riaño que viene de San Martín de San Juan. A esos se suma un arquero suplente, Trípodi que viene de Quilmes, y  Franco Cángele, un viejo conocido. O sea, un total de ocho nuevos o semi-nuevos, más la posibilidad de incorporar un lateral derecho (suena Iván Piris, el paraguayo de la Roma)
Los que se van son, de acuerdo con los registros oficiales, 23 jugadores. Las salidas más dolorosas han sido, probablemente, las de Clemente Rodríguez (que se fue al San Pablo de Brasil), Lucas Viatri (al Jaguares de Chiapas), Oscar Ustari (al Almería de España), y - lo más criticable - los jóvenes que se van para darle lugar a los nuevos experimentados, esto es, Gaona Lugo  al Cerro Porteño, Magallán y Pol Fernández a Central, Jopito Alvarez, Benavidez, y Nico Colazo a All Boys, Sebastián Palacios (Unión), y Sergio Araujo (que la va a romper en Tigre).
No serán extrañados ni Silva ni Somoza ni el Laucha Acosta, todos en Lanús. Y pasarán al triste olvido jugadores mediocres como Emiliano Albín (se fue a Peñarol), Walter Erviti (al Atlante), y Christian Cellay (que no está ni para jugar en la B en Huracán) que se fueron por sus mediocres rendimientos pero no tuvieron siquiera la gratitud de respetar al equipo que por única vez en la vida les permitió jugar en un grande. Dentro de un par de años, nadie se acordará de Cellay, Erviti, Silva, Somoza, Albín. O, si nos acordamos, será para agarrarnos la cabeza pensando en los penales de Cellay, los pases errados de Somoza, los choques, foules en ataque, y posiciones adelantadas de Silva, y el gol errado por Erviti, mano a mano con Barovero. Una suerte que se hayan ido (también se fue Franco Sosa a Gimnasia de Jujuy, sin pena ni gloria pero con mínima dignidad).
Se espera una defensa más confiable, a partir de la experiencia y la jerarquía del Cata Díaz. Se espera mucho Fútbol De Buen Pie en ese medio campo de notables que Bianchi puede formar juntando a Erbes, Gago, Sanchez Miño y Riquelme (más Ledesma, Mendez, Rivero, Paredes cuando se recupere de la patada criminal del mediocre Orión). Y se espera gol con las presencias de Blandi, el Burrito Martínez, más las llegadas de Gigliotti y Riaño. Pero, por sobre todo, se espera recuperar la solidez defensiva y un concepto de juego que Boca no tiene desde el último equipo de Basile. En ese, precisamente, brillaban el Cata y Gago. Son esos fantasmas los que estamos invocando. Ahora de la mano de Bianchi.

sábado, 27 de julio de 2013

Por penales: Amanece una nueva hegemonía brasileira

No hay que ser adivino ni entender mucho de esto para vislumbrar la recuperación brasileña en el horizonte latinoamericano y mundial. No ha sido a fuerza de una cantera riquísima, pues a pesar de la fulgurante aparición de Neymar, de Brasil no salen super-estrellas como hace tres décadas. No ha sido a fuerza de un juego deslumbrante, como supo serlo entre los 60 y los 70, también en los 80 aunque ganando menos, e incluso en los menos vistosos equipos campeones de los mundiales 1994 y 2002.
El proceso pudo iniciarse en 2010. Escribimos aquí que ese Brasil era el único equipo con posibilidades serias de ganarle a la mejor versión de España, a la postre campeón del mundo. De hecho, sigo pensando que si no se le aflojaba la mandíbula contra Holanda después de poder golearlo en el primer tiempo, hubiera sido el campeón.
Pues bien, ahora aplastó a España en la final de la Copa de las Confederaciones (y le hizo precio). Desde luego que no hay esos cuatro goles de diferencia entre los dos seleccionados. Y hay que registrar el hecho de que Brasil arrancó ganando esa final desde el vestuario. Pero también anotemos que el seleccionado de Felipao tuvo que sobreponerse a un ambiente político y social enrarecido que eligió como escenario, precisamente, la Copa de las Confederaciones. Su selección no podía fracasar. Y fue la responsable, con su categórica victoria frente al campeón reinante, de aquietar los clamores sociales y alinear las ansiedades al proyecto estrictamente futbolístico, como le gusta a Dilma y a Lula.
Esta semana asistimos a una nueva consagración. Por penales, el Atlético Mineiro de Ronaldinho se consagró campeón de la Copa Libertadores de América por primera vez en su historia. Se suma al Inter de Porto Alegre, al Santos de Neymar, y al Corinthians para consolidar la hegemonía brasileña. Los últimos cuatro campeones fueron brasileños. Y salvo la victoria del Inter, los otros tres se impusieron a equipos con rica historia en esas finales (Peñarol, Boca, y ahora Olimpia).
Cierto es que el Mineiro jugó su mejor fútbol en la primera ronda. Que superó las instancias finales jugando de regular para abajo y solamente por penales. Que dió muchísimas facilidades defensivas, no solamente por sistema sino por distracciones imperdonables en estas competencias. Esos errores, normalmente, te los facturan. Al Chiapas le regaló un penal en el último minuto del partido. Si convertía se quedaba, de local, en cuartos, afuera de la copa, después de dominarlo. Luego fue Newells. Pudo llevarse un empate de Rosario, pero terminó 0-2 en la ida. Y aunque un gol tempranero en la vuelta le devolvió las esperanzas, iban 41 del segundo tiempo y a la final pasaba el equipo de Martino. Tuvieron que apagar la luz y agitar los fantasmas de viejas frialdades pectorales rosarinas para llevarse el empate en la última jugada del partido y terminarlo por penales, también sufriendo por errores propios. Porque esa seria la perdió Newells, no la ganó el Mineiro. Y la final fue parecida, hasta en el resultado. Olimpia, por las ingenuidades defensivas del equipo brasileño, se llevó un inmerecido 2-0 en la ida, por un gol de tiro libre como cualquiera que pareció brillante por la chambonada conjunta del arquero y del zaguero. Y en la vuelta, nuevamente, el Olimpia tuvo todo para empatar en un gol y liquidar la serie. Pero el tronco Ferreyra se resbaló y, que paradoja, con un cabezazo, el Mineiro pudo empatar 2-0. Pudo también ganarlo en el alargue. Pero el partido se definió en los penales. Y ahí el Mineiro no falló.
Con un poco de suerte a cuestas, Brasil se perfila para recuperar su liderazgo internacional. Será local en el mundial del año próximo. Y será difícil robarle el título en su casa si consolida un buen sistema defensivo y cambia la antigua belleza por la nueva efectividad. España ya no es rival, diezmada por el paso del tiempo. Solamente Alemania aparece en el horizonte para complicarle el camino. Argentina, como el Barça, sigue en manos de Messi.

lunes, 22 de julio de 2013

La más arriesgada de Zubi (y la añera)


Por una cifra exorbitante, Barcelona FC se aseguró la presencia de Neymar, luego de una temporada con repetidos éxitos locales y un sorpresivo (por lo abultado) traspié ante el Bayern Munich. Con Neymar, el Barsa tiene en la alineación inicial a los tres mejores diez del mundo. Sobre eso no hay discusión: Messi, Iniesta, y Neymar, en ese orden o en el que usted quiera, son los tres mejores del mundo. Tiene además a Xavi, a Cesc, a Busquets. Se da el lujo de regalar a Villa y a Thiago.
Los críticos anotaron en el debe del Barsa su falta de variantes, su obstinación con el tiki-tiki. Pero las incorporaciones no parecen dirigidas a resolver ese problema sino a seguir insistiendo con la misma receta. Que, de tan exitosa, fue capaz de sobrevivir exitosamente a Guardiola, Vilanova y Roura, el verdadero técnico del último campeón español, en piloto automático. Salvar la receta al precio, tal vez, de desestabilizar el vestuario incorporando a una estrella que puede hacerle sombra a la única estrella en el firmamento catalán (porque Iniesta es tan grande que simula ser pequeño).
Por eso, el anuncio de la salida de Vilanova, además del pesar por la enfermedad de Tito, preanunciaban una fórmula semejante. Elegir a alguien del riñón, con antecedentes es la escuela de Cruyff-Michels, acostumbrado al vestuario blaugrana, para que nada cambie.
El volantazo de Rosell, que es el del arquero Zubizarreta, es ir por la opción más arriesgada. Elegir a un director técnico sin experiencia en equipos grandes de ligas mayores. A alguien con muy buenas referencias de sus mentores y de sus dirigidos, pero con un palmarés flaco en éxitos. A un técnico competente e identificado con el proyecto del Barsa, pero que carece de experiencia en Europa. A un técnico que nunca estuvo en el vestuario de un grande, ni como jugador ni como DT, excepto cuando jugaba de visitante.
En la nube de humo que se acerca con la fuerza de un huracán, se presenta a Martino como un amante de la tenencia del balón. Esa descripción es correcta en lo que respecta a su Instituto de Córdoba. Pero, tal como escribimos en el transcurso del mundial 2010 (ver acá), la selección de Martino era la versión sudamericana de Italia. No nos referimos sólo al planteo mezquino frente a la España que a la postre fue campeón del mundo. Por ejemplo, pasó a Japón de suerte en los penales, luego de haber pateado apenas cuatro veces al arco en 120 minutos.
Es, como se escribió esta semana en Olé, una versión mejorada de Bielsa. Con el mismo humo, pero con más seriedad y más experiencia de vestuario. Pero ni el uno ni el otro representan amor por la tenencia. Bielsa va al frente, eso es innegable. Pero lo hace verticalmente. A "la europea". No como hacen los brasileros o, ahora, los españoles a partir de la era del Barsa. Martino ha sabido ir al frente y refugiarse dependiendo de las circunstancias. En eso es más pragmático. Y su pragmatismo le servirá para limitarse a mejorar lo bueno del Barsa y contribuir a que defienda un poco mejor. No vendrá el Tata con ideas revolucionarias. No vendrá a cambiar nada.
Vendrá, nada más y nada menos, que a asegurar la hegemonía de Messi en el vestuario blaugrana. Tiene derecho, al fin y al cabo. No le consultaron por Neymar y encima le pagan una fortuna y lo reciben como si fuera un salvador. Como si ya no tuvieran uno.
Desde aquí le deseamos suerte al Tata. Uno de los mejores jugadores que ví en mi vida en el lugar de la cancha en el que yo jugaba. Pues el Tata se formó en un tiempo en el que "el 8" no era ni carrilero ni doble-cinco. El 8 era el volante de creación por la derecha. Era un diestro que jugaba un poco más retrasado que los delanteros, en la mutación del 2-3-5 al 4-3-3. Ochos eran J. J. López, Brindisi y tantos otros. Pero luego el Tata mutó sus convicciones. Llegó a declarar que el no se pondría a sí mismo. Porque no corría.
Le deseamos suerte al Tata pero le advertimos al lector blaugrana que le esperan tiempos difíciles. Que esta es una decisión a la medida de erráticas decisiones anteriores que comentamos oportunamente aquí. Porque más allá de las posibles limitaciones del tiki-tiki o de la falta de variantes por tener un 9 de área, el problema de este Barsa estará en el vestuario. Y es ahí donde juega la experiencia en el vestuario y la capacidad para jugar finales. Porque saber de fútbol no es solamente entender del juego sino saber trasmitirlo. Y trasmitirlo no sólo es una cuestión de decir las palabras o de apelar a la razón. Hay que saber llegar al corazón del jugador y hacerlo dar más de lo que puede dar. En esas circunstancias en las que no hay razón. En la que tiemblan las piernas. En las que se juega todo.
Es en esas circunstancias que a Bielsa y al bielsismo les pasa lo que tan bien supo describir el maestro Atahualpa Yupanqui: tira el caballo adelante, pero el alma les tira para atrás.

