viernes, 25 de enero de 2013

Refuerzos de la guía

Carlos Bianchi tiene crédito y eso no va a cambiar por ningún resultado. Uno de los lugares comunes en la evaluación del paso de Bianchi por Boca es su habilidad para mantener la competencia entre los miembros del plantel y su ojo clínico para sacar todo de jugadores mediocres, que desaparecieron en la intrascendencia cuando dejaron el Boca de Bianchi. De Matellán a Pereda, de Traverso a Donnet, de Caneo a Merchant, de Jerez a Cangele. Boca tuvo grandes jugadores en el primer paso del Virrey, pero esas calidades fueron declinando y los títulos se repitieron a pesar de eso.
Ahora bien, la política de compras y ventas es una que le pertenece al club, más allá de que el gusto del DT sea decisivo. Así, hemos criticado hasta el hartazgo las malas decisiones de Borghi, por las cuales hemos padecido a Luccheti, a Celay, a Caruzzo, y a Escudero desplazando a jugadores de la cantera. Lo propio dijimos en ocasión de los fichajes de Falcioni, que trajo casi gratis a Somoza pero hizo pagar una fortuna por Erviti y Silva, mientras se invitaba a Erbes, Colazo, y Viatri a armar las valijas.
Pues bien, la presencia de Bianchi en el banco de suplentes no cambia el derecho de evaluar como se refuerza el equipo. Y aunque confiamos en el criterio del Virrey, el contraste entre lo que se esperaba y lo que llegó es brutal. La confirmación de Bianchi como DT era acompañada de anuncios esperanzadores: además de la vuelta de Riquelme, Boca se iba a anotar al Cata Díaz, a Gago, y a un delantero por afuera. Esos refuerzos eran dignos de un equipo que arranca la Libertadores para ganarla.
Pero no pudo ser. El Cata sigue jugando (y cobrando en euros) en uno de los tres mejores equipos de la mejor liga del mundo. Gago también prefiere el Valencia y los euros a la posibilidad de gloria en Boca (y a los pesos argentinos impresos en la empresa del palo blanco de Boudou). Román dijo que no, y nos rompió el corazón con eso de que está vacío para jugar en Boca pero no en un equipo de la B de Brasil (veremos donde termina jugando Román, si es que termina jugando, pero eso es para otro post).
Lo que queda es el Burrito Martínez, quien fue tal vez el delantero más determinante de los últimos éxitos de Velez (que tampoco fueron tantos), que no parece haberse afirmado en el fútbol brasilero, y que declara llegar a Boca para ganarse una chance en la selección (en la que, por ejemplo, no tiene lugar Tévez). Sin haberlo visto aún con la azul y oro puesta, a uno le pesa el perjuicio bostero alimentado por otros fiascos que se pagaron tan caros como Martínez. De Gracián ("Glaciar", decía el contra de Olé), a Damián Escudero (otro glaciar), al propio Silva, Boca pagó fortunas por jugadores que se lucieron en equipos chicos pero hicieron agua en los grandes (por algo el Maestro Tabarez siempre ninguneó a Silva en la celeste).
La foto de presentación sintetiza los refuerzos de este Boca de Bianchi. Se fué Schiavi, no arregló el Cata Díaz, y llegó el Chiqui Perez, que debutó haciendo un penal tonto y se desgarró solo al día siguiente. No llegó Gago, ofrecen a Erbes en Rusia, y llega Ribair Rodríguez. Lo único que sabemos de Chiqui Pérez y Ribair Rodríguez es que mandaron a River a la B en una promoción. El antecedente es simpático, pero no da para que los propios Pérez y Rodríguez tribuneen de esa manera. Vienen a Boca a ganar una Libertadores, no a salir airosos de un partido de promoción contra un club en decadencia.
Mientras Erbes, Viatri, y Blandi mirarán los partidos desde el banco, los señores de la guía Pérez, Rodríguez, y Martínez se prueban la ropa y se sacan las fotos. Ellos felices (desde luego). Nosotros... veremos. Pero ojalá que la rompan y nos tapen la boca. Allí estaremos para pedir disculpas.  

2 comentarios:

  1. burrito martinez es mucho mas refuerzo que tristelme. no se si van a ganar la libertadores pero es el mejor y mas caro de este futbol argentino

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  2. Estuvo bien el Burrito, sin discusión. Ojalá que se mantenga así. La elección de Orión como capitán me sorprendió un poco, ya hablaremos de eso.

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