domingo, 31 de marzo de 2013

Bergoglio es Santo y Laverni es Diablo

Aunque Boca haya sido más de lo mismo, aunque no haya merecido ni siquiera ese empate de visitante jugando 80 minutos con uno de menos, la decisiva actuación de Laverni de esta tarde es reveladora de que será difícil que Independiente juegue en el Nacional B a partir de Agosto de 2013.
Buena noticia para los hinchas del rojo y tal vez para el fútbol argentino, que se desprestigia cuando uno de los grandes se va a la B. Pero un fastidio para los hinchas que padecen fallos injustos y bombeo permanente frente a Independiente.
La actuación descollante de Orión impidió a Independiente la victoria. De hecho, si hubiera justicia Orión se hubiera ido con el arco invicto del Libertadores de América. La mano de Laverni se hizo sentir bien temprano con el penal dudoso que le cobran, de nuevo, a Chiqui Pérez, esta vez por tropezarse con Leguizamón. Rolfi Montehielo (como le dice el contra de Olé), se tomó un tiempo más para ver para qué lado iba Orión, pero el arquero fue más paciente y no le dió pistas, y se quedó con el remate cruzado del Rolfi. No quedaba ni siquiera el chivo expiatorio del tecla Farías errando penales...
Pero como seguía 0-0, Laverni no dejó pasar ni cinco minutos y echó de la cancha a Cellay por agarrarse con Leguizamón a 40 metros del arco de Orión con tres defensores volviendo. Laverni, con cara de piedra, declara que lo echó por último recurso, aunque Leguizamón no había ganado ni la posición ni la pelota para irse derecho al gol (desde luego que esto no excusa el nuevo tonto penal de Pérez ni el nuevo tonto error de Cellay que jugaba de frente a un pelotazo reventado desde el fondo de Independiente que cualquier defensor con mínima carpeta hubiera controlado sin despeinarse).
Pero no se trata de un tema de rigidez en la interpretación del reglamento, sino de inconsistencia. A la jugada siguiente, Vargas, el ex-jugador de Boca, es eludido por Sanchez Miño. El colombiano lo detiene con un codazo en la cara. Por mucho menos lo expulsó Baldassi en aquel partido en el Monumental por semifinales de la Libertadores en 2004. Por muchísimo menos este mismo Laverni echó a Cellay cinco minutos antes. Pero no, fue amarilla.
El primer tiempo terminó 1-0 a favor de Boca por obra de la jerarquía y la pegada de Sanchez Miño y el buen cabezazo de Silva. Debió haber terminado con 9 jugadores de Independiente, porque Laverni le perdonó a Fredes una falta de atrás a Pol Fernández cuando el volante de Independiente ya tenía amarilla.
En el entretiempo siguió Laverni con su trabajo y echó a Bianchi por llegar 30 segundos tarde. Y mientras los hinchas del Rojo desesperaban y Gallego amontonaba delanteros, Caicedo y Montenegro seguían errando goles, Orión sacaba todo lo que le tiraban, y Farías esperaba en vano repetir la hazaña del 5-4 del torneo anterior cuando le cortaron al Boca de Falcioni un invicto de 40 partidos en la Bombonera.
Independiente no podía con Orión. Y entonces apareció de nuevo en escena Laverni para darle un gol en offside a Independiente y lograr por izquierda lo que el Rojo no podía anotar por derecha. Orión tapó el tiro del Tecla, adelantado un metro y medio - como se muestra en la repetición, a la vista del juez de línea, que se hace el dolobu - pero Morel Rodríguez encontró el rebote, convirtió el empate mal habido y hasta lo festejó con "su gente" (la de Independiente, jeje).
Boca fue, otra vez, impresentable en defensa. Sin Riquelme y sin Erbes, todo lo que tuvo para ofrecer fue la actuación descomunal de Orión y el talento y el criterio de Sanchez Miño. Silva y Ledesma no desentonaron, Bravo tuvo un debut aceptable, y al Burrito le faltaron siempre cinco para el peso.
Por el trámite del partido, de visitante, con uno de menos por casi 80 minutos, y con Laverni jugando abiertamente en contra, el resultado es exitoso. Pero queda el sabor amargo de saber que el equipo amargo no hubiera empatado sin la ayuda del diablo Saúl. Un preanuncio de que el Rojo no se va.