miércoles, 17 de julio de 2013

Algo huele mal en Cataluña

Parafraseando a Hamlet, y en contraste con la celebrada llegada de Neymar al Barcelona, comienzan a confirmarse los indicios que preanunciaban el comienzo del fin. No pudieron ni Mourinho ni Florentino Perez ni los euros del Madrid. No pudieron tampoco los alemanes, a pesar de haber despachado al Barsa de la Champions con un 7-0. No pudo siquiera Guardiola, que dejó sensación de orfandad pero fue bien reemplazado por Vilanova y Roura confirmando la tesis del piloto automático. Pero la sumatoria de decisiones dirigenciales recientes sumadas al entredicho de estos días entre Pep y Tito, termina de confirmar que hay un ciclo glorioso que culmina. Cualquiera sean los resultados deportivos. Y a pesar de poder reunir con la misma camiseta a los tres mejores jugadores del mundo, que ya de por sí es un exceso.
No vale la pena ni tengo memoria para establecer el comienzo. Pero la historia le da la razón a Cruyff. El holandés le apuntó y le apunta a los dirigentes, a los que lideraron el proceso glorioso y a los que hoy, con sus malas decisiones, confirmarán las sospechas de que no hay futuro. No se trata de si se juega con 9 de área o 9 falso. Si tiene variantes o sigue jugando a lo mismo. Si le busca un reemplazante de fuste a Puyol o se conforma con lo que tiene.
Se trata de comprar a Villa en 30 millones de euros y venderlo en 2. Se trata de comprar a Eto'o en 25 millones y regalarlo luego en un canje por Ibrahimovic que costó el pase de Eto'o más 51 millones de euros. Se trata de sacarse de encima a Abidal y de dejar ir a Thiago Alcántara por 25 millones que parecen poco por la última joya de La Masía, encima con destino Bayern Munich, en donde también recala Pep.
El cabaret de esta semana entre Pep y Tito es la frutilla innecesaria de la torta trágica. Pep acusa a los dirigentes que también acusa Cruyff. Tito responde como buen empleado de la dirigencia del Barsa, ventilando - sin que nadie lo invitara a la fiesta - cuestiones personales que no corresponde hacer públicas (porque son privadas), y lucrando de paso con su enfermedad. Y la prensa promueve encuestas para ponerse de un lado o del otro, preparando el terreno para abuchear a Pep si es que en algún cruce tiene que visitar el Camp Nou. Mientras tanto, Rosell y Zubizarreta se entretienen en las sombras. Es lo que suele pasar al darle poder de decisión a un arquero, como diría Maradona. El poder todo lo corrompe.

jueves, 11 de julio de 2013

No saben jugar finales


Con esas palabras se despidió el Mellizo Guillermo Barros Schelotto del Monumental la noche gloriosa del jueves 17 de junio de 2004, luego de que Boca eliminara a River de la semifinal de la Copa Libertadores jugando de visitante pero sin público visitante y sin el colombiano Vargas desde el inicio del segundo tiempo. Antes, Guillermo había ganado moralmente ese partido, había demostrado como se juegan finales.¿Alguien pensaba de verdad que Newells pasaba esta noche a la final de la Libertadores? Es cierto, la lógica indicaba que con un 2-0 arriba (luego de que al Mineiro le anularan un gol lícito que empataba el partido en Rosario), el equipo de Martino corría con el caballo del comisario. Cierto es también que el Mineiro empezó ganando de muy temprano, merced a un pase exquisito de Ronaldinho y una gran definición de Bernard. Cierto también que el Mineiro defiende horrible. Cierto que el Mineiro le dió a Newells un baile de novela, especialmente en el primer tiempo. El equipo brasilero terminó con el 61% de posesión. Y si no lo terminó ganando 3-0 es por los aciertos de Guzmán, los errores de los definidores, y los penales que no le cobraron (dos fueron claros).
Pero había pasado la media hora del segundo tiempo y el partido seguía, apenas, 1-0. Injusto pero real. El Mineiro se quedaban sin nafta. Hasta tuvieron que apagar la luz, parar el partido y darle unos minutos, mientras los rosarinos encendían las bengalas y se preparaban para la final con Olimpia.
Pero el partido desnudó la estirpe copera de Martino, como buen discípulo de su maestro Bielsa. Y, Newells, coherente con su historia, regaló el partido cuando ya se terminaba. Primero fue Mateo, obsequiándole a Guilherme el 2-0 (y si se definió en los penales es porque Dinho no pudo definirlo en la última jugada del partido). Y, ya en los penales, con la cosa 2-2, primero Jo y luego Richarlyson fallaron, dejándole a Newells, otra vez, las puertas abiertas de la final. Pero primero Casco y luego Cruzado le salvaron la vida al Mineiro. Luego Dinho anotó el suyo y Maxi Rodríguez le dió al Mineiro, con su tirito a las manos de Victor, el pase a la final de la Libertadores.
Se le quemaron los papeles a Guzmán, que no atajó ni le anduvo cerca a ninguno de los penales del Mineiro. Se apagó la mística de Maxi Rodríguez, hasta hasta un rato héroe inolvidable de no se sabe que gesta. El carácter se revela en las difíciles.
Como el Athletic Bilbao de Bielsa en sendas finales frente al Atlético de Madrid de Simeone y al Barsa de Pep, como la selección de Bielsa en aquel partido decisivo frente a Suecia en el Mundial 2002, el Newells del Tata volvió a pechearla en una final. Si hubiera ganado, de nuevo, por penales, el bielsismo y sus representantes mediáticos destacarían la "gesta", a pesar del paseo en el Mineirao, y de una definición por penales innecesaria. Hoy destacarán el título local. Que hasta Falcioni ha ganado en el fútbol argentino.

