Daniel Pereira, el volante uruguayo de Patronato de Paraná, se ganó las tapas de diarios y suplementos deportivos al reconocer que jugaron incentivados en el partido en el que bajaron a Rosario Central de la punta de la B Nacional el lunes pasado, casi asegurando el ascenso de River. Pereira no hizo m ás que repetir el argumento trillado de que la incentivación no es objetable, aunque sí lo es el soborno. Dijo Pereira: "En el fútbol siempre hubo incentivaciones, yo no tengo problema en decirlo: hemos tenido incentivación de River y capaz tengamos de Central para jugar con River".
Hay tres maneras de defender la posición de Pereira. Y las tres fracasan en proveer argumentos razonables.
(1) Pereira dice que lo que no está prohibido está permitido: "no es ningún delito que haya incentivación, siempre y cuando sea para ir para adelante". El principio, sin embargo, es falso. Muchas prácticas que no están prohibidas son moralmente objetables, por ejemplo, usar bienes del Estado para beneficio privado (piénsese, por ejemplo, en el uso de aviones oficiales para fines particulares como hacía Menem en los 90 con sus familiares y hasta con sus peluqueros). Y hay otras prácticas que están prohibidas pero no deberían estarlo (por ejemplo, fumar marihuana).
(2) Pereira dice que aceptar dinero para ganarle a un rival no es objetable porque es "para ir para adelante". Ese principo es, también, falso. Porque, en primer lugar, desnaturaliza la competencia, incorporando el dinero a una esfera en la que no debería tener espacio. Distinto sería el caso en otro tipo de competencias, por ejemplo las instancias finales de campeonatos donde no se compite por puntos sino en partidos de vida o muerte (figurativamente hablando). En segundo lugar, permitir el uso de dinero para incentivación genera desventajas competitivas para aquellos equipos denominados chicos, que carecen de los recursos para incentivar a los rivales de sus rivales.
(3) Pereira anticipa que "capaz tengamos [incentivos] de Central para jugar con River" (porque juegan con River este fin de semana). El principio es que todos pueden pagar para incentivar a cualquier rival y, por lo tanto, no debería limitarse de libertad de cada uno para hacerle regalos a quien quiera. Uno puede interpretar esas declaraciones de Pereira buenamente y pensar que el uruguayo solamente está describiendo como funcionan las cosas. Pero una interpretación menos ingenua es que le está mandando un mensaje a los jugadores de Central: "o pagan o vamos para atrás". En todo caso, cual interpretación representa la intención de Pereira es irrelevante. Lo cierto es que la segunda es posible. Pedirle a alguien que nos pague para hacer lo que tenemos que hacer se llama extorsión. Y no hay diferencias significativas entre soborno e incentivación. En consecuencia, este tercer principio también falla.
La incentivación tiene una larga tradición en el futbol argentino y difícilmente se vaya a modificar en el transcurso de este campeonato. Pero los argumentos en defensa de esta práctica son endebles y parece que lo que pensamos los espectadores al respecto - esto es, que está mal - es lo correcto. Hasta que nos demuestren lo contrario.
muy buena nota muy bien escrita y muy clara pero para mi la culpa no la tiene el chancho si no el que da de comer
ResponderEliminarY ahora de que incentivacion vas a hablar bostero puto? no era que jugaban para nosotros? Ojala que salga campeon Arsenal
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