sábado, 23 de marzo de 2013

Cero onda


Tal vez los comunicadores transmitan otra cosa mañana, pero habiendo estado en los dos últimos partidos de local de la selección argentina, me quedo con la sensación de que no hay química entre la sensibilidad futbolera promedio y este equipo. No basta con tener al mejor jugador del mundo en plenitud, batiendo récords también con la celeste y blanca. No basta con volver a golear al rival en el Monumental, mantener el invicto de local, y promediar 3 goles por partido. No basta con estar 5 puntos arriba de lo que estaba hace 4 años la selección de Maradona (que, casualmente, había debutado con goleada frente a Venezuela).
Las razones por las que no despierta pasiones son insondables. Carece de jugadores carismáticos y de líderes fuertes (no comparo con Maradona ni Passarella, sino con otros líderes menores que no ganaron nada pero despertaban simpatías importantes, desde Simeone hasta Verón, desde Batistutta hasta Ruggeri, desde Ayala hasta Tévez, desde Ortega hasta Riquelme). El técnico tampoco ayuda, porque su tono monocorde hace aburrirnos antes de poder prestarle atención a lo que dice.
Aunque esta noche el penal que convirtió Messi no haya sido penal y aunque el segundo gol de Higuaín fuera en offside, Argentina está cuatro goles arriba de Venezuela. Por lo tanto, las evaluaciones son un sinsentido. Por ejemplo, la gran actuación de Montillo y las expectativas de jugar con enganche como él serán, me parece, tan efímeras como la categoría con la que salía jugando desde el fondo el Chiqui Perez anoche contra los delanteros de Excursionistas.
La selección, con este ataque, hará estragos frente a equipos que no saben defenderse y que tampoco tienen mucho para ofrecer en ataque. Cuando lleguen los equipos importantes, los que pueden hacer bien las dos cosas o al menos una de ellas, el futuro se ennegrece. Mientras tanto, se sigue defendiendo con Federico Fernández y con Garay. Rojo y Zabaleta se afirman (?) en las bandas, y Gago y Mascherano se consolidan (?) como doble-cinco.
De todas maneras, no cometamos el error de los que reducen el equipo a los nombres propios. Hay una apuesta de Sabella. Y Pachorra no la caretea: el Norte es la selección del 86. Y la "ciencia", la "revolución", "el modelo" (para usar otra expresión trillada), es la misma del maestro de Sabella: prender velas y seguir las cábalas para que Messi llegue sano, fino, y de buen humor al 2014. Hacernos creer que lo que lo hace jugar bien es la cinta de capitán, como al Diego en el 86. Si el tipo mantiene el promedio de un gol por partido, la historia consiste en cerrar los caminos para que le conviertan al equipo. No hay una apuesta a presionar arriba, a la manera de las selecciones de Passarella o de Bielsa. No hay tampoco una convicción por la tenencia - a la manera de las selecciones de Menotti, Basile, o Peckerman - siguiendo el principio de que si se juega con solo una pelota, cuando la tengo yo no me atacan. La apuesta es clasificar primero al mundial y luego a la segunda ronda del mundial. Y luego esperar que Messi haga la diferencia en los cruces mano a mano como hizo Diego en el 86. Si está inspirado, aunque al alumno de Zubeldía le hicieran dos goles de cabeza en 15 minutos para levantarle un 0-2, todavía se puede ser campeón del mundo. Y si lo único que importa es el resultado, seremos unos pocos los que denunciemos la pobreza futbolística del equipo de Messi (aquí dicho literalmente).
En este terreno, me parece que lo único que puede aportar Sabella, en materia defensiva, está ausente. Argentina es un equipo vulnerable, al que se le puede hacer mucho daño si se lo ataca. Aunque uno debe de tener algo con lo que atacar. Eso es lo que le faltó esta noche a Venezuela. Pero no nos engañemos. Porque en octavos de final solo podemos toparnos con Venezuela u otro de su talante solamente en un bar.