lunes, 24 de junio de 2013

ABL: Adelante, Barrido y Limpieza

Todo fin de semestre y de campeonato deja tela para cortar, pero voy a concentrarme por el momento en Boca, el único equipo que ví en todos sus partidos de este semestre (excepto el primer clásico del verano).
Anticipábamos, luego del forzado triunfo inicial frente a Quilmes y al flojo verano, que este podía ser un semestre de transición (ver acá). Pero ni en los cálculos más escépticos esperabamos menos que jugar una final de Copa Libertadores si estaba Román en la cancha y Bianchi en el banco. No pudo ser. Por los penales y por algunas cosas más. Quedarse con las manos vacías, en el penúltimo lugar de la tabla del campeonato local y afuera de la chance de clasificar a la Libertadores a través de la Copa Argentina no entraba en los planes ni de los más fervientes anti-bosteros, que como es de esperar, abundan.
Una sucesión de lesiones, cambios y reemplazos (no forzados por la salud sino por bajos rendimientos), errores defensivos, errores arbitrales, doce penales en contra, y sucesivas expulsiones condicionaron decisivamente la suerte de Boca este semestre. Por supuesto que la responsabilidad por esos errores le corresponde a los conductores. Y esos no son Angelici ni Martucci. Cuando hablamos de responsabilidades, hablamos de los responsables de adentro y de afuera de la cancha. Román y Carlos Bianchi. Si ellos se llevan todos los aplausos cuando la cosa viene bien, por una cuestión de pura simetría es a ellos a quienes les llueven las críticas en la mala, aunque después las macanas se las manden Clemente Rodríguez o Chiqui Perez.
Los malos rendimientos fueron acompañando a la mala suerte y a los malos resultados. Y esta noche Boca pudo ser goleado por Godoy Cruz, de no haber sido por la muy buena actuación de Orión. Pero no solo se trata de las zozobras defensivas. Boca se acostumbrado peligrosamente a no patear al arco.
El hincha reclama, desde el final del ciclo de Falcioni, cambios urgentes. Se había visto con buenos ojos el último mediocampo que armó el ahora técnico de All Boys: Pol Fernández, Erbes, Sanchez Miño, y Paredes. Todo de la casa. No solamente por el rendimiento futbolístico de los pibes sino por su identificación con la camiseta. Son todos canteranos. Y algunos - léase Erbes, Blandi - rechazaron buenas ofertas de afuera porque querían afirmarse en Boca. Boca necesita jugadores identificados con la camiseta. Es eso lo que se destaca en el éxito de Newells, con jugadores que vuelven de afuera para salvar a Newells de la B y, de paso, ser campeones.
El problema es que Boca no ha resuelto bien la situación de los jugadores identificados con la camiseta, como lo demuestra el caso de Clemente. Sus errores frente a Newells y a All Boys fueron decisivos. Pero eso no justifica echarlo como un perro. Más puteamos al Chelo Delgado por hacerse echar en aquella final de Copa Intercontinental con los alemanes, y sin embargo siguió jugando y muy bien hasta el final de su carrera en Boca.
Habrá que ver como sigue esta historia, pero las soluciones preocupan más que los problemas. Porque si lo que Boca tiene para reemplazar a Clemente es Zárate o Emanuel Insúa tal vez no haya razones para tantas esperanzas (a menos que lo único que importe sea el salario que Boca se ahorra por tratarse de un histórico). Y a su vez estas cosas se mezclan con otras decisiones en las que parecería que los dirigentes están metiendo la cuchara (por ejemplo, respecto de la continuidad de Somoza). Porque el problema es, de nuevo, que este torneo ha demostrado que ninguno de los que viene pidiendo espacio desde abajo ha justificado el cambio (excepto, tal vez, Sanchez Miño y Blandi).
Esto se acompaña de ruido mediático y el eterno retorno del cabaret que supo denunciar Latorre. Cuando en TyC Sports el que habla de Boca es Tato Aguilera es porque el tono lo marcan el técnico y los jugadores. Se habla de fútbol y de poco más. Pero cuando las noticias ya no las consigue Tato Aguilera sino Martín Arévalo es porque son los dirigentes los que están usando los micrófonos para sembrar cizaña. Y eso pasa siempre, se sabe, cuando el equipo pierde.
La sensación, entonces, es que Boca necesita de cambios urgentes aunque lo que venga sea más o menos igual o peor de lo que hay. Boca no va a conseguir un lateral mejor que Clemente ni un centrodelantero mejor que Silva. Pero lo que va a ganar es en espíritu y actitudes nuevas y en la conformación de un nuevo grupo. Porque este grupo, tal como está, con pocas altas y pocas bajas, no camina. Boca necesita líderes anímicos y futbolísticos, además de Román. Chiqui Pérez y Ribair (tampoco Martínez) no han dado la talla. Tal vez haya que buscar las respuestas en la cantera (aunque eso no tiene nada que ver con la vuelta de Cangele, que se parece más a un ataque de nostalgia que a un baño de realismo).
Párrafo final para las declaraciones de Erviti y Silva de esta semana. En primer lugar, hay que conceder que Erviti levantó, que se corrió la vida este semestre, que hizo su trabajo y el de varios otros (especialmente el de Román). Que hizo goles y se ganó el reconocimiento de la hinchada. Nunca antes habló. Lo hace ahora, probablemente, porque piensa que tiene las espaldas más anchas, por ese reconocimiento de la gente. Lo hace ahora, tal vez, porque tiene abrochado un pase al fútbol millonario de los Estados Unidos. Y aprovecha la volada para echarle un poco de tierra a Román y a Bianchi, aunque lo haga con estilo y de manera casi inadvertida. Lo de Silva es peor, porque no tiene el reconocimiento del hincha. Silva empezó el semestre como titular indiscutido y lo termina como cuarto suplente, detrás de Blandi, Viatri y el pibe Di Franco. Tuvo todas las oportunidades que se le pueden dar a una estrella y más. Las desaprovechó a todas. Coqueteó con River en la semana. Pero luego giró para el otro lado y le tiró un ladrillazo a Bianchi y al vestuario, que extasiaron a los periodistas de espectáculos que cubren a Boca. Martín Caparrós explica mejor que yo porque Silva no tiene derecho a abrir la boca (ver acá).
El tema de la legitimidad para hablar es crítico: no cualquiera tiene autoridad moral para decir ciertas cosas, aunque lo que diga sea cierto. Los tipos como Erviti, Somoza, Silva, el mismo Orión, pueden jugar mejor o peor, pero necesitan anotarse algunas estrellas, algunos campeonatos de los pesados, para tener derecho a que la gente de Boca los escuche. Por eso lo que digan Erviti y Silva no cuenta. La respuesta de Angelici fue correcta: "si no quiere estar que se vaya". Lo propio con Silva, aunque en este caso mejor no averiguar si quiere estar y abrirle la puerta de salida.
Mientras tanto, sólo los detractores profesionales de Riquelme se preocupan por cuantos días a la semana va al kinesiólogo o cuantos kilómetros corre. Está en Riquelme saber cuando es la hora del retiro. Pero por ahora no hay en Boca ni en el fútbol argentino alguien en condiciones de reemplazarlo. Esto hace diferente su caso del de Gatti, el Mellizo Guillermo o el propio Palermo, quienes tenían detrás al Mono Navarro Montoya, a Rodrigo Palacios, y a Boselli/Viatri/ Blandi.
Boca necesita resultados. Eso es todo, lo único, que se le va a pedir a Bianchi. O arregla el celular de Dios o tendrá que ir a hacer el trámite con él si no logra arrancar el campeonato que viene entre los tres de arriba en las primeras cinco o seis fechas.

miércoles, 12 de junio de 2013

Feliz Día del Padre (Futbolero)


Mi papá es parte de una generación de hombres para la que estaba prohibido llorar. Recuerdo de entre los primeros consejos, cuando yo apenas comenzaba a balbucear alguna palabra, cuando lloriqueaba por alguna caída o algún moretón, la sentencia concluyente: "a golpes se hacen los hombres". Y la que le seguía era: "los hombres nunca lloran". Ergo, si usted quiere ser hombre, guarde esas lágrimas.
Nunca había visto lágrimas en los ojos de mi viejo hasta aquella tarde del 22 de junio de 1986. Se sabe: aquel día lloraron todos los hombres argentinos, los de la generación de mi viejo, los de antes y los más nuevos. Eran los cuartos de final del Mundial 86 y las imágenes en blanco y negro del pequeño televisor desde el Estadio Azteca del Distrito Federal de México iban con el volumen apagado y acompañadas con la trasmisión de Radio Argentina, donde relataba Víctor Hugo.
Entonces lo ví llorar. Como él y como todos había sufrido aquella guerra de Malvinas del 82. Como él y como todos había una insensata sensación de venganza por aquella guerra. Como si ese partido fuera la continuidad, deportiva, de la derrota de Malvinas. Como si meterle la mano en el bolsillo a ellos fuera justificado (hablo de la Mano de Dios). Ni qué hablar del segundo gol, para despejar dudas. Ese es el de las lágrimas de mi viejo.
Pocas veces lo ví llorar después. Apenas cuando se murió su madre. Y alguna vez que yo me fui. Y algunas más... Seguro que hubo otras, antes. Y después. Pero la primera vez que yo lo ví llorar fue aquel domingo (era domingo ¿no?) a la tarde, solos, ambos, enfrente del televisor.
Aquella tarde aprendí algunas cosas. Ya sabía que el fútbol tiene sus propias normas, distintas de las normas convencionales. No se puede putear ni gritar dentro de casa. Pero putear por fútbol sí que se puede. No se pueden romper cosas en la casa. Pero romperlas por fútbol sí que se puede. No se puede llorar, a riesgo de perder la condición de hombre. Pero llorar por fútbol sí que se puede.
Esta generación de hombres de la que soy parte tiene muchas otras excepciones para las lágrimas. Ya no se estigmatiza al que llora ni se exacerba el sentido de la masculinidad ni se lo emparenta con las lágrimas. De hecho, escribo esto entre las lágrimas que me han brotado mientras leo la nota por el día del padre de Ezequiel Fernandez Moores (ver acá).
Pero lo que importa es ese estado de excepción que involucra el fútbol. Y tanto más importa que lo hayamos descubierto con nuestro padre. Porque de todas las cosas que compartimos, la más linda, la que más nos une, la que más nos hace conversar, es el fútbol. Y en mi caso, es Boca.
Ya conté alguna vez aquí que fuí hincha de River, por mi tío y padrino, en las épocas gloriosas del River de Labruna que, después del 75, se llevaba los campeonatos al tranquito y jugando el mejor fútbol de la Argentina (Fillol; Saporiti/Comelles, Pavoni, Passarella y Hector López/Tarantini; JJ, Merlo y Alonso; Pedro González, Luque y Ortiz/Commisso). Era difícil para un padre luchar contra esos resultados, cuando Boca estaba cuesta abajo después de los tìtulos del 78. Tal vez aprendí entonces, también, que ser un buen hijo era hacerle el aguante con Boca. Tal vez haya podido más la burla por la condición de gallina. Quién sabe. Lo cierto es que le doy gracias por haberme trasmitido ese amor por el fútbol. Y también este amor incondicional por Boca. Porque me hacen una persona más completa. Una mejor persona. Una persona mejor que la que sería si pensara, desde la frialdad de la razón, como el boludo del Gordo Lanata, que mirar fútbol es un deporte de fracasados que creen que ganan lo que no ganan en la vida cuando su equipo gana un partido o un campeonato. Con todo el respeto que le tengo (y sabiendo que esa frase de Lanata fue en el medio de la decisión del gobierno de cambiarle el horario al fútbol para sacarle rating a PPT), debo decir esto: ¡Pobre tipo!
Tal vez, en el fondo, el gran miedo que tenemos como padres, es si podremos lograr trasmitirle ese amor a nuestros hijos. El amor por el fútbol es una forma del amor en general. Que es también una forma del amor por tus padres. Como siempre - ¡puta, que lindo sería ser escritor! - el Gran Martín Caparrós lo dice mejor que yo. Ahí va:
"Yo empecé a llevar a mi hijo (a la cancha) cuando tenía cinco o seis años. Y sigue yendo. Seguimos yendo. Hace 12 años que vamos todos los partidos que estamos acá. Sin duda. Me pasó algo muy genial con eso, que creo que escribo en el libro que traté de que mi hijo fuera hincha de Boca. Cuando nació mi hijo dije –padre permisivo y contemporáneo– que no quiero imponerle nada, que haga lo que quiera en la vida, pero hay una cosa que le quiero imponer, que es que sea hincha de Boca. Porque pensé que cuando sea grande y la perspectiva de una tarde con su anciano padre le parezca la decimocuarta cuestión en su lista de prioridades, le parezca intolerable, quizás todavía podamos seguir viendo a Boca juntos. Entonces vamos a tener algo que hacer, etc. Una noche volvíamos de la cancha de Boca, no me acuerdo qué partido, pero uno de esos buenos que habíamos ganado por Libertadores, volvíamos contentos y como para seguir un poco en clima prendimos la radio de vuelta en el coche y estaba un programa (creo) de Alejandro Apo que estaba entrevistando en ese momento a Iván Noble, que tenía un hijo de tres o cuatro años. Entonces Apo le preguntó si él pensaba tratar de influir para que su hijo fuera hincha de Boca. Iván Noble le dijo sí, porque yo no sabía, pensaba que quizá no, pero me convencí en el libro Boquita de Caparrós que quería que su hijo fuera de Boca porque entonces iban a poder seguir haciendo cosas juntos. Mi hijo estaba ahí, estábamos actuando esas cosas. Nos miramos y nos empezamos a matar de risa. Fue un gran momento. Yo suelo mirar –perdón si ofendo a alguien– con cierta desconfianza a los padres cuyos hijos son de otro equipo. [Risas] Hay algo que no supieron hacer."

