lunes, 24 de junio de 2013

ABL: Adelante, Barrido y Limpieza

Todo fin de semestre y de campeonato deja tela para cortar, pero voy a concentrarme por el momento en Boca, el único equipo que ví en todos sus partidos de este semestre (excepto el primer clásico del verano).
Anticipábamos, luego del forzado triunfo inicial frente a Quilmes y al flojo verano, que este podía ser un semestre de transición (ver acá). Pero ni en los cálculos más escépticos esperabamos menos que jugar una final de Copa Libertadores si estaba Román en la cancha y Bianchi en el banco. No pudo ser. Por los penales y por algunas cosas más. Quedarse con las manos vacías, en el penúltimo lugar de la tabla del campeonato local y afuera de la chance de clasificar a la Libertadores a través de la Copa Argentina no entraba en los planes ni de los más fervientes anti-bosteros, que como es de esperar, abundan.
Una sucesión de lesiones, cambios y reemplazos (no forzados por la salud sino por bajos rendimientos), errores defensivos, errores arbitrales, doce penales en contra, y sucesivas expulsiones condicionaron decisivamente la suerte de Boca este semestre. Por supuesto que la responsabilidad por esos errores le corresponde a los conductores. Y esos no son Angelici ni Martucci. Cuando hablamos de responsabilidades, hablamos de los responsables de adentro y de afuera de la cancha. Román y Carlos Bianchi. Si ellos se llevan todos los aplausos cuando la cosa viene bien, por una cuestión de pura simetría es a ellos a quienes les llueven las críticas en la mala, aunque después las macanas se las manden Clemente Rodríguez o Chiqui Perez.
Los malos rendimientos fueron acompañando a la mala suerte y a los malos resultados. Y esta noche Boca pudo ser goleado por Godoy Cruz, de no haber sido por la muy buena actuación de Orión. Pero no solo se trata de las zozobras defensivas. Boca se acostumbrado peligrosamente a no patear al arco.
El hincha reclama, desde el final del ciclo de Falcioni, cambios urgentes. Se había visto con buenos ojos el último mediocampo que armó el ahora técnico de All Boys: Pol Fernández, Erbes, Sanchez Miño, y Paredes. Todo de la casa. No solamente por el rendimiento futbolístico de los pibes sino por su identificación con la camiseta. Son todos canteranos. Y algunos - léase Erbes, Blandi - rechazaron buenas ofertas de afuera porque querían afirmarse en Boca. Boca necesita jugadores identificados con la camiseta. Es eso lo que se destaca en el éxito de Newells, con jugadores que vuelven de afuera para salvar a Newells de la B y, de paso, ser campeones.
El problema es que Boca no ha resuelto bien la situación de los jugadores identificados con la camiseta, como lo demuestra el caso de Clemente. Sus errores frente a Newells y a All Boys fueron decisivos. Pero eso no justifica echarlo como un perro. Más puteamos al Chelo Delgado por hacerse echar en aquella final de Copa Intercontinental con los alemanes, y sin embargo siguió jugando y muy bien hasta el final de su carrera en Boca.
Habrá que ver como sigue esta historia, pero las soluciones preocupan más que los problemas. Porque si lo que Boca tiene para reemplazar a Clemente es Zárate o Emanuel Insúa tal vez no haya razones para tantas esperanzas (a menos que lo único que importe sea el salario que Boca se ahorra por tratarse de un histórico). Y a su vez estas cosas se mezclan con otras decisiones en las que parecería que los dirigentes están metiendo la cuchara (por ejemplo, respecto de la continuidad de Somoza). Porque el problema es, de nuevo, que este torneo ha demostrado que ninguno de los que viene pidiendo espacio desde abajo ha justificado el cambio (excepto, tal vez, Sanchez Miño y Blandi).
Esto se acompaña de ruido mediático y el eterno retorno del cabaret que supo denunciar Latorre. Cuando en TyC Sports el que habla de Boca es Tato Aguilera es porque el tono lo marcan el técnico y los jugadores. Se habla de fútbol y de poco más. Pero cuando las noticias ya no las consigue Tato Aguilera sino Martín Arévalo es porque son los dirigentes los que están usando los micrófonos para sembrar cizaña. Y eso pasa siempre, se sabe, cuando el equipo pierde.
La sensación, entonces, es que Boca necesita de cambios urgentes aunque lo que venga sea más o menos igual o peor de lo que hay. Boca no va a conseguir un lateral mejor que Clemente ni un centrodelantero mejor que Silva. Pero lo que va a ganar es en espíritu y actitudes nuevas y en la conformación de un nuevo grupo. Porque este grupo, tal como está, con pocas altas y pocas bajas, no camina. Boca necesita líderes anímicos y futbolísticos, además de Román. Chiqui Pérez y Ribair (tampoco Martínez) no han dado la talla. Tal vez haya que buscar las respuestas en la cantera (aunque eso no tiene nada que ver con la vuelta de Cangele, que se parece más a un ataque de nostalgia que a un baño de realismo).
Párrafo final para las declaraciones de Erviti y Silva de esta semana. En primer lugar, hay que conceder que Erviti levantó, que se corrió la vida este semestre, que hizo su trabajo y el de varios otros (especialmente el de Román). Que hizo goles y se ganó el reconocimiento de la hinchada. Nunca antes habló. Lo hace ahora, probablemente, porque piensa que tiene las espaldas más anchas, por ese reconocimiento de la gente. Lo hace ahora, tal vez, porque tiene abrochado un pase al fútbol millonario de los Estados Unidos. Y aprovecha la volada para echarle un poco de tierra a Román y a Bianchi, aunque lo haga con estilo y de manera casi inadvertida. Lo de Silva es peor, porque no tiene el reconocimiento del hincha. Silva empezó el semestre como titular indiscutido y lo termina como cuarto suplente, detrás de Blandi, Viatri y el pibe Di Franco. Tuvo todas las oportunidades que se le pueden dar a una estrella y más. Las desaprovechó a todas. Coqueteó con River en la semana. Pero luego giró para el otro lado y le tiró un ladrillazo a Bianchi y al vestuario, que extasiaron a los periodistas de espectáculos que cubren a Boca. Martín Caparrós explica mejor que yo porque Silva no tiene derecho a abrir la boca (ver acá).
El tema de la legitimidad para hablar es crítico: no cualquiera tiene autoridad moral para decir ciertas cosas, aunque lo que diga sea cierto. Los tipos como Erviti, Somoza, Silva, el mismo Orión, pueden jugar mejor o peor, pero necesitan anotarse algunas estrellas, algunos campeonatos de los pesados, para tener derecho a que la gente de Boca los escuche. Por eso lo que digan Erviti y Silva no cuenta. La respuesta de Angelici fue correcta: "si no quiere estar que se vaya". Lo propio con Silva, aunque en este caso mejor no averiguar si quiere estar y abrirle la puerta de salida.
Mientras tanto, sólo los detractores profesionales de Riquelme se preocupan por cuantos días a la semana va al kinesiólogo o cuantos kilómetros corre. Está en Riquelme saber cuando es la hora del retiro. Pero por ahora no hay en Boca ni en el fútbol argentino alguien en condiciones de reemplazarlo. Esto hace diferente su caso del de Gatti, el Mellizo Guillermo o el propio Palermo, quienes tenían detrás al Mono Navarro Montoya, a Rodrigo Palacios, y a Boselli/Viatri/ Blandi.
Boca necesita resultados. Eso es todo, lo único, que se le va a pedir a Bianchi. O arregla el celular de Dios o tendrá que ir a hacer el trámite con él si no logra arrancar el campeonato que viene entre los tres de arriba en las primeras cinco o seis fechas.