martes, 19 de marzo de 2013

Habla el que piensa


No hay mucho que agregar cuando Román tiene ganas de hablar y de educar con sus verdades. Aquí algunas píldoras de la jugosa entrevista de ayer:

  • "Si el equipo defiende mal, la culpa es de los once y no sólo de los defensores. Seguramente, perdemos la pelota muy rápido todos. A la hora de atacar es lo mismo. Al fútbol no se defiende sólo con los defensores, ni se ataca sólo con los delanteros... si queremos atacar bien, tenemos que defender bien. Esto es muy sencillo".
  • "Nosotros tenemos que confiar mucho en el equipo que tenemos. Tenemos un entrenador que ha ganado mucho, que exige mucho. Y tendríamos que hacer que eso nos juegue a favor y no en contra. Y también tenemos que lograr ser fuertes de local. Si queremos ser protagonistas de la Copa hasta el final tenemos que hacernos fuertes en casa. Si no sos fuerte de local, no se gana. Tenemos la ilusión de clasificar y de llegar a los mano a mano, que es donde para mí realmente empieza la Copa, y esperamos mejorar para intentar llegar hasta el final." 
  • "Siento que el fútbol es raro. Es lindo, es un juego, pero es raro. En Uruguay pateamos una vez al arco y ganamos, y contra Nacional de local llegamos 10 veces y perdimos". 
  • "Ojalá la gente nos tenga paciencia, porque la noto muy nerviosa. El hincha tiene que entender que si ellos están nerviosos algunos jugadores eso lo sienten. Tenemos que ser un solo grupo. La gente, los dirigentes, el cuerpo técnico y los jugadores." 
  • "Da alegría ver jugar al Barcelona. Me pone contento. Soy de pensar que Barcelona ha tenido mucha fortuna. Tiene a cuatro o cinco jugadores que, en su posición, son los mejores del mundo. Puyol, Pique, Iniesta, Xavi, Messi, antes Abidal, todos contemporáneos. El resto acompaña. Se sienten los mejores y juegan como los mejores. Han ganado todo y siguen jugando cada vez mejor. Para mí es increíble ver jugar a Iniesta. Así como Messi es inigualable, Iniesta también."
  • "Al fútbol se juega con una pelota. Si la tenés vos, es difícil que te conviertan. Barcelona arranca casi todos los partidos confiados en que como mínimo empatan 0 a 0. Es muy difícil hacerle un gol a un equipo que tiene la pelota en su poder 75 minutos. Y eso que son todos enanos."

PD: también dijo que "al único que lo obligan a jugar lindo es a Boca. Al único que le exigen a que haga tres pases seguidos es a Boca", pero esa parte la omito porque es inconsistente con las declaraciones de la época de Falcioni en las que marcaba que algún día la suerte se iba a terminar. Queda hecha la aclaración.