viernes, 7 de junio de 2013

La vuelta del Rusito


Vuelve Pekerman al Monumental. No vuelve vencido a la casita de los viejos. Vuelve triunfante, al mando de un equipo que juega al fútbol De Buen Pie, que tiene al goleador más exitoso del año, con expectativas serias de clasificar al mundial de 2014. Y, quien te dice, de animarlo como uno de sus protagonistas. Porque si de algo sabe Pekerman es de jugar para ser protagonista.
El recurso más fácil es atribuirle este presente de la selección colombiana a sus figuras estelares: Falcao, James Rodríguez, Guarín, Teo Gutierrez. Es el recurso más fácil porque el tipo no tiene "buena prensa". Pero los jugadores y el público colombiano tienen otra explicación: José Nestor Pekerman. James Rodriguez dice que el técnico les "cambió la mentalidad". Radamel Falcao dice que aunque de visitantes Colombia le jugará a Argentina de igual a igual para honrar los conceptos que les transmite Pekerman.
Vuelve el director técnico más exitoso de la historia de las selecciones juveniles argentinas. Un prócer, a la altura de Pedernera y Duchini. Vuelve un señor que además de trofeos y copas diversas se llevaba siempre el título de fair play, porque sus chicos jugaban con el ímpetu pero con la buena leche de los jugadores amateurs.
Vuelve el caballero que hizo jugar el mejor fútbol a la selección nacional argentina desde el mundial 94 (por lo menos). Como Basile, sólo ha sido valorado con el paso del tiempo. En la comparación con los que vinieron después (ay). Pero esa selección involvidable en la que debutó Messi en aquella goleada frente a Serbia-Montenegro en 2010 estaba llamada a ser campeona del mundo. No pudo serlo por la lotería de los penales, porque se jugaba de visitante contra el organizador del mundial que era Alemania. Pero no nos pudo ganar. Y sigo creyendo que con Riquelme en la cancha Alemania no habría empatado aquel partido. Porque le facturan a Pekerman el haber dejado en el banco a Messi reemplazando a Crespo con Julio Cruz (perdón José, pero Cruz era un tronco). Pero el cambio, tantas veces explicado por Tocalli, que sorprendió a muchos fue el de Román, que había servido el gol de Ayala en el primer tiempo (tanto que el Ratón no se detuvo a gritarlo sino que salió corriendo a apuntarle con el dedo a Riquelme, quién le había anticipado donde se la iba a poner).
En fin, bienvenido Pekerman. Ahí estaremos esta noche para seguirle diciendo gracias por tantas alegrías. Ahí estaremos con las esperanza de ver buen fútbol, aunque en lo interior sepamos que Sabella se va a achicar y a jugarle de contra, como hacen los directores técnicos de equipos chicos. Seguramente le vaya bien. O no. Pero en tiempos en que la prensa local se levanta para aplaudir a Bielsa, despedido del Athletic Bilbao en mitad de la tabla, del Bielsa que lideró el mayor fracaso en la historia del fútbol argentino, parece justo homenajear al director técnico que nos ha llevado más lejos desde el Francia 98.

lunes, 3 de junio de 2013

Primero los hombres, luego las divisas

Mientras escribía el título de este post me acordé de Chist, la antología de Les Luthiers que fui a ver el mes pasado al Gran Rex, tan genial como toda la obra de estos capos. Lo de las divisas era por el juego de palabras: tenían que cambiar el himno y usaban "divisas" en doble acepción, la de los trapos y la de guita, y entonces decían - a tono con Lanata y para delicia de los espectadores que aplaudían a rabiar - que se especializaban en "lavar divisas". Me sorprendieron mucho estos guiños políticos de Les Luthiers - por ejemplo, la referencia a la actualidad cuando para cambiar el himno nacional tenían que truchar la fecha de la independiencia (1811) para que rimara con el nombre del presidente (Negrete, 1807)... "cambiar la historia", decía Rabinovich mientras el Gran Rex lo vivaba como si fuera un dirigente político.
Pero lo que inspira este post son las muy precisas palabras de Ramón Díaz durante la semana (ver acá), luego de la derrota por penales de Boca, que desató una ola de críticas a Carlos Bianchi, a sus planteos, a sus cambios, etc. Ramón Díaz está más allá del bien y del mal. Puede dar cátedra de como se juega al fútbol adentro y afuera de la cancha. Puede caer en la chicanita divertida de los chupetines o decir, como en estos días, que Bianchi y Boca merecen respeto, que han ganado todo, que no merecían perder, que la definición fue emocionante.
Y entonces voy al grano: Ramón Díaz - tal vez no River - merece ser campeón. El Pelado le hace bien al fútbol argentino. Nos hace mejores en varios sentidos diferentes. Y, en el caso de River, hizo un cambio radical en ese equipo medroso de mitad de tabla que conducía Almeyda. Con los mismos jugadores - con menos, porque perdió a Trezeguet - tuvo un verano soñado, un comienzo de campeonato firme, aunque ahora parece desinflarse un poco.
Tal vez no sea campeón si Newells gana esta noche. Pero hay que darle crédito a un señor que armó un rejuntado con lo que le dejaron y jugó siempre a la altura de la historia de River - que es, por supuesto, absolutamente de la A. Ramón inventó a Alvarez Balanta, transformó a Vangioni en un alfil temible, probó con Díaz y Lanzini para jugar con enganche aunque no tenía un jugador de jerarquía para jugar de enganche, y resucitó a Ledesma que estaba en el olvido para ser el mejor volante central de este campeonato.
Eso hizo Ramón. Solito. Es el mejor alumno de Angel Amadeo Labruna. El que nunca renuncia a ser protagonista, con un plantel lujoso o con el Falcon en San Lorenzo, sea que tenga a Francescoli, Saviola, y Angel o que tenga a Funes Mori, Mora y Lanzini. Va al frente. Como lo demanda la historia de los equipos grandes (note la diferencia con técnicos respetables de equipos chicos, como Falcioni, Alfaro, Zielinski, etc.)
Por eso, amigo lector, aunque sorprenda viniendo de un bostero, quiero que River gane este campeonato. Más por Ramón que por River. Pero quiero que lo gane. Y me parece de una injusticia brutal que luego de la derrota de ayer ante Argentinos algunos salgan a masacrarlo y a exigirle el campeonato cuando hace 15 fechas se conformaban terminar en la mitad de la tabla y juntar puntitos para no sufrir con el promedio. Porque no se olviden que a River no vinieron Aimar, Mascherano, Demichelis, y Saviola. Vinieron Vangioni, Botinelli e Iturbe. Nada más.
Ayer pudo ganar cuando le sacaron el gol a Funes Mori. Y luego Gonzalez Pirez - que entró por Maidana lesionado - volvió a jugar como jugaba con Almeyda y le entregó los dos goles a Argentinos. Por eso perdió River.
El post ya está largo para hablar de Boca pero, resumiendo, digamos que vimos un partidazo en el duelo contra Velez. Un golazo de tiro libre de Insúa y un muy buen gol de Blandi (mire los movimientos del 9 de Boca acomodándose en el área para encontrar mejor el centro de Erviti). Algunos errores, sí. Que ocurren siempre cuando se juega a esa velocidad. Pero hubo llegadas, juego asociado, y excelentes rendimientos individuales, como los de Clemente, Sanchez Miño, Erviti, Erbes, y Blandi, que confirman que hay futuro si se consigue un marcador central de jerarquía y experiencia. Hay futuro, ante todo, si el que conduce es Bianchi.
Porque primero vienen los hombres y luego los colores. Boca quedó fuera de la Copa Libertadores. Pero, por Bianchi, merecía pasar. River, por Ramón, merece este título.

sábado, 1 de junio de 2013

Mourinho y Bielsa: adioses humeantes


Es el final de Mourinho en el Real Madrid y de Marcelo Bielsa en el Athletic Bilbao. Las llegadas del técnico luso y del argentino a la liga española fueron recibidas con gran expectativa dentro y fuera de España. Jugosos salarios, plantillas poderosas, equipos de tradición muy rica, aficiones muy fervorosas, y aspiraciones serias de ganar en torneos nacionales y continentales.
Llegaban ambos con mucha prensa a favor, aunque se los describiera como representando estilos diferentes. Porque más allá de ciertas asimetrías, son dos "tacticistas", como diría Pucho Pagani. Y tienen, además, en común, una trayectoria nula como futbolistas en el fútbol profesional. Es decir, se trata de directores técnicos que nunca jugaron al fútbol.
Mourinho luego de sus éxitos en el Inter de Milán, donde supo eliminar al Barcelona de Pep Guardiola, venía justamente para desplazar de su trono al Barsa. Tenía también  en el Inter una plantilla de lujo, por lejos la mejor del fútbol italiano y una de las más competitivas de Europa. Sin embargo, sus logros fueron destacados como si se tratara de un modesto equipo de la liga, digamos, de Grecia.
Bielsa, por su parte, llegaba a Europa luego de un paso muy ponderado por la selección chilena, a la que clasificó al Mundial de Sudáfrica jugando bien, con resultados muy halagüeños, en el segundo lugar de la Conmebol. Sin embargo, el seleccionado chileno tuvo un paso apenas discreto por el Mundial 2010: le ganó a los que tenía que ganarle y perdió sin atenuantes con los que tenía que perder (Brasil y España). La prensa amiga vió otra cosa y lo describió como una gesta.
Tal vez eso mismo digan en unos meses de Mourinho y de Bielsa sus periodistas militantes. Los Víctor Hugo, los Niembro, los Alejandro Fabbri. Tal vez hablen de los éxitos de Mou en el Madrid y de Bielsa en Blbao. Por eso, vale la pena recordar los números de esas campañas y las imágenes de las despedidas de ambos. Naturalmente que la salida de Bielsa es menos escandalosa. Pero eso es sólo una cuestión de estilos.

Mourinho: En tres años de contrato, jugó 178 partidos, con 128 triunfos (72%), 28 empates (16%) y 22 derrotas (12%). Títulos: ganó una liga española, una Copa del Rey de España, y una Supercopa de España (o sea, nada para los 16 millones de dólares por año que embolsó desde el 2010).

Bielsa: En dos años de contrato, jugó 113 partidos, 42 triunfos (37%), 31 empates (27%) y 39 derrotas (36%). Títulos = 0 (jugó dos finales, de la Europa League y de Copa del Rey).

