viernes, 22 de junio de 2012
Capítulo 3: Superioridad anímica
Lo dijimos en un post anterior, después de la definición de la Copa del Rey (ver acá): si tengo que jugar una final, eligiría enfrentar a un equipo que dirija Bielsa o alguno de sus discípulos. No tanto porque dejan jugar o se regalan en defensa, sino porque son tibios para jugar finales, porque no saben transmitir una mística de la que carecen.
Sampaoli quiso atacar a Boca en la Bombonera y en el Nacional de Chile. En el partido de ida le hicieron precio y se fue "sólo" con un 0-2 a Chile. En la vuelta, anoche, debió haber terminado 0-3 el primer tiempo. Si fue empate hay que atribuirlo al travesaño que le negó el gol a Román y a la impericia para definir de Mouche, que se perdió 4 goles hechos. Boca terminó sufriendo más de la cuenta por no convertir. Pero la U nunca transmitió la sensación de que podía pelear esta definición. Como si el partido le quedara grande. Como si a los jugadores chilenos les hubiera pesado demasiado el compromiso. Ahí es donde hace la diferencia Boca. Merced a la experiencia de Riquelme, de Schiavi, de Clemente, de Ledesma. Erviti volvió a redondear un partido perfecto. Y Somoza, Caruzzo, Orión, y Silva estuvieron a la altura de una final. Ciertos es que la U perdió 3 o 4 goles en el segundo tiempo y que el travesaño también le negó otros dos. Pero la presencia de ánimo era tan minúscula que aún si hubiera tenido superioridad futbolística difícilmente se hubiera plasmado en el resultado.
Se viene ahora el Corinthians, que sorprendió eliminando al último campeón, al Santos de Neymar. Viene invicto en el torneo y con antecedentes que meten miedo. Boca no tiene un gran volumen de juego pero conserva la actitud y, si puede embocarla, puede manejar estas finales, en las que ya tiene suficiente entrenamiento. Lo que necesita es mayor puntería, tranquilidad, y a Sanchez Miño en la cancha, de lo que sea. Queda debiendo algo. Pero es parte de una discusión más profunda respecto de a qué juega y a qué puede jugar este Boca con Riquelme y con Schiavi en la cancha. Ya hablaremos de eso.
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