viernes, 15 de marzo de 2013

Sufre pero vive

Como si hubiera sido favorecido por la estela de una bendición papal, Boca pasó de la sal a la diosa fortuna y se acomodó en el grupo de la Libertadores con otra victoria de visitante.
La cosa empezó bien, promisoria, con no tanto fútbol pero buena presión arriba. Con no tanto juego asociado pero con llegadas más o menos claras. Tirando el offside bastante lejos para achicar la cancha. Hasta que una amarilla bien sacada a Chiqui Perez se transformó en roja por un penal zonzo al delantero de Nacional al que la pelota sobraba. Fue expulsión y penal en contra. El presagio de otra noche salada, de que a Boca le anoten de manera injusta cuando había sido sensiblemente superior en esos primeros 20 minutos de partido. Pero Alonso no fue el Beto y pateó el penal por arriba del travesaño.
Como dijo Macaya en la tele - hace falta Macaya en el Fútbol Para Todos - Bianchi hizo bien en no apurar cambios para reacomodar la defensa. Puso a Erviti como una especie de doble 5 con Erbes y mandó a Ribair a la posición de Pérez (al que habría que mandar a la reserva por algunas fechas para que madure un poco). El gol llegó de penal, un penal igual de dudoso que el que le cobraron en contra a Boca, por agarrón. Román lo transformó en gol.
Y a ese partido le sobraron los 50 minutos que faltaban. Porque si después de la expulsión y el penal en contra Bianchi firmaba el empate ahí mismo, 1-0 arriba a cosa era negociar como hacer para adelantar el reloj. A eso salió Boca en el segundo tiempo. Planteo desde luego legítimo, dada la inferioridad numérica.
Los primeros 10 minutos del segundo tiempo fueron muy buenas. Boca llegó poco, pero mucho más que Nacional. La clave: tener la bola, manejar los tiempos. Román tomó la batuta y con la ayuda de Erbes, Erviti, alguna subida de Clemente, Viatri aguantando y el Burrito intentando Boca se defendió con la pelota y terminó jugando mejor con diez que con once (todo un mensaje para Chiqui Perez... habría que ver si con 9, sacando a Sosa, mejora aún más).
Pero de a poco, y especialmente a partir del ingreso del Chino Recoba, Nacional lo fue empujando a Boca hacia su propia área. Salieron Erviti y el Burrito, agotados, ingresaron Ledesma y Somoza, para aguantar y para cabecear, porque se sabía lo que se venían eran centros al área de Boca. Las piernas fueron flaqueando y cada vez fue más difícil defenderse con la pelota. Bianchi arrió esa bandera y en los últimos cinco minutos mandó a Caruzzo a cabecear, en reemplazo de Román, que si no fuera Román debería haber salido antes, porque no corre (ni su función es correr, desde luego).
Finalmente, y luego de sufrir por casi 70 minutos, se ganan tres puntos de oro para estar de nuevo con chances ciertas de clasificar a la segunda ronda. Con el arco en cero, dice Bianchi inflando el pecho. Aunque no dice que tuvo la bendición de Francisco o el celular de Dios, porque la tapada de Orión en ese mano a mano del final era una chance más clara que el penal de Alonso para que Nacional anotara. Esa es la diferencia entre anoche y el partido de ida en la Bombonera (y el del domingo con Rafaela). Cuando a Boca le anotan en la primera llegada, cuando pega en el palo y va adentro, se hace cuesta arriba. Cuando se salva, puede ganar. Si esos detalles hacen la diferencia en cruces de vida o muerte en la Champions, como le pasó al Barsa en Milán y en el Camp Nou, como no van lo van a hacer entre dos equipos mediocres pero con historia como Boca y Nacional.
Lo que nos queda ahora en la retina son esas imágenes del final del partido, con Román yendo a la raya de cal a charlar con Bianchi sobre como seguimos. Esa dupla no es la de antes. Tal vez sea el último café. Pero lo vamos a disfrutar salga como salga. Porque los amamos.

jueves, 14 de marzo de 2013

El Ciclón tiene Papa

Primer Papa no europeo de la historia en 1300 años de historia. Primer Papa latinoamericano. Primer Papa Jesuita. Naturalmente, también, primer Papa argentino. Y, por si fuera poco, primer Papa hincha fanático de San Lorenzo de Almagro.
Como hemos dicho tantas veces, este es un blog de fútbol. Y la verdad es que las cuestiones eclesiásticas a uno le pasan por el costado. Tantas décadas han pasado desde que hicimos la comunión! Poco tenemos para decir respecto del aborto, el alquiler de vientres, el matrimonio gay y la mayoría de las cuestiones por las que se suele discutir a la Iglesia en lo ideológico (además, claro está, de los escándalos financieros, de la complicidad con las dictaduras, y de los casos de pedofilia). Pero este es un hecho histórico, que tiene una dimensión que nos excede a todos. Bergoglio se convirtió, desde ayer a la tarde, en la persona, en el líder espiritual y político, en el personaje, más importante de la historia de este joven país de 200 años. Ese país que festeja, un poco dividido, sus 200 años de vida, hoy pone un Papa. Ratificando el sentido de la superioridad de los argentinos y la soberbia por antonomasia de los porteños que nos enseña todos los días que "Dios es Argentino". Hoy (ayer) el Vaticano les da la razón y los argentinos hinchan el pecho y salen a festejar, bastante más unidos que en los últimos festejos recientes (pero no tanto, ver posdata).
El primer Papa no europeo no es norteamericano ni es chino, no es brasilero ni es hindú, no es japonés ni es mexicano, es Argentino!!!! Y encima es futbolero de ley y es hincha del Ciclón.