Mourinho se va porque quiere, en medio del fracaso por haberse quedado con las manos vacías, después de prometer la gloria. Se va, además, en medio de escándalos con el emblema del Madrid y mejor arquero del mundo, Iker Casillas. En el caso de Bielsa, el equipo vasco decidió no renovarle el contrato.
Seguirán ambos sembrando humo - sea en Inglaterra, sea en Brasil - para el placer de sus incondicionales, que miran sus estadísticas cuando vienen bien y se olvidan de los números cuando les toca partir. Y después critican a Bianchi!!!





miércoles, 29 de mayo de 2013

Ceca


Sabemos lo que viene a continuación. La carnicería de los que esperaban agazapados un transpié para caerle con todo a Bianchi y a Riquelme. Y, de paso, seguir alabando al "mejor ñuls de la historia", como escribió Perfumo.
Vamos a los hechos: luego de una primera ronda tambaleante, perdiendo dos de tres partidos de local en la Bombonera, Boca pasó a octavos porque el árbitro no le cobró al Barcelona de Ecuador un penal claro de Caruzzo desde atrás en la última jugada del partido en la Bombonera. Desde entonces, y contra todos los pronósticos, Boca no volvió a perder. Fue muy superior al último campeón de la Libertadores y del Mundial de Clubes, Corinthians, en la ida y le ganó 1-0. Fue superior en el primer tiempo de la vuelta, y terminó empatando el partido de visitante 1-1. Luego, en el partido de cuartos, enfrentó al "mejor ñuls de la historia" y mereció ganarle el partido de la ida y el de la vuelta. Le creó, en la Bombonera, no menos de seis situaciones claras de gol (los resúmenes de la tele contaban diez), mientras que Newells pateó su primer tiro al arco a los 25 minutos del segundo tiempo y tuvo apenas dos llegadas mas o menos claras en todo el partido. En la vuelta, Boca creó las cinco situaciones de gol más claras del partido, a pesar de haberle regalado la posesión a Newells. Tres tiros de más de cuarenta metros (dos de Vergini, uno de Mateo) fue todo el peligro que los de Martino le pudieron generar a Boca.
Lo que hizo la diferencia, en el trámite de los partidos, fueron las expulsiones. La de Burdisso en la ida, porque lo dejó afuera de la vuelta. La de Clemente, porque Boca pasó de casi anotar el primer gol (que obligaba a este pobre Newells a hacer dos) a quedarse con diez y transformar el 4-4-1-1 en un 4-4-1, con Nahuel Zárate en lugar de Blandi. Ese cabezazo en el palo de Blandi, su anterior cabezazo que salvó en la línea Casco, y la posterior expulsión de Clemente (injusta porque no hubo falta en la jugada de amonestación, pero justa porque casi le pega un cabezazo al mediocre árbitro Delfino) son las jugadas que definieron el partido.
Los hinchas de Boca que estaban cerca maldicieron el cambio de Blandi y reclamaron presionar más arriba, como en la Bombonera. Otros preferimos darle la derecha a la experiencia de Bianchi. En cualquier caso, el partido parecía estar casi solamente para aguantar.
Newells, en su timidez del partido de ida, apenas si se acercó a las inmediaciones del área de Orión. Y Boca, justificado por el hombre de menos, cerró el partido a los 25 minutos del segundo tiempo y se entregó a los penales. Tal como lo habíamos anticipado la semana pasada, luego del partido de ida (ver Camino a los Penales).
Y cuando se entrega a los penales, uno se entrega a la suerte. Es cara o ceca. Confieso que en todo momento pensé que ganaba Boca. Lo pensé en la ida, a pesar de la expulsión de Burdisso. Lo pensé en la vuelta, aún después de la expulsión de Clemente. Me emocioné mirando la arenga de Bianchi antes de patear los penales, emulando las noches de gloria del Toto Lorenzo o del propio Virrey, mientras del otro lado el Tata Martino ponía cara de "bien muchachos, no importa, todavía nos queda el campeonato". Hasta los más acérrimos antibosteros imaginaban un triunfo de Boca. Porque este Newells, como los equipos de Bielsa, como los equipos de Martino, solo pueden ganar campeonatos por varios puntos. No tienen presencia de ánimo para jugar finales. Si ellos te ganan una final es porque la perdiste vos. Y esta noche, hasta en la serie de penales, fue también así. Román, Caruzzo, Nahuel Zárate, y el Burrito Martínez desperdiciaron las oportunidades creadas por las debilidades de carácter de los jugadores de Newells. Y Orión se comió el penal que Tonso le entregaba en las manos.
Todo esto es historia. Pasó Newells. Lo demás es verso. Verso la comparación con el Barsa de Pep, porque salen jugando de abajo... para que Heinze la revolee igual que el Chiqui Pérez.
De todas formas, en el terreno de la autocrítica, este semestre deja a Boca con las manos vacías y sin proyecto futbolístico. A Román y a Bianchi en deuda, mientras del otro lado del televisor Falcioni se atraganta de risa y Angelici se reclina en el sillón pensando en el bingo, porque tiene las espaldas cubiertas por los próceres. Es cierto que Boca fue superior a Corinthians y a Newells. Tan cierto como que Boca no puede jugar siempre así, con un solo delantero o con ninguno. Porque si crucificamos a Falcioni por sus tics de técnico de equipo chico, hoy hay que admitir que Boca pudo haber hecho algo más para anotar un gol.
Es demasiado pronto para balances, pero una vez más se confirma que la vuelta de las glorias a Boca tiene de malo lo que tiene de bueno. Asegura agallas, experiencia, y aplomo, pero pone el listón en lo más alto. Hoy, si perdía Newells, que mereció perder la ida y la vuelta, no pasaba nada. Pero si pierde Boca es fracaso y tragedia. Mientras se mire la tabla de los promedios con la atención que se merece, lo demás importa poco. Ya no habrá Libertadores el año que viene.

martes, 28 de mayo de 2013

El Boca "B": No le gana ni a Lanata

Como estarán las cosas en este país que un señor gordo y deformado, vestido con buzo de selección y pantalones cortos, le ganó la noche del domingo al partido de la fecha, entre el puntero del campeonato - dice el mariscal Perfumo que es 'El mejor ñuls de la historia" - y el club más grande y popular de la Argentina. Como estarán que cambian el horario de los partidos del domingo para ganarle en el rating - como afirmó con sinceridad Mariotto - y acallar las denuncias de corrupción. Lo único que lograron es que todo el país hable de Lanata y sus investigaciones, que a esta altura son apenas un refrito de un conjunto de testimonios y denuncias referidos a robos y actos de corrupción que ya conocíamos y que nadie investiga porque todavía están en el poder los criminales (aunque hay que valorar que algunos testigos se animen a decir eso en cámara y frente a millones de personas, a pesar del riesgo de las represalias... no se olviden de Cabezas). Ni siquiera un 4-0 pudo hacer la diferencia. Se imaginan si hubiéramos tenido el típico empate en cero en el que se prestan la pelota a esperar que pase el reloj?
Boca, este Boca muleto, no le puede ganar ni a Victor Hugo Morales. Porque no se toma en serio estos partidos que no valen nada. Porque jugar el torneo, en este contexto, es un castigo para el jugador elegido.  Porque no tiene identidad ni objetivos. Así comenzó River su inexorable camino a la B. Habría que tomar nota de cara a lo que viene.
Newells, creo, es bastante menos de lo que lo pintan. Pero goles son amores, y Boca empezó el partido con un penal y gol en contra. La expulsión de Magallán terminó de encaminar el triunfo de los de Martino. No hubo lujos ni floreo, pero la distancia podría haber sido incluso mayor de cuatro. Por eso entró Ribair por un delantero, para reforzar el mediocampo y parar la hemorragia.
Mientras tanto, los hinchas de Newells se empacharon de goles. El Tata Martino salió a declarar, ahí mismo, en el Parque Independencia, que el partido del miércoles es una cosa completamente distinta de la goleada. Que los cuatro goles no condicionan la manera de encarar el partido ni de Newells ni de Boca. Pero las figuras de ambos equipos, Scocco y Riquelme, desmintieron al Tata. Scocco dijo que el 0-0 de la ida fue una casualidad, que se explica por el mal partido de Newells (y un buen partido de Boca). Riquelme, por su parte, metió otro pase de magia para transferirle toda la presión a la Lepra: después de la goleada del domingo, "el favorito es Newells", dijo Román.
Los jugadores inteligentes ven cosas que los periodistas desconocen. Sólo ellos escuchan hablar a los rivales, los sienten trabar y pelear las pelotas divididas. Sólo ellos pueden semblantear si el rival va a aflojar o va a sacar fuerzas de donde no hay para llevarse lo que quiere. Vimos algo de eso en los dos duelos frente al Corinthians y luego en la ida frente a Newells. Boca no tiene fútbol para dominar a ningún rival de fuste. Suple esas falencias con orden, disciplina, presencia de ánimo, y el talento de Riquelme. Ningún hincha de Boca se va a poner colorado si Bianchi vuelve a sacar al Burrito Martínez para reforzar el mediocampo con Sanchez Miño. Es lógico. Y no tiene que ver con el sistema sino con los momentos individuales de los jugadores. No se trata de preferir un 4-4-1-1. Bianchi no hubiera sentado en el banco a un Mellizo Guillermo o a un Chelo Delgado para agregar un volante en un partido definitorio. Pero el problema del Burrito Martínez es que, en las difíciles, el Burrito no le devuelve la mirada. Usted se acuerda...

