viernes, 24 de mayo de 2013

Camino a los penales

Newells (o era la selección de Paraguay?), consiguió el empate que vino a buscar a la Bombonera. Boca se lo llevó por delante en el primer tiempo y lo dominó por momentos en el segundo. Le creó seis situaciones claras de gol. Las únicas dos de Newells fueron en la última media hora de partido, cuando las reservas de piernas comenzaron a flaquear en Boca.
O sea, Boca mereció tal vez llevarse una ventaja, si alguien debía ganar este partido. Los argumentos de Boca fueron tan pobres como siempre. Los centrales la revolearon, los laterales pasaron poco, y por separado. Pero, con mucha actitud, los de Bianchi se impusieron a las figuras de Martino, ganando todas las divididas y empujando con más animo que fundamentos.
Tal como anticipó Riquelme en la previa, Newells es un equipo que acumula muchos defensores y que le sienta bien el juego de contragolpe. Martino se llena la boca hablando de posesión y manejo de pelota. Y a los periodistas amigos les hace decir que juega con un clásico 4-3-3. Pero los que estuvimos en la cancha vimos otra cosa: 4-5-1. Así y todo Scocco es temible. Pero Newells vino a hacer el negocio de llevarse el puntito a Rosario y definir la serie allá. Comenzaron a hacer tiempo a los 30 minutos del primer tiempo. Y cuando avisó sobre el cierre del partido que iba a hacer entrar un delantero (Urruti), todos sabíamos que el que salía era Scocco y que lo que buscaba Martino era hacer correr el segundero.
Boca volvió a jugar como el equipo copero que es, más allá de las diferencias en la tabla de posiciones en el torneo local, y sin perjuicio de las serias limitaciones futbolísticas de las que adolece en este semestre. Somoza, Erbes, y Erviti redondearon un muy buen partido. A pesar de algunos sofocones, Marín y Clemente se afirman en las bandas. Y Caruzzo y Burdisso cumplieron en la zaga. Blandi genera peligro. Riquelme tuvo un partido discreto. El Burrito Martínez otro partido para el olvido.
Ahora, y retomando algo que dijimos luego de la victoria frente al Corinthians en la ida, lo fundamental era irse con el arco invicto. Un 0-0 es naturalmente no tan bueno como una victoria. Pero es el mejor resultado posible entre los malos resultados. Porque, reafirmando el diagnóstico del mellizo Guillermo respecto del partido de vuelta en Brasil, un gol en Rosario obliga a Newells a hacer dos.
En síntesis, el 0-0 es buen resultado para Newells, que vino a buscarlo y mereció perderlo. Y es buen resultado para Boca, que no mereció ganarlo y que queda en buena posición de cara a la revancha. Excepto por un detalle: Viglione, de buen arbitraje, le dió a Newells un regalo de lujo en su salida de la Bombonera. Expulsó a Burdisso por una... falta en ataque!!! Un agarrón en el área, en la última jugada del partido, que era un córner que pateaba Riquelme. El defensor de Boca se mueve, el de Newells lo amarra, el juez saca dos amarillas, se olvida (????) que esa amarilla equivale a la expulsión de Burdisso, y lo deja afuera del partido de vuelta. Alguien podría responder que el que se queda afuera es Guillermo, no Nico Burdisso. Que es prescindible. Pero se olvidan que su reemplazante natural es Chiqui Pérez, el asesino serial con records de tarjetas amarillas y penales en contra.
De modo que el título, "Camino a los penales", tiene un doble sentido. El primario es que tanto Boca como Newells se enamoraron del 0-0 y si esto sigue así la serie terminará en tiros penales. El sentido accesorio es que, aún sin saber quien dirige el partido de vuelta en Rosario el próximo miércoles, probablemente Newells tenga al menos un penal a favor. Hay que hacer un gol temprano y cruzar los dedos.

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