PD: si estaremos de jodidos que mientras todos los líderes mundiales se ponen orgullosos de la Argentina, mientras todos los presidentes latinoamericanos celebran la llegada de un Papa latinoamericano y nos mandan un abrazo, algunos (muchos) de los nuestros tuvieron ayer el peor día de su vida por la designación de un Papa argentino. La escoria no sólo la reportan los que están contentos porque sienten que ganaron (ver acá) sino que se publica sin tapujos en los medios que, ay, sienten que perdieron (ver acá). Es que este era "el boludo" al que no le concedían audiencia en Balcarce 50... Por supuesto que retiro todo lo dicho si le descubren un fiambre en el ropero. Pero si el perro Verbitsky (ni la justicia) no se lo encontró en 30 años de obsesiva investigación periodística me parece que es mejor contemplar el nuevo escenario y disfrutar de la confirmación de que, como disfrutamos de decir, "somos los mejores del mundo".

miércoles, 13 de marzo de 2013

4 - 0: ¿Qué van a decir ahora?

Por supuesto que pudo haber perdido. Si ese tiro en el palo iba adentro, el Milan liquidaba la serie. Si aquel tiro de Messi en el inicio del partido en el Meazza iba adentro y se hacía 1-0 también todo hubiera sido distinto. La suerte cuenta, desde luego. Y ayer el Barcelona la tuvo un poco de su lado para golear al Milan y pasar a cuartos de final de la Champions. Pero, ¿donde están los que decían que estaban acabados? ¿donde están los que decían que les faltaban variantes? ¿donde están los que reclamaban un 9 de área? ¿donde están los que firmaron el acta de defunción anticipada?

Respuesta: van a comprar camisetas blancas para hinchar por el Madrid.
Mientras ellos sufren, nosotros miramos los goles acá.

