lunes, 1 de abril de 2013

La lista del 2014 y las doctrinas futboleras

Salvo que pase algo muy raro, Argentina va a jugar el mundial del 2014 en Brasil conducido desde el banco por Alejandro Sabella. Enancado en un Messi insuperable, por lejos superior al Maradona del 86, Argentina se ha encaminado rápidamente a la clasificación. Y la suma de resultados positivos ha generado una ola triunfalista que ciega al periodismo vernáculo. Me sorprendió leer una columna muy elogiosa de Pucho Pagani - uno de los pocos que lee bien el fútbol, más del personaje televisivo que ha construido - sobre la selección de Sabella, luego del triunfo ante Venezuela (ver acá). La borrachera triunfalista se completó con el empate con sabor a triunfo frente a Bolivia en la altura de La Paz.
Con la clasificación en el bolsillo, Sabella comienza a delinear la lista de convocados y a mandar mensajes en esa dirección: habría ya 16 confirmados (ver acá), de no mediar lesiones o complicaciones inesperadas.
No es poco tener una base de cara al Mundial, a más de un año de la competencia. Y es una simplificación imperdonable reducir el fútbol de un equipo a su plantel o a la lista de convocados. Pero el DT define mucho cuando incluye a un delantero o a un defensor más. Y eso es lo que va haciendo Sabella, parece.
Romero, Garay, Zabaleta, Fernández, Mascherano, Gago, Higuaín, Agüero, Di María, Messi. Falta un lateral izquierdo, si es que va a defender con cuatro en el fondo. Y ya está. Difícilmente haya lugar para Tevez, para Pastore, para Ricky Alvarez, para D'Alessandro, para Lamela. El equipo carece de líderes emocionales. Y aunque tenga algunos jugadores de buen pie, la apuesta no es la posesión.
Es que se enfrentan los dos modelos ideológicos en la conducción de Sabella. Los podríamos resumir en el Sabella jugador: el Sabella de Labruna versus el Sabella de Bilardo. Desde luego que la dicotomía es un poco falsa, porque Sabella la rompía en River y en Estudiantes (y porque ese Estudiantes de Bilardo jugaba Fútbol De Buen Pie, a pesar de algunas trampas). Pero los modelos se enfrentan cuando hay que tomar decisiones y cubrir espacios en la cancha con jugadores de un perfil más ofensivo y de tenencia, o por el contrario, jugadores más sacrificados pero de menos vuelo. Por ejemplo, si lo que falta es alguien que haga la raya por la izquierda, uno puede pensar en Di María como un lateral volante (esto es lo que haría un Menotti), o pensar en un central que juegue de 3 (digamos, un Chamot o un Sensini) y hacer que Di María juegue de 11 (eso es lo que haría un Bilardo).
En estos caminos que se bifurcan es donde parecería que Sabella elige ser el de Bilardo por encima del de Labruna. Habría que ser amigo de Sabella para conocer sus razones, pero lo cierto es que su apuesta es la de Bilardo en el 86. Darle la cinta de capitán a Maradona, tenerlo feliz, y prenderle velas a la virgen para que Diego se ilumine. A Bilardo le salió bien y Argentina fue campeón y subcampeón del mundo en el 86 y el 90. Pero con ese Diego, Argentina podría haber ganado con mucho más tiki-tiki. No nos olvidemos que en el banco descansaban Bochini, Trobbiani, y Tapia. Al fin y al cabo, y salvando las distancias, Trobbiani (o el mismo Sabella), pudo ser su Xavi, y el Bocha pudo ser su Iniesta (ver acá), y esa Argentina pudo ser el antecedente de esta España que se ha llevado un mundial y dos eurocopas al hilo.
Pero no. En el modelo del 86, el buen fútbol no era un fin en sí mismo sino una herramienta para ganar partidos. Bilardo podía poner a Bochini o a Trobbiani si las circunstancias lo permitían o si el partido lo pedía (si había que tenerla, por ejemplo). Pero no había en ese equipo un afán por gustar y golear. La cosa era ganar como sea. Y lo que pudo ser el antecedente del Barsa de Guardiola terminó siendo apenas una tonelada de humo periodístico acerca de la defensa de 3, con líbero y stoppers, y otros neologismos como el carrilero, además de la carga ideológica de sentenciar la muerte del wing.
Algún problema en eso? Bueno, si el que defiende el sistema es un tano no hay problemas; al fin y al cabo son consistentes. El problema con Bilardo es la mentira. Porque ese equipo no defendía con 3 en el fondo, y de hecho arrancó el primer partido de zona con Clausen y Garré en las bandas. Ese equipo no tenía stoppers, Cucciufo era tercer suplente, y esa noción del stopper salió para el partido contra Alemania para parar a Voeller y Rummenigge, que fueron, precisamente, los autores de los dos goles con los que Alemania levantó el 0-2, en 15 minutos, con dos goles de cabeza.
Argentina ganó ese mundial y jugó la final del siguiente sólo por Maradona, que ganó todos los partidos decisivos de la serie haciendo cuatro goles. Amigo: vuelva a ver el partido de cuartos de final contra Inglaterra y la semifinal contra Bélgica. Argentina sólo pudo ganarle a dos equipos mediocres gracias a Maradona, que le hizo dos goles a Inglaterra y dos a Bélgica.
Messi, que acaba de cerrar una rueda convirtiéndole goles a todos los equipos de la liga española, que lleva 42 goles en 25 partidos, promete lo mismo o más que Maradona en el 86. Y Sabella, entonces, elige ser el Sabella de Bilardo, porque piensa que quedará en la historia no por la belleza del equipo en el que juegue Messi, sino por levantar la copa que no se levanta desde el 86. El resultado determinará si "tenía razón".
Aunque nos caiga mejor que su mentor, porque vende menos humo, el fútbol pragmático de Sabella sólo quedará en la historia por los resultados, si es que los consigue. A eso iremos a Brasil en el 2014. A ganar como sea, Messi mediante.
Por supuesto, si Messi se manca, por las razones que sea, siamo fuori.

2 comentarios:

  1. Interesante la nota pero fue Menotti el que transformo a un marcador central que era Olguin en marcador de punta en vez de poner al Tano Pernia que era un gran numero 4.

    ResponderEliminar
  2. Bueno, decir que Olguín era un central es como decir que Matthaus era un volante. Ese tipo de jugador juega en cualquier parte. Burruchaga arrancó jugando de lateral derecho y Walter Pico de delantero. Igual te doy la derecha en que debió haber jugado Pernía. Saludos.

    ResponderEliminar