viernes, 24 de mayo de 2013

Camino a los penales

Newells (o era la selección de Paraguay?), consiguió el empate que vino a buscar a la Bombonera. Boca se lo llevó por delante en el primer tiempo y lo dominó por momentos en el segundo. Le creó seis situaciones claras de gol. Las únicas dos de Newells fueron en la última media hora de partido, cuando las reservas de piernas comenzaron a flaquear en Boca.
O sea, Boca mereció tal vez llevarse una ventaja, si alguien debía ganar este partido. Los argumentos de Boca fueron tan pobres como siempre. Los centrales la revolearon, los laterales pasaron poco, y por separado. Pero, con mucha actitud, los de Bianchi se impusieron a las figuras de Martino, ganando todas las divididas y empujando con más animo que fundamentos.
Tal como anticipó Riquelme en la previa, Newells es un equipo que acumula muchos defensores y que le sienta bien el juego de contragolpe. Martino se llena la boca hablando de posesión y manejo de pelota. Y a los periodistas amigos les hace decir que juega con un clásico 4-3-3. Pero los que estuvimos en la cancha vimos otra cosa: 4-5-1. Así y todo Scocco es temible. Pero Newells vino a hacer el negocio de llevarse el puntito a Rosario y definir la serie allá. Comenzaron a hacer tiempo a los 30 minutos del primer tiempo. Y cuando avisó sobre el cierre del partido que iba a hacer entrar un delantero (Urruti), todos sabíamos que el que salía era Scocco y que lo que buscaba Martino era hacer correr el segundero.
Boca volvió a jugar como el equipo copero que es, más allá de las diferencias en la tabla de posiciones en el torneo local, y sin perjuicio de las serias limitaciones futbolísticas de las que adolece en este semestre. Somoza, Erbes, y Erviti redondearon un muy buen partido. A pesar de algunos sofocones, Marín y Clemente se afirman en las bandas. Y Caruzzo y Burdisso cumplieron en la zaga. Blandi genera peligro. Riquelme tuvo un partido discreto. El Burrito Martínez otro partido para el olvido.
Ahora, y retomando algo que dijimos luego de la victoria frente al Corinthians en la ida, lo fundamental era irse con el arco invicto. Un 0-0 es naturalmente no tan bueno como una victoria. Pero es el mejor resultado posible entre los malos resultados. Porque, reafirmando el diagnóstico del mellizo Guillermo respecto del partido de vuelta en Brasil, un gol en Rosario obliga a Newells a hacer dos.
En síntesis, el 0-0 es buen resultado para Newells, que vino a buscarlo y mereció perderlo. Y es buen resultado para Boca, que no mereció ganarlo y que queda en buena posición de cara a la revancha. Excepto por un detalle: Viglione, de buen arbitraje, le dió a Newells un regalo de lujo en su salida de la Bombonera. Expulsó a Burdisso por una... falta en ataque!!! Un agarrón en el área, en la última jugada del partido, que era un córner que pateaba Riquelme. El defensor de Boca se mueve, el de Newells lo amarra, el juez saca dos amarillas, se olvida (????) que esa amarilla equivale a la expulsión de Burdisso, y lo deja afuera del partido de vuelta. Alguien podría responder que el que se queda afuera es Guillermo, no Nico Burdisso. Que es prescindible. Pero se olvidan que su reemplazante natural es Chiqui Pérez, el asesino serial con records de tarjetas amarillas y penales en contra.
De modo que el título, "Camino a los penales", tiene un doble sentido. El primario es que tanto Boca como Newells se enamoraron del 0-0 y si esto sigue así la serie terminará en tiros penales. El sentido accesorio es que, aún sin saber quien dirige el partido de vuelta en Rosario el próximo miércoles, probablemente Newells tenga al menos un penal a favor. Hay que hacer un gol temprano y cruzar los dedos.

martes, 21 de mayo de 2013

El fútbol, un "buen producto"


Para ser claro: si cambian el horario del partido del domingo a las 21:30, sin dudas miraremos el partido de Boca vs. Newells. Pero cuando llamen para preguntar qué canal estamos mirando, diremos que estamos mirando a Lanata en el 13. Con eso dicho, avancemos.
La fijación de la fecha y horarios de los partidos es una potestad legal de la AFA. No es, no debería ser, una cuestión comercial ni política. Los intereses que cuentan son los de los equipos que se enfrentan y los de sus hinchas. Uno puede aceptar, excepcionalmente, partidos a puertas cerradas, partidos a las 10 de la mañana, partidos de noche, partidos simultáneos, por razones que tienen que ver con lo deportivo (títulos y descensos), con la seguridad (hora de salida, congestionamiento, riesgos de enfrentamiento). Pero sólo esas razones deberían invocarse cuando se trata de cambiar horarios y días de partidos.
El gobierno, en cambio, anuncia el cambio de horario por "razones de rating". Mariotto las blanquea: "no se trata de cuestiones políticas" (ver acá): "La decisión de cambiar de horario de los partidos es por rating y para competir contra un buen programa como el de Lanata... El programa de Lanata volvió a poner un alto rating los domingos a la noche. Y si tenemos un buen producto, ¿por qué no salir a competir?". También dice acá,  que dados los millones que aporta Fútbol Para Todos, River y Boca deberán aceptar el horario que le imponga Mariotto.
Se agradece la franqueza de Mariotto. El fútbol, dice Mariotto, es "un buen producto". Contrasta con la hipocresía del impresentable Cherquis Bialo, desde hace varios años vocero de la AFA, lo que es decir portavoz de Grondona. El clip que encabeza este post contiene las declaraciones de Cherquis, editorializando acerca de las bondades y las calidades periodísticas del programa de Lanata. Que si denuncia, que si no denuncia. Que si lleva pruebas a la justicia, que si no las lleva. Que si marca la agenda, que si es el centro del mundo.
Primero: de lo que tiene que hablar Cherquis es de los horarios de los partidos, para lo demás preferimos pedir opinión a personas menos analfabetas que Cherquis. Segundo: Las denuncias de Lanata también salpican a la AFA (en una dirección parecida a lo que la salpicó la investigación de la AFIP), pero de eso Cherquis no dice nada.
Finalmente, hablemos de la cuestión del medio de comunicación que usa Cherquis para desmentir a Lanata y justificar el cambio de horario. Cherquis, es decir Grondona, sale a fijar la posición del gobierno, que es también la de la AFA de Grondona, en el programa de Victor Hugo Morales, el relator del relato oficial.
Y hay aquí otra ironía del destino que no hay que pasar por alto. La biografía de VHM (“Víctor Hugo. Una historia de coherencia y convicción”) auspiciada por el propio VHM la escribe un ignoto productor que trabaja para el uruguayo, un tal Julián Capasso, un pibe de 25 años. Los que seguimos a VHM desde hace más de tres décadas, los que lo escuchábamos cuando Julián todavía no era un embrión, recordamos al uruguayo despotricar contra TyC por usar de forro al fútbol, por subordinar el deporte a la tanda y a los intereses comerciales. Buena parte de la credibilidad que alguna vez tuvo VHM fue construida por esas denuncias, que él hacía casi en soledad. Porque el planteo de VHM era correcto: era cruel hacer jugar el mundial de México al mediodía con 37 grados de temperatura. Y cruel hacer jugar de noche partidos que se podían jugar de día para calentar la pantalla de los viernes a la noche (como allá por el 91 cuando comenzaron los partidos de los viernes con aquel famoso partido en el Monumental en el que el Pelado Díaz volvió a River, cuyo DT era Passarella, debutando frente a Rosario Central). Tenía razón VHM cuando censuraba el uso, la manipulación del fútbol, por un puñado de billetes. Tenía razón VHM cuando denunciaba a Grondona.
Pero los tiempos cambian. VHM ya no denuncia el uso del fútbol sino que lo consiente (entre otras cosas porque así puede explicar el magro rating de su pobre programa periodístico de los domingos a la noche). Ya no se queja de los horarios sino que los celebra (porque se trata de ganarle a Lanata). Ya no denuncia a Grondona, sino que le da voz y le da la razón. ¿Se puede explicar esto solamente a partir de las "convicciones"?
Hoy la AFA decide si cambia el horario o lo deja como hasta ahora. Boca y River, los directamente involucrados, están en contra. La responsabilidad última, la única, es la de los dirigentes del fútbol. Hay que hacerse cargo. Si decíamos de la AFA que era un títere de TyC cuando TyC le armaba la grilla de partidos, no hay razones para decir algo diferente ahora que la arma el gobierno.
Boca se juega el año en estos tres cruces con Newells y esto es lo único que a mí me importa. Si estos cambios tuvieran secuelas deportivas le vamos a pasar la factura a la presidenta. Porque el fútbol le gana a Lanata (y a Tinelli, y a Susana). Pero Boca le gana a Cristina y al Frente para la Victoria.
Si quieren disipar las denuncias e investigaciones de corrupción lo que tienen que hacer es echar a los chorros. O conseguir chorros más leales que no le den carne a Lanata. O chorros más inteligentes que no dejen rastros para que los persigan los fiscales. Lo que tienen que hacer es desmentir las denuncias. Lo que tienen que hacer es presentar pruebas que ridiculicen las denuncias. Pero no jodan con Boca.

lunes, 20 de mayo de 2013

Magnates, máquinas lavadoras, y resultados puestos

Lo que hizo Segura la semana pasada fue blanquear un rumor que desamina. Ese que dice que el campeonato y los descensos están arreglados. Que los arreglos se hacen un buen tiempo antes de empezar a jugar los campeonatos. Que este lo gana River (y sube Central). Que se salva Independiente. Que así como Banfield se fue a la B tres años después de conseguir el título, le toca ahora a Argentinos el descenso, tres años después de su último título. Que a Velez le toca el título del año que viene y que en este tenía que ser cola. Estas cosas nos dan asco, especialmente cuando uno de los protagonistas - Segura en este caso - sale a desmentirlas, que es una manera de confirmarlas para los que sabemos que clase de sujetos llega a ser dirigente de nota en este fútbol profesional. A uno le dan ganas de no ver más fútbol. Total, no se juega a nada y encima el resultado, que es lo único que motiva a ver un partido en vivo, ya ha sido fijado hace meses.
Pero más nos revuelve el estómago confirmar viejas sospechas vinculadas a las compras de jugadores por empresarios particulares, en violación de las normas vigentes. Y no ya sólo que compran jugadores, sino que además usan dinero negro. Han transformado el fútbol en otra máquina lavadora de plata. Como los rusos y demás magnates asiáticos que se compran clubes para darse los gustos, jugar un ratito con sus ídolos, y de paso meter en el circuito legal los mangos sucios de la corrupción.
Hace casi tres años, ya afuera del mundial 2010, palpitábamos el comienzo del campeonato argentino y descubríamos a Gio Moreno, anticipando la llegada de un crack (ver acá). Le deseábamos suerte al colombiano. Lo comparábamos con Román. Pero nos preguntábamos:
"A proposito, de donde saca la guita Racing para comprar tan bien? Bieler, Hauche, Ayala - no tan bien en rendimiento, Litch, ahora Toranzo, Pillud y Moreno, por el que Racing paga 2 millones por el 35% del pase. En total llevan gastados mas de 20 palos verdes... no era que estaban de nuevo al borde de la quiebra?"
Esta noche, tres años después, conocemos la respuesta. El circuito de dinero sucio que se lava en el fútbol sale de Olivos, pasa por Lázaro Báez, que le tira un centro a Miguel Pires, que luego hace los goles comprando a nombre propio o de otros testaferros. De Pires también habíamos hablado antes, en ocasión de la salida de Sabella de Estudiantes. Pires era el que acostó a Hidalgo (quien, a su vez, había acostado a Mascardi) y se había quedado con la representación de Verón. Se decía entonces que Verón estaba usando dineros propios para comprar los buenos jugadores que salían de Estudiantes y otros buenos que venían de afuera. Se sabe ahora que el que compraba era Pires con guita que le habilitaban Lázaro Báez y Nestor Kirchner. Por Pires no pudo llegar el Tecla Farías a Estudiantes (y el Tecla lo dijo al aire). Por Pires llegó Mercado a Estudiantes, aunque Sabella había pedido un lateral, Litch. A Pires le dieron el negocio por Enzo Perez, que el representante de Verón embolsilló completito para él (seguro habrá repartido, aunque a Estudiantes sólo le dejó de "seña" a Mariano González). Nada de lo que decimos es estrictamente nuevo. El primero en tirar del piolín fue la revista Un Caño (ver acá la nota sobre Pires). Pero cuando se juntan las pistas y se presentan de manera convincente, las dudas de entonces se transforman en la indignación de ahora. Por las bolsas de consorcios llenas de dólares. De los giles que vamos a la cancha a pedir amor por la camiseta, y que vamos convencidos de que la suerte, el destino, o la inspiración del talentoso pueden definir un resultado. Un resultado que definen esos que nunca jugaron este deporte. Pero que se llenan los bolsillos con él. En esta cloaca han transformado al fútbol argentino estos hijos de puta.