domingo, 10 de marzo de 2013

Lo mejor en la cantera

Lo de esta noche ha estado a tono con las últimas actuaciones de Boca. Un comienzo prometedor que se desvanece como por arte de magia por un gol rival inmerecido que cambia el partido y arrebata la confianza inicial. Pasó el jueves con Nacional. Pasó hace un rato con Atlético de Rafaela.
Poco importa que el penal que marcó Pezzotta haya sido un invento (en todo caso, tan invento como el que le regaló a Boca en el final del primer tiempo y que el Pelado Silva, malogró, para justificar los insultos que le dedican los hinchas de Boca. Poco importa que a Boca le sigan cobrando penales en contra, como contra Quilmes, Toluca, All Boys, y Barcelona de Ecuador (y que Caruzzo haya sido el responsable de cometer esos penales de Quilmes. Toluca y ahora de Rafaela).
Boca perdió la calma, se dejó llevar por la vorágina del pelotazo y la pelota dividida, y no encontró respuestas a sus crónicos problemas en la generación de fútbol. Los problemas defensivos esta vez estuvieron menos presentes, en parte porque el equipo santafesino atacó poco y en parte porque los defensores tuvieron una tarea más aceptable: Magallán cumplió, Albín casi que se destacó, estuvo firme en la marca e hizo algo de daño cuando pasaba al ataque,  y el chico Zárate no fue fácil de eludir (aunque no aparta nada en ataque).
Bianchi, desde el banco, contagia parte de esa incertidumbre y de ese desconcierto por la mala suerte. Lo que transmiten sus cambios es un sentido de urgencia que está a tono con lo que demanda el hincha pero no con eficacia deportiva. Al igual que en los partidos anteriores, Bianchi hace cambios osados, se anima a ir al frente, y se diferencia de las movidas defensivas de Falcioni. Pero la acumulación de hombres de ataque no se traduce en una mayor cantidad de situaciones de gol ni bastante menos que eso. Hoy terminó el partido con los dos nueves (Silva y Blandi), con dos punteros (Acosta por la derecha, Palacios por la izquierda), un enganche (Paredes), y un doble cinco ofensivo (Sanchez Miño). O sea, usando los numeritos, un 4-2-1-4. Verdaderamente osado. Por eso se festejó el empate como si fuera un triunfo. Por eso y para sacarse la sal.
Las mejores respuestas llegaron de la cantera. En los quince primeros minutos del segundo tiempo, Sanchez Miño demostró que no sólo tiene que ser titular en este equipo muleto que juega el campeonato, sino que debería serlo también en el equipo titular que juega la Libertadores (pero no puede, pues no está en la lista de la primera fase). Con la soltura y el aplomo de siempre, aportó criterio para manejar la pelota, buena pegada en las jugadas de pelota parada y en movimiento, y hasta una capacidad de recuperación de pelota que lo hacen imprescindible. La otra presencia decisiva viniendo del banco esta noche fue la de Sebastián Palacios, que fué de lo mejor ante Unión hace una semana (a fuerza de coraje para pedirle e ir al frente), esta vez  le sirvió el gol del empata a Blandi y se transformó en una pesadilla para la defensa de Burruchaga.
Al cabo de 12 partidos oficiales, Carlos Bianchi cosecha 2 triunfos, 3 empates, y 7 derrotas. Esto es, apenas, un 25% de los puntos. Para Bianchi esto ha de ser una afrenta insoportable. Pero para el hincha de Boca es una circunstancia que se explica más por la mala suerte y las defecciones de los jugadores que por los errores del director técnico. Tal vez en un año pueda formar el mediocampo que más promete, con Pol Fernández, Erbes, Sanchez Miño, y Paredes. Pero hasta que las verdes se hagan maduras, la Copa hay que jugarla con los grandes. No sólo por el resultado deportivo sino también para no exponer a los pibes.
Desde aquí y por tres semanas Boca se juega la vida en la Libertadores. Tiene más chances de quedar afuera de todo que de seguir. Pero si la suerte se revierte y los procesos de desarrollo se concretan, Boca tiene potencial para revivir los ciclos exitosos. Necesita, sin embargo, defensores a la altura de Perico Marante, del peruano Meléndez, del brasilero Orlando, de Pancho Sá y de Mouzo, de Bermúdez, Samuel y el Cata Díaz. Hoy pareciera que no los tiene.

