lunes, 20 de mayo de 2013

Magnates, máquinas lavadoras, y resultados puestos

Lo que hizo Segura la semana pasada fue blanquear un rumor que desamina. Ese que dice que el campeonato y los descensos están arreglados. Que los arreglos se hacen un buen tiempo antes de empezar a jugar los campeonatos. Que este lo gana River (y sube Central). Que se salva Independiente. Que así como Banfield se fue a la B tres años después de conseguir el título, le toca ahora a Argentinos el descenso, tres años después de su último título. Que a Velez le toca el título del año que viene y que en este tenía que ser cola. Estas cosas nos dan asco, especialmente cuando uno de los protagonistas - Segura en este caso - sale a desmentirlas, que es una manera de confirmarlas para los que sabemos que clase de sujetos llega a ser dirigente de nota en este fútbol profesional. A uno le dan ganas de no ver más fútbol. Total, no se juega a nada y encima el resultado, que es lo único que motiva a ver un partido en vivo, ya ha sido fijado hace meses.
Pero más nos revuelve el estómago confirmar viejas sospechas vinculadas a las compras de jugadores por empresarios particulares, en violación de las normas vigentes. Y no ya sólo que compran jugadores, sino que además usan dinero negro. Han transformado el fútbol en otra máquina lavadora de plata. Como los rusos y demás magnates asiáticos que se compran clubes para darse los gustos, jugar un ratito con sus ídolos, y de paso meter en el circuito legal los mangos sucios de la corrupción.
Hace casi tres años, ya afuera del mundial 2010, palpitábamos el comienzo del campeonato argentino y descubríamos a Gio Moreno, anticipando la llegada de un crack (ver acá). Le deseábamos suerte al colombiano. Lo comparábamos con Román. Pero nos preguntábamos:
"A proposito, de donde saca la guita Racing para comprar tan bien? Bieler, Hauche, Ayala - no tan bien en rendimiento, Litch, ahora Toranzo, Pillud y Moreno, por el que Racing paga 2 millones por el 35% del pase. En total llevan gastados mas de 20 palos verdes... no era que estaban de nuevo al borde de la quiebra?"
Esta noche, tres años después, conocemos la respuesta. El circuito de dinero sucio que se lava en el fútbol sale de Olivos, pasa por Lázaro Báez, que le tira un centro a Miguel Pires, que luego hace los goles comprando a nombre propio o de otros testaferros. De Pires también habíamos hablado antes, en ocasión de la salida de Sabella de Estudiantes. Pires era el que acostó a Hidalgo (quien, a su vez, había acostado a Mascardi) y se había quedado con la representación de Verón. Se decía entonces que Verón estaba usando dineros propios para comprar los buenos jugadores que salían de Estudiantes y otros buenos que venían de afuera. Se sabe ahora que el que compraba era Pires con guita que le habilitaban Lázaro Báez y Nestor Kirchner. Por Pires no pudo llegar el Tecla Farías a Estudiantes (y el Tecla lo dijo al aire). Por Pires llegó Mercado a Estudiantes, aunque Sabella había pedido un lateral, Litch. A Pires le dieron el negocio por Enzo Perez, que el representante de Verón embolsilló completito para él (seguro habrá repartido, aunque a Estudiantes sólo le dejó de "seña" a Mariano González). Nada de lo que decimos es estrictamente nuevo. El primero en tirar del piolín fue la revista Un Caño (ver acá la nota sobre Pires). Pero cuando se juntan las pistas y se presentan de manera convincente, las dudas de entonces se transforman en la indignación de ahora. Por las bolsas de consorcios llenas de dólares. De los giles que vamos a la cancha a pedir amor por la camiseta, y que vamos convencidos de que la suerte, el destino, o la inspiración del talentoso pueden definir un resultado. Un resultado que definen esos que nunca jugaron este deporte. Pero que se llenan los bolsillos con él. En esta cloaca han transformado al fútbol argentino estos hijos de puta.

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