domingo, 24 de febrero de 2013

Con dos arqueros puede ser

Al cabo de 5 partidos de verano, tres de campeonato oficial, y uno de Libertadores, sólo Orión y Ustari han demostrado que están para ser titulares en Boca. El dato de que hayan sido las figuras de Boca en este corto período no sólo es revelador de que Boca no tiene que preocuparse por reforzar ese puesto. Es una ratificación de que a Boca le llegan mucho y muy fácil, al punto de hacer figura a sus arqueros.
Ayer, de no haber sido por Ustari, la derrota con All Boys pudo ser aún mas desdorosa. Si el aburrido primer tiempo terminó 0-0 fue sólo por tres buenas tapadas del ex-arquero de Independiente. Tampoco es que el dominio de All Boys haya sido abrumador. Fueron dos equipos erráticos, que no acertaron más de tres pases seguidos. El comentarista del fútbol para todos decía que fue entretenido... tal vez lo entretengan los corners y tiros libres que constituyeron las únicas llegadas claras de ambos equipos.
Luego fue un gol de pifia de Ahumada y un penal bien cobrado y bien pateado los que sentenciaron el partido. Pero antes y después de eso, Boca fue menos que un equipo en formación, con las debilidades defensivas de siempre (aumentadas por una intensidad mal entendida), con los problemas ya conocidos para darle destino a la pelota, y con la ausencia de ambiciones para llegar al área hilvanando esfuerzos colectivos. Boca es hoy la gambeta solitaria del Burrito Martínez, el bochazo para el 9, o los cada vez menos decisivos aportes de Pol Fernández para acercarse con peligro al área rival (además de la pelota parada, donde Burdisso gana casi siempre en ataque).
Lo que viene es una seguidilla de partidos que no le darán tregua a Boca y que, si bien no definirán la suerte de Bianchi, pueden determinar rápidamente el destino de Boca en este semestre. Preocupa el funcionamiento. Y preocupan los resultados. Porque esa suerte de los períodos anteriores aparece ausente en el regreso de Bianchi. Desde luego que la vuelta de Riquelme puede oxigenar el proceso. El segundo tiempo frente a All Boys parecía dejar a Boca, apenas, con esa esperanza. Con Blandi jugando de 7 ante la ausencia de un delantero que hiciera la raya. Con Silva jugando de defensor... de All Boys, impidiéndole a Erviti anotar el empate. Con Somoza tan presto como Ribair para trabar con la cabeza pero tan limitado como el uruguayo para entregarla mal e iniciar cada contragolpe de All Boys. Con Chiqui Perez al límite del reglamento, cerca de la tarjeta roja y del penal permanente. Con Albín y Clemente a medio camino entre atacar y defender, sin hacer bien ninguna de las dos.
Al final, Bianchi salió del vestuario con el concepto de que el equipo había empeorado respecto del rendimiento en Victoria frente a Tigre. Discrepo. El resultado fue diferente, pero las limitaciones y la pobreza fueron las mismas. Pero, en todo caso, lo diferente respecto del domingo pasado fueron los regresos de Somoza, Erviti y Silva, mientras Erbes, Colazo y Viatri esperaban en el banco. Esto no es una interpretación sino un dato duro del partido.
Seguimos pensando que Falcioni es técnico de equipo chico y que Bianchi no solo está a la altura de la historia de Boca, sino que constituye la historia de Boca. Ahora bien, los intérpretes también cuentan. No se puede seriamente seguir comparando a Serna y Bermudez, jugadores de selección antes de Bianchi, con Chiqui Perez y Ribair Rodriguez, jugadores de la B Nacional. No se los puede comparar, siquiera, con algunos de los refuerzos que se barajaron en Diciembre (léase Cata Díaz y Fernando Gago).
Tal vez el mérito de los esquemas de Falcioni haya sido adaptarse a las características de los jugadores que tiene (o que hizo contratar, para ser más precisos). Tal vez cuando ayer Bianchi tuvo que sacar a Somoza y poner a Colazo en un costado y a Erviti de 5, comprobó que no se puede atacar con Somoza, porque no acierta pases de cinco metros. Tal vez, con jugadores como Somoza, solo se puede apostar a empujar y apostar a la segunda jugada. El problema es que acaso sea demasiado pronto para hacer limpieza. Mientras, todas las esperanzas se reducen al regreso de Riquelme. Será suficiente?

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