viernes, 8 de marzo de 2013

A sufrir juntos

Desconozco las virtudes del psicoanálisis, pero me han contado que en situaciones límites, tales como la muerte de un ser querido o el abandono de otro ser querido, puede servir para lidiar con la crisis, para aprender a convivir con eso que no queremos. Tal vez los hinchas de Boca necesiten un poco de esto para sobrellevar un semestre que, tal como lo adelantó crudamente Bianchi después del debut del campeonato con Quilmes, será de sufrimiento y de hacer cuentas.
Uno esperaría que los jugadores se sientan sueltos, ya que todas las presiones están en el director técnico y en su jugador insigna (JRR), pero, por el contrario, lo que se advierte son tensiones y rendimientos pobrísimos, en medio de un sistema que todavía no se sabe bien qué es. Pero el resumen, al cabo de dos derrotas de local en la Bombonera - con esta última dejándonos al borde del abismo - son esos dos pelotazos largos de Ribair primero y de Riquelme después, que fueron para nadie, a pesar de que Boca tenía uno demás y dos delanteros centrales en cancha.
De todas formas, no parece que cosa pueda limitarse a cuestiones psicológicas o de sistemas tácticos. Hay jugadores, lo diremos de nuevo, que no son para Boca. Que ya han tenido oportunidades de sobra y que no han dado la talla. Boca no tiene un lateral derecho aceptable. Chiqui Pérez y Ribair son jugadores de Caruso Lombardi, esos sacrificados que dejan su profesión de panadero o albañil para jugar al fútbol, esos que nunca hubieran quedado en una prueba en La Candela para jugar en las inferiores de Boca. Son para Falcioni. Para un equipo chico. Para jugar con dos cinco que meten la cola entre los centrales. Defendiendo con siete u ocho son todos impasables.
Anoche, como casi siempre, la tribuna dejó en claro quiénes pasan el examen y quiénes se van a Marzo. Erbes, Clemente, Erviti, y el Burrito Martínez, en ese orden, zafan. En verdad, lo de Erbes es bueno, es el único que se mueve cuando no la tiene y que se anima a jugar y a tenerla - desde luego que arriesgando, porque para ganar hay que arriesgar - cuando a los otros les quema en los pies. Ayer lo de Viatri fue demasiado malo, para los que esperamos que sepulten al Pelado Silva. Fue tan indolente como lo del uruguayo, aunque no hay restarle "méritos" a la defensa de Nacional.
Párrafo aparte para Román. Estuve en la cancha el domingo y anoche. Lo seguí con la mirada el 75% del juego. Es notable que luego de 8 meses sin jugar pueda completar dos partidos completos en la misma semana. No sorprende que haya sido el jugador más desequilibrante y más importante frente a Unión. Si uno revisa las jugadas de riesgo de Boca advierte que Román estuvo en todas y que se ratifica la tesis de que aún estando al 10% es determinante, por su pegada y por la importancia de la pelota parada en las pocas llegadas de Boca. Ahora, con todo esto dicho, también hay que decir que la condición física de Román es muy deficiente. Yo estuve anoche ahí y lo ví hacer tres piques seguidos entre el minuto 10 y el 15 del primer tiempo. Pero también lo ví a partir de ahí con los brazos en jarra, parado, tirado casi de delantero. Lo ví dejarle un corner desde la derecha a Erviti para no tener que correr 40 metros a ejecutarlo.
Tenían razón los dos: Bianchi, que es una pena que Román no haya estado para hacer la pretemporada con el equipo. Román, que quiere acompañarlo al Virrey para sufrir juntos. Ahora, esto también hay que escribirlo, si vamos a sufrir juntos hay que hacerle honor a los recibimientos que hacemos al DT y a los jugadores cuando suena la voz del estadio para anunciarlos. Porque se empieza a notar una cierta impaciencia de algunos hinchas cuando empieza el partido. Se empieza a notar una cierta histeria cuando uno de los nuestros pifia o cuando se erra un gol. Eso no es Boca. Eso es de hincha de Velez, de River o de Independiente. No lo olviden.
En síntesis: Boca fue muy superior a Unión el domingo y a Nacional anoche. Creó no menos de cinco situaciones netas de gol que se perdieron por mala suerte, por una buena actuación del golero uruguayo, y por mala puntería (ay Ribair! ay Clemente!). Anoche le anotaron un gol en la única llegada del rival (en la cancha lo puteé a Chiqui Pérez, por la tele veo que tal vez habría que putear a Viatri). No alcanza de mucho consuelo, porque Boca se queda con las manos vacías, mientras Unión sale de una sequía de 26 fechas sin victorias y Nacional se acomoda primero en el grupo de la Libertadores de cara a la segunda ronda. A sufrir juntos.

