martes, 11 de diciembre de 2012

El que sabe, sabe, y el que no es presidente

No vamos a hablar de política nacional. Vamos a hablar de lo que sabemos.
Angelici confirmó la capitulación frente al Bombonerazo que le hicimos el sábado. Por un momento se acordó de la democracia y le dió la derecha al pueblo boquense, que no quiere a Falcioni. Hizo marcha atrás en su ofrecimiento de renovación contractual y - de común acuerdo - resolvieron que Falcioni ya no es más el DT de Boca.
No puede pensarse en el acto de Angelici como uno de demagogia, porque el desdén por el equipo de Falcioni se manifestó muchas veces, en las redes sociales y en la cancha misma. En parte puede ser que Macri y Angelici adviertan que si los hinchas de verdad piden a Riquelme y a Bianchi es porque están disconformes. En esto revelan ser un poco mejores que sus colegas políticos que se arman actos a favor y luego les dicen a sus fieles: "si ustedes no aflojan yo tampoco aflojo". Angelici y Macri podrían decir que la 12 no cantó a favor de Riquelme y de Bianchi sino a favor de Boca. Pero se dan cuenta que la opinión que verdaderamente cuenta cuando hablamos de democracia es la voz de los que no son clientes, becarios, o súbditos.
Sin embargo, en su conferencia de prensa de anoche, Angelici deslizó que fue "la cadena nacional de Riquelme" la que predispuso a los hinchas a insultar a Falcioni y al propio Angelici. Repite aquí Angelici la fórmula de la presidenta de la nación. Piensan que somos idiotas a los que no dicen lo que tenemos que hacer. Piensan que no podemos pensar por nosotros mismos. Es natural que piensen así porque, como reza el dicho, "el ladrón piensa que todos son de su clase". Para quienes están acostumbrados a que les digan todo que sí, para los que disponen lo que es verdad y lo que es mentira por decreto, siempre es una piedra en el zapato que alguien les diga que piensa diferente, sean ellos periodistas, jueces de la nación, hinchas o jugadores de fútbol. Pero se equivocan. Y es bueno que le presten atención al testimonio de los que no somos pagos, de los que somos independientes de verdad.
Boca no ha jugado a nada en todo el período de Falcioni como DT, excepto cuando estuvo Riquelme en la cancha. Ganó algunos títulos - uno invicto - y disputó una final de Libertadores que pudo ganar. Eso fue todo y es tiempo de cambiar.
Que el cambio quede en manos de estos dirigentes es, ciertamente, peligroso. Porque no saben de fútbol. Macri le debe a Bianchi y a Riquelme (y a algunos, desde Bermudez a Palermo, de Guillermo Barros Schelotto a Samuel) toda su gloria política. Probó con Bilardo y fracasó. Probó con Veira y el fue mal.
Angelici debería, al menos, reparar en esa experiencia. Porque, al igual que Ameal, que Macri y que la mayoría de estos dirigentes, no entiende nada de fútbol. Porque, como dijo el Flaco Menotti de Niembro y Victor Hugo, uno ni siquiera se los imagina vestidos de jugador de fútbol. Son buenos para hablar de guita y de poder. Eso sí que saben. Son maestros. Usan a Boca como trampolín. Macri para acumular poder. Angelici, supongo, guita.
Conozco a Martucci de su paso por el gobierno de la Alianza, cuando era la mano derecha del ministro del interior, Federico Storani. Sin adjetivar, que sea Martucci el Secretario General de Boca revela de manera contundente a qué vino Angelici a Boca. Porque si vos me decis que sos un Passarella, un tipo que sabe todo de este deporte y necesita rodearse de alguien que entienda de rosca todo bien. Pero si sos Angelici, lo mínimo que necesitas es, para citar un caso exitoso, un Bassedas. Ahí está la diferencia. Velez gano todo, entre otras cosas, porque sus dirigentes comprenden que el fútbol es de los jugadores. Entonces traen a Bassedas de manager, lo dejan resolver, y traen a Gareca y le hacen un contrato de largo plazo. Y ellos, los dirigentes de Velez, pienso en Raffaini, están de paso. No usan a Velez como usina ni como tribuna política. Están un par de años y vuelven a sus oficios particulares. No piensan en reelección ni en re-elección, ni en cambio de estatutos ni en reformas constitucionales, ni en apretar a la corte. Así ganan campeonatos.
Hoy, aunque parezca una ironía, River está en mejores manos que Boca. Passarella sabe que no tiene nada pero mira partidos de fútbol y sabe lo que se juega en el sillón que ocupa. Angelici es un zombi, o un títere, que piensa que es Riquelme el que nos lleva de las narices a putear a Falcioni.
Que viene ahora? Lo que venga será mejor. Bianchi es difícil, aunque no me imagino que estos perejiles se puedan animar siquiera a sugerirle condicionamientos futbolísticos (como no contar con Román). Arruabarrena es de la casa. Gareca no. En estas discusiones se advierten las diferencias entre los verdaderos hinchas de Boca y los de cartón (categoría que incluye a jóvenes que no se preocupan por alfabetizarse, futbolísticamente hablando). Gareca y Ruggeri son malas palabras.
Guillermo Barros Schelotto y Cagna son ambos candidatos respetables, pero por el momento están ocupados. Y Bianchi y el Vasco son buenos amigos y admiradores de Román. Uno no se los imagino prescindiendo del 10. Por eso, la sabiduría popular le aconseja a Angelici dedicarse a lo que sabe, seguir facturando y dejarle el fútbol a los que junan de esto. Total, mientras siga siendo presidente de Boca siempre habrá lugar en la foto de campeones para acomodarse y anotarse el poroto.

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