domingo, 19 de mayo de 2013

Videla, Mourinho, y el Boca del fondo: se van

Ha sido una semana cargada de hechos futbolísticos y de los otros. La muerte de Videla también tiene que ver con el fútbol, porque la foto del Mundial 78, la que lo une a Passarella, la de la primera copa del mundo para la Selección Argentina, ya esta allí y estará para siempre. Ya nadie reivindica al dictador. Y muchos de los protagonistas de aquel título del 78 parecen sentirse con la cola sucia. Yo era demasiado niño para tener otro recuerdo que la multitudinaria marcha de bocinas y festejos en el centro del pueblo, enfrente del bar Ideal. Y aunque uno no haya tenido nada que ver con el dictador, aunque lo haya odiado e insultado, es innegable que hay un pedazo de uno, un retazo de nuestra historia, que se va con Videla. Porque Videla era argentino y no salió debajo de un repollo. Videla era futbolero y socio vitalicio de River, además de genocida, asesino, e hipócrita. No se festejan las muertes. Pero tal vez haya que festejar que uno de nuestras vísceras más oscuras se va por el inodoro. Así parecen haberlo entendido la mayoría, aunque no faltan miserables que siguen jugando un partido que se terminó hace décadas, y que prefieren acordarse de módicas palabras elogiosas de Van der Kooy luego de una entrevista con Videla, que de acordarse de las loas y del fomento de la represión ilegal que promovía el canciller Timerman desde el diario La Tarde (ver acá).
En España, mientras tanto, Mourinho cierra esta semana una temporada sin títulos. Con el Barcelona sin Pep y con Tito afectado por el cáncer, el Real Madrid juntaba todos los boletos para una temporada de gloria. Pero los partidos importantes se le fueron escapando por el camino. Y entre la derrota ante el Dortmund por la Champions, el título de liga del Barsa, y la derrota ante al Atlético de Madrid por la final de la Copa del Rey, se ha quedado con las manos vacías, y con el gran Iker Casillas en el banco de suplentes. El propio Pellegrini, a quien Mourinho supo ningunear por magras campañas, supo ser más exitoso que el Real Madrid en este ocaso. Encima, Mourinho no deja nada como herencia, porque todo lo tiene para ofrecer, cuando lo tiene, son resultados. Pero si los resultados se le niegan, a los propios le queda el sabor de haber perdido con él en el banco. Con Mourinho perdió el Madrid el señorío que lo hizo el mejor club del mundo. Lo rebajó al infierno de la bravuconada barata y la vulgaridad del mal perdedor. Florentino lo eligió como lo eligieron a él: por ser el más rico y el mejor pago. Ese trío, Florentino, Mou y CR7 se van con el rabo entre las pienas masticando la derrota más humillante, frente al rival del pueblo, que no junta ni con su plantel completo un valor semejante al 10% de lo que gasta el Madrid en papel higiénico. Sin embargo, por razones difíciles de descifrar, salvo la prensa catalana, casi nadie castiga al trío como se merece. Estarán comprados. Ni Pepe, su carnicero, ha sido tan domesticable. Y termina en el banco de suplentes por haber apoyado a Iker, porque es rústico para el fútbol pero astuto para adelantar lo que viene, que es la reivindicación de Casillas en el Madrid, venga quien venga. Habrá que ver si los foristas que lo alababan en las victorias (por ejemplo, Matías de http://fobal2000.blogspot.com.ar/) vendrán ahora a despedir sus restos o si se quedará solo como Videla. Volverá al Chelsea, a su gran amor, con el caballo cansado y su prestigio inmaculado... de traductor.
Para el final queda el Boca que aparece cuando el agua ha superado la línea del cuello. El de anoche no fue el equipo titular y pareció temerario arriesgar a Orión, Clemente, Erbes y Martínez en un partido intrascendente. Pero, como dice el sabio de Liniers, una victoria atrae la siguiente y anoche hasta el Chiqui Perez jugó más o menos bien y con más confianza. De los pies de Sanchez Miño, Paul Fernandez y los tres delanteros salió buen fútbol, toque, y presión arriba. Por las dudas que no lo haya notado, Boca jugó con dos wines (Acosta y Martínez), un 9 de punta, y dos delanteros que van más de lo que vuelven (Sanchez Miño y Fernandez). La vuelta al gol del Burrito Martínez es otro hito auspicioso. Porque como las victorias, los goles también traen goles. Boca dominó el partido de punta a punta frente a un rival apático y con poco poder de fuego. Pudo sufrir el empate sobre el final, sin embargo. Porque Colón tiró el último resto en cuatro pelotas paradas que pusieron a prueba la firmeza de las manos de Orión y las cabezas de los centrales. Pero se impuso. No recibió el gol. Anotelo para lo que viene. Para evaluar la evolución de este Boca. Y también las respuestas de sus rivales. Bianchi y Riquelme, curtidos en esto de las declaraciones previas a los partidos decisivos, insistieron en el favoritismo de Newells, puntero del campeonato, frente al que va decimonoveno en la tabla. Scocco y Maxi Rodríguez no se hicieron cargo. Ellos, sólo ellos, los rosarinos, dan como favorito al Boca de Bianchi.

jueves, 16 de mayo de 2013

Cerrando bocas en una pierna


Que hablen ahora. Que nos expliquen que es quilombero, camarillero, mala leche, pecho frío. Que no puede jugar más. Que es muy lento. Que no hizo la pretemporada. Que no corre a nadie. que voltea técnicos y directivos. Que está viejo. Que el Pochi Chavez es mejor.
Boca sacó pecho en Brasil y dejó afuera al todavía campeón de la Copa Libertadores y último campeón del mundo, al Corinthians de Pato, de Emerson, de Guerrero, de Romarinho. Definiendo la serie de visitante. Hizo un gol. Obligó a hacer tres. Se comió uno. Pudo haber sido goleado. Debió haber tenido un penal en contra y otro gol por offside mal cobrado.
Pero en el balance fue superior en la Bombonera y no fue tanto menos en el Pacaembú. Al menos hasta que se fue Román. Porque Boca pateó tres veces al arco. Corrijo: Riquelme pateó dos veces al arco y sirvió el otro tiro, el de Blandi. Y eso fue todo. El primero es el golazo del video de arriba. El segundo lo sacó el arquero, pero el rebote le cayó a Blandi, que increíblemente la tiró por arriba. Y la tercer llegada fue también por pase en cortada de Román para Blandi.
En términos individuales, un buen partido de Somoza, Erviti y Blandi. Los defensores jugaron bien, aunque siempre es más fácil cuando se juega replegado sobre el arco propio. Orión tuvo una noche para el olvido. Sanchez Miño un partido flojo.
Y Román, en una pierna, fue nuevamente la figura y el goleador del partido. El único héroe en este lío. Para desempolvar el Topo Gigio. Para cerrarle la boca a los bocones. Para darle la razón a Pucho Pagani, que imaginó un partido con todos colgados del travesaño apostando a una pelota parada de Riquelme. Eso fue.
Se viene Newells. El mejor equipo del fútbol argentino, dicen. Puntero del torneo local y a paso firme en la Libertadores. Martino, el alumno dilecto de Bielsa (qué pena que haya que decir eso del Tata, que era un JUGADORAZO!!), dijo que prefería a Boca que al Timao. Será porque lo considera el más débil. Vamos sin pronóstico, pero con una intuición, porque se trata de jugar finales. Usted sabe.

martes, 14 de mayo de 2013

El río suena...

Apenas hay que saber sumar y restar para comprender que el operativo para mantener a Independiente en la A, ahora que ya no hay promociones, está marcha y con viento a favor. No se cuidan ni de pilotearla un poquito Grondona y sus secuaces.
La posibilidad de que Argentinos hiciera las veces de Banfield el año pasado sacándole las castañas del fuego a San Lorenzo estaba ahí. Pero la seguidilla de resultados negativos, arbitrajes dudosos, y decisiones equivocadas desde el banco de suplentes desataron los rumores. No eran rumores de periodistas o traficantes de secretos. Son los que apenas saben sumar y restar los que suman y restan y sacan conclusiones. Brindisi dice que no, pero al final dice que sí, convencido por Grondona, presidente de la AFA, y de Marconi, jefe de uno de los sindicatos de árbitros. Dicen ellos que tienen derecho a intervenir, por ser hinchas del rojo. Dice Marconi que el SADRA no va a beneficiar a Independiente, que no lo va a dirigir. Claro que va a dirigir a sus rivales directos...
El domingo pasado, Delfino bombeó a Lanús con la expulsión de Pizarro en el primer tiempo, que fue decisiva para la suerte de Lanús. Este fin de semana le va a meter la mano en el bolsillo a Quilmes, que recibe a Newells. Y para definir ese duelo crítico entre Independiente y San Martín de San Juan, designan a Pezzotta, que el sábado cobró un penal imaginario a favor de San Lorenzo.
El que sin querer saca los pies del plato es Luis Segura, pésimo jugador de poker, quien sin un resto de pudor legitimó los rumores, asegurando que no vendió el descenso de su club a la B a cambio de un chori y un vaso de tinto.
Pero amigo, no se queje. Los dirigentes de fútbol son tan transparentes como sus primos hermanos, los dirigentes políticos. Si dicen que hay sequía, hay que aprovisionarse de paraguas. Si dicen que devolverán dólares hay que agarrarse fuerte porque se viene el vendaval.
Será nomás como decía la semana pasada el Beto Alonso, hablando de las responsabilidades dirigenciales en el descenso de River. Le preguntaban al Beto - que, como los borrachos y los chicos siempre dice la verdad - si la mayor responsabilidad era de Aguilar o de Passarella. Alonso decía que la mayor responsabilidad es la de Passarella... por haberse peleado con Grondona.   