martes, 5 de marzo de 2013

Las buenas ya van a venir


Esto era lo que se escuchaba de fondo a continuación del primer gol de Unión. Y del segundo. Y del tercero. Todo sigue igual en lo que tiene que ver con el amor a los colores, en el respaldo al conductor, en el recibimiento a su líder futbolístico. Y también sigue igual en lo que tiene que ver con la redonda. Otra vez la zozobra defensiva, otra vez el desconcierto para recuperar la pelota, otra vez las dificultades para asumir el protagonismo.
Lo diferente, en todo caso, fueron los últimos 30 minutos del partido en Guayaquil contra el Barcelona, con un 2-0 tal vez inmerecido pero que dió aire para animarse a jugar un poco como pretende Bianchi. Pero ante Unión volvieron los fantasmas, especialmente amontonados sobre el costado derecho de la defensa de Boca, en ese agujero interminable que se hace entre el lateral derecho, el volante derecho, y el primer central. Así le hacen los goles a Boca. Y no fue 4-0 por el gol mal anulado a Franzoia.
Lo poco bueno que queda, además de la incondicionalidad del que grita que va a estar siempre aunque el equipo se coma una goleada de local en la Bombonera contra un rival que se va a la B y que hace 26 fechas que no ganaba, son algunas actuaciones individuales para destacar. Entre ellas, naturalmente, la de Juan Román Riquelme (avísenle al comentarista del Fútbol para Todos Julio Ricardo que es "Juan Román" y no "Juan Ramón"). Fue la figura de Boca, quien estuvo más cerca de anotar, completó 90 minutos en buen nivel asegurando buen destino a la pelota y convirtiendo cada centro y tiro libre en pase-gol. Le faltó puntería para definir, aunque tuvo al menos tres situaciones muy claras. Y también le faltó puntería a los asistidos, de Caruzzo a Burdisso, de Ledesma a Palacios.
La bienvenida - tan conmovedora como debía serlo en tal vez el último regreso del máximo ídolo xeneixe a la Bombonera - fue con cinta de capitán incluida. Tití Fernández - periodista (o algo así) no sospechado de riquelmista - contó al aire que Orión le ofreció la cinta a Román en el vestuario, antes de salir a la cancha. Que Román la rechazó, diciendo que le correspondía seguir llevándola a Orión. Que Orión insistió y que Bianchi se sumó a la tarea de persuasión, para que volviera encabezando el equipo con la cinta negra en el brazo izquierdo. Los detalles son, de todas maneras, irrelevantes. Si Boca logra salir airoso de estos problemas y se anota un título en Junio la anécdota pasará al olvido. Pero si sale todo mal, allí estarán los oportunistas de siempre, micrófono en mano, para recordar que Orión fue despojado de la cinta de capitán. Que se entretengan solos...
Mientras tanto, circulaba el rumor de otro regreso, el del negro Ibarra, como dice Román, el lateral derecho más importante de la historia de Boca, por encima incluso del Cholo Simeone y del Tano Pernía. Como será de agudo el problema del 4 en Boca que versiones como la vuelta de Ibarra, próximo a cumplir 39 años, gozan de cierta credibilidad. También se menciona probar a Rivero en esa posición, tras los problemas que han evidenciado Cellay, Sosa, Albín, y Aguirre. Para el que mira de afuera, la solución tal vez esté en correr a Clemente a la derecha y esperar que vuelva Sanchez Miño por la izquierda (o atrasar a Colazo a ver que sale).
El problema de Boca no se puede reducir a las individualidades, pero la realidad es que los bajos rendimientos individuales ayudan a explicar este momento. Salvo por el buen momento de Erbes (hoy titular indiscutido), la solidez de los arqueros, y lo que siguen prometiendo el Burrito Martínez y Viatri, Bianchi no logra juntar 10 compañeros que acompañen a Riquelme. Y eso se nota. Las incorporaciones - Chiqui Perez y Ribair Rodríguez - no ayudan. Y la seguidilla de partidos no acaba, por lo cual hay que rendir dos exámenes cada semana. Pero al menos Bianchi comienza a usar la escoba para correr a Somoza, a Silva, y a Ervitti, no por falcionistas sino por troncos.
Pero, retomando el sentido del título, tampoco es tan grave como parece a la luz de los titulares de los diarios. River fue bailado por San Lorenzo que sigue en zona de descenso. Independiente pierde con Arsenal. Un Racing deprimido casi le gana al Lanús puntero. Lara le gana a Newells y Velez pierde con Emelec. Y, si por un momento cometemos el sacrilegio de apartarnos del resultado y ver el trámite del partido, concluiremos que Boca le ganó con holgura el ping pong de Estudio Fútbol a Unión y difícilmente le haya ganado el ping pong al Barcelona de Ecuador, aunque se siga pensando que le ganó bien el partido.
Esto será paso a paso. Y el paso que viene es uno de los choques más importantes en la fase de grupos de la Libertadores. Hay que ganarle a Nacional de Montevideo. Y esperar que comience a aparecer el fútbol antes de que sea demasiado tarde.