2 comentarios:

  1. yo no lo vi jugar mal a Roman, todo lo contrario, esta dando bien pases, se muestra, abre la cancha y hasta llega al área en los centros rápidos como el de Marin. No marca, eso es cierto, pero nunca se destacó mucho en ese aspecto. Lo que si noto es que se cansa bastante en los segundos tiempos y empieza a tener errores en algunos pases pero es comprensible. El último responsable por como juega Boca es Riquelme.

    Para mi, el problema lo venimos arrastrando desde hace rato y cada vez lo empeoramos: estamos armando mal los equipos (compramos mal, vendemos antes de tiempo y no sacamos pibes). Empezó en el segundo año de Isquia como DT. Dejamos ir a Caranta, recien con Orion pudimos reemplazarlo pero pasaron unos cuantos campeonatos con verdaderos coladores como arqueros; se fue Neri Cardozo, todavía no conseguimos un volante por izquierda de su talla. Además empezamos a comprar viejos en lugar de jóvenes con futuro como hicimos con gran éxito con Palacios, Samuel, Palermo, Datolo, Bilos, Perea, etc. Este año la compra era Lisandro López y no Chiqui Perez. Y qué pasa con las inferiores, el último crack que sacamos fue Gaitan y ya paso un tiempo de eso, espero que Paredes y Sanches Minio se consoliden rápido.

    Por último, Los refuerzos que tenemos que traer son el Chino Romero de Lanus, Nico Castro de Godoy Cruz y un pibe uruguayo que juega en Defensor y se llama Federico Pinto (creo que es hermano del Pinto que jugo en San Lorenso). Los demás que juegen los pibes.

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  2. Giglioti es un muerto, es más de lo mismo, para eso que se quede Viatri! Atenti que lo del Chino Romero me parece una buena idea

    Jose Carlos

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