domingo, 12 de mayo de 2013

Records

El contraste lastima. El Barcelona acaba de festejar su título de liga española, cuando aún le restan jugar cuatro partidos. Mientras tanto, Boca vuelve a perder, esta vez con pibes, frente a San Lorenzo y por goleada (0-3), para extender a 12 la cantidad de partidos sin triunfos. Hablemos un poco de esto.
Primero el Barça. Como siempre. El F.C. Barcelona es el equipo que más Ligas españolas ha conquistado en el siglo XXI. Lleva seis, para acumular 22 en toda su historia. Ha ganado cuatro de las últimas cinco. El nuevo siglo es del Barça, postergando al Real Madrid. Messi se confirma como goleador del torneo con la friolera de 46 goles, que buscará extender en los cuatro partidos que le quedan, empezando esta tarde en el Vicente Calderón frente al Atlético de Madrid. Podrán decir que la liga española es un juego de niños, que no sirve de premio consuelo ante el 0-7 frente al Bayen Munich, que el ciclo del Barça se ha terminado. Podrán decirlo porque hablar es gratis, pero la liga española sigue siendo la más prestigiosa del mundo. Las asimetrías entre grandes y chicos se registran en todas las ligas del mundo. En el único lugar donde se van a la B clubes como River Plate es en Argentina. Y desde luego que la eliminación de la Champions con Messi en el banco es una espina que le costará sacarse de encima a los culés.
Pero el nuevo título del Barça y tal vez el nuevo record goleador de Messi (lleva 46 goles, en la Liga anterior hizo 50), no hacen más que ratificar que siguen vivos y que son el mejor equipo del mundo. Ya sin Guardiola, jugando buena parte del torneo con el suplente del suplente del técnico, porque Tito Vilanova se enfermó de cáncer y tuvo que viajar a USA a operarse. O sea, un equipo que se dirige solo y al que le reprochan haber perdido los últimos derbies contra el equipo del técnico mejor pago del mundo. Que ahora va por el récord de los 100 puntos. Seguramente necesita reforzarse, dentro y fuera de la cancha (la novela por Neymar es para otro post), pero dejemos esas decisiones en manos de los que tienen la autoridad para tomarlas.
Por el lado de Boca, aunque sea con pibes y aunque todos los cañones estén razonablemente puestos en la Libertadores, esta derrota alarga una sequía que ya está en los libros, en la historia más negativa del club. Es una paradoja que lo sea con Bianchi en el banco. Y es casi un hecho que Boca terminará sin el pan y sin la torta (la Copa Argentina es un invento de mentirosos que no puede satisfacer objetivos deportivos. Boca igualó la peor racha de la historia con la derrota ante Estudiantes hace dos semanas. Y el empate ante River y la derrota de ayer extienden a doce los partidos sin victorias. Empata ahora a River en el Clausura 2008, cuando terminó último y comenzó su triste camino a la B. Por eso, no cuenta sólo la pobreza de los números sino el riesgo de perder la categoría. Boca consiguió sólo un triunfo en el torneo, el forzado 3-2 contra Quilmes, luego de ir perdiendo 2-0. En estos tres meses sin victorias, sufrió además derrotas desdorosas frente a Unión de local (el Tatengue llegaba con 26 partidos sin triunfos) y San Martín de San Juan de visitante (los sanjuaninos llevaban 16 partidos sin ganar). El equipo de Bianchi tiene 10 de 39 puntos (25%) y está 18° en la tabla, sólo arriba de Estudiantes y Argentinos Juniors. Hizo apenas 9 goles, y es el más goleado del torneo con 21 goles en contra.
Este miércoles se juega la vida frente al último campeón de la Libertadores, con apenas un gol de ventaja y con Riquelme al 30%. Dios dirá si le alcanza para pasar de ronda, aunque llegar a cuartos de final tampoco será un consuelo si no se llega, al menos, a jugar la final.
Así de cruel es el destino para los que nos han acostumbrado a ganar. Le pedimos todo. Le damos nada. Y no le toleramos ni los empates.



domingo, 5 de mayo de 2013

La fiesta azul y oro


Gracias papá, por hacerme hincha de Boca, por haberme ayudado a entender que lo que importa no es el lugar en la tabla de posiciones (entonces era hincha de River, y el equipo que comandaba Labruna, con Fillol, Passarella, JJ, el Beto, el Negro Ortiz, Pedro Gonzalez, Mostaza, etc. se llevaba todos los campeonatos). Por hacerme comprender que, como a los padres, a Boca lo queremos cuando anda bien y lo queremos más cuando está enfermo o cuando nos necesita. Aunque ganes o pierdas. Aunque juegues horrible como esta tarde, o brillante, como en tantas tardes de gloria. Las mejores, las más puras alegrías de esta vida las debemos a Boca. Aprendimos a ser hombres con Boca y por Boca. Gracias.

"River, decime que se siente..."

PD: estuvo mal lo de esta tarde? que clausuren la Bombonera, total, quién nos quita lo bailado!!!

jueves, 2 de mayo de 2013

Coperos

Con más actitud que fútbol, Boca ha superado la primera prueba de fuego. Quedan River, San Lorenzo, y la revancha con Corinthians.
Cualquier hincha de Boca con dos dedos de frente hubiera firmado, a las 8 de la noche, un 0-0 de local (y hasta un 0-0 de visitante para tirar los dados en los penales). Con el equipo disminuido, sin Riquelme, batiendo récords de derrotas y partidos sin ganar, permitiéndole a los rivales quebrar sus propios records. Al fin y al cabo, nombre por nombre, este no era un equipo distinto del que perdió 1-6 en San Juan (ni tampoco del que goleó a Excursionistas).
Por eso, y por el trámite del partido, este 1-0 es un triunfazo. Sin embargo, si se tienen en cuenta las situaciones de gol, Boca debió terminar el primer tiempo dos goles arriba. Así hubiera sido en cualquiera de las etapas anteriores de Bianchi.
Lo bueno es que hubo juego asociado. Que no hubo grandes problemas defensivos. Es cierto que el Timao ayudó un poco con errores no forzados. Pero hubo buenos momentos de fútbol de Boca, con mucha energía, mucha actitud, yendo al frente, y con buen tratamiento de pelota. Erviti inspirado y Erbes valiente fueron los puntos altos de ese primer tiempo, los que mejor leyeron el partido que había que jugar. Somoza se multiplicó con criterio y despliegue. A Sanchez Miño le quedó un poquito grande la responsabilidad de ser conductor. Y al Burrito Martínez le quedó grande la azul y oro. Pero Boca hizo el mejor primer tiempo en meses.
El segundo no fue tan bueno, pero se anotó un gol y se pudieron anotar otros tres. Aparecieron las grietas defensivas. Y el cansancio. Y, cuando no, las lesiones y los expulsados. Clemente, Caruzzo, Blandi, Erviti, Erbes, y Martínez, al menos. Se terminó pidiendo la hora, mientras Corinthians mandaba a la cancha a Alexander Pato. Orión salvó un gol inexorable. El palo impidió otro. Y Paulinho mandó a la tribuna otra situación inmejorable para empatar. Hace un año, Romarinho anotó un gol que el Corinthians no merecía y que les hizo ganar su primera Libertadores. Era hora de ligar de un poco.
En cualquier caso, Boca ha dado la talla. Superó las expectativas de sus propios hinchas. Y ha jugado a la altura de sus participaciones anteriores en este torneo, ya ganado en seis oportunidades, como recordó Román ayer para los que daban por muerto a Boca. Por supuesto que puede morir en Brasil. Por supuesto que puede caer goleado. Y aún si superara al último campeón y pasara de ronda, el diagnóstico sería igual de pesimista respecto de lo que viene. Lo que importa es salvar el honor, no sólo en la Libertadores sino también en el torneo, mirando con un ojo el presente y con el otro el futuro. Ese es el desafío que se viene: armar un equipo de pibes con carácter acompañados por dos o tres líderes. Pero eso se verá recién a partir de Agosto.

miércoles, 24 de abril de 2013

Contradicciones

Que la goleada sufrida esta tarde por el Barsa ha sido más festejada en Madrid que en Munich no sorprende a nadie. Pero que los medios madrilistas anuncien por un lado el "fin de ciclo" del Barsa y en el copete reconozcan que tres de los cuatro goles que recibió el Barsa fueron ilegales y deberían haber sido anulados revela que no sólo en Argentina los periodistas oficialistas pueden decir cualquier incoherencia en defensa de lo indefendible.
El Bayern Munich fue superior esta tarde, eso está fuera de discusión. Pero el renglón en el que ha plasmado esa superioridad, en el resultado, es donde aparecen las cuestiones más censurables. Falta de Dante en el 1-0 de Muller, offside de Mario Gómez en el 2-0, y falta de Müller en el 3-0 que hizo Robben. De 1-0 a 4-0 hay una diferencia apreciable.
Más allá de los números, el Bayern Munich fue físicamente y psicológicamente superior al blaugrana. Tuvo más energía y presencia de ánimo. Corrieron más y defendieron en toda la cancha. Y contaron con la inestimable colaboración del húngaro Kassai, quien les regaló tres goles. Y también con la colaboración de una defensa culé que defendió horrible cada pelota parada.
Los que anuncian el fin de ciclo son los que aún no ganaron nada. Los que sólo pueden festejar triunfos ajenos, como festejaron el del Milan. Allí también pronosticaron fin de ciclo. Es cierto que es más fácil levantar un 0-2 que un 0-4. Pero un Barsa inspirado con un Messi que acompañe y sin goles en contra puede hacer posible el milagro.
Mientras tanto, llena de alegría las declaraciones henchidas de dignidad del gran Leo Messi, diciendo que si no se puede levantar esta goleada habrá que pensar en la temporada que viene. Sin dramatismos. Sin protestar por tres goles ilegítimos. Sin acusar a jueces, dirigentes, y rivales. Con la frente en alto y con el mismo libreto de siempre.
Si el Barsa sale a divertirse puede salir un partidazo en el Camp Nou el 1 de Mayo. Cualquiera sea el resultado. Aunque el Barsa va a ganar en el Camp Nou.

PD: ya sé que es un poco frívolo hablar de fútbol internacional mientras acá están haciendo de goma la Constitución y afanándose todo en nuestra cara, pero la mejor manera de mantener la salud mental es mirando fútbol (con el volumen apagado, por supuesto, porque entre el Fútbol para Todos, los comentarios de Niembro, y las mentiras de Víctor Hugo, no se pierde nada siendo sordo).