domingo, 9 de diciembre de 2012
Se puede
Interrumpimos este largo silencio, que coincide con el silencio ausente de JRR, para celebrar lo que los medios anticipan como la primera victoria del pueblo xeneixe respecto de su dirigencia. Jorge Amor Ameal puso al frente de Boca a Julio Cesar Falcioni. Y el binguero Angelici, parece, le ofreció renovar su contrato esta semana en una cena en Puerto Madero que el presidente de Boca se ocupó de difundir ampliamente, fotos mediante.
Para los que contábamos los días para la salida de Falcioni, esa noticia fue un cachetazo descorazonador. Para Román fue una afrenta que, desencajado, salió a criticar, perdiendo su habitual compostura. Estaba y está enojado Román. Y con razón. Porque dió el paso al costado para no cargarse al DT y demostrar que Boca no juega a nada si no juega Riquelme. Y con los números en la mano, los de la tabla de posiciones y los de la cantidad de pases y tiros al arco del Boca de Falcioni, esperaba la salida de Falcioni en este fin de año, sin nadie que lo defienda que no sean sus incorporaciones (Somoza, Erviti, y Silva, de paso olvidable por Boca).
Ayer, a pesar del calor, después de mucho tiempo, volví a la cancha de Boca. A despedir al Flaco Schiavi (el "se puede" también vale para él, que jugo en Chile aquel partido de vuelta en 2003 con apendicitis) y a putear a Falcioni, a pedir que se vaya. Los mercenarios de la 12, los empleados de Angelici, los beneficiario$ de Palermo y demás cómplices, los punteros del peronismo, del kirchnerismo y del macrismo, nos taparon cada vez que gritamos por Román y por Bianchi. No por desmemoriados, porque en esa época ganaban fortuna$. Sino porque nunca recibieron "subsidios" de JRR y del Virrey. Pero el amor le gana a la violencia. Y la razón le gana al fanatismo de los que gritan "cantá por Boca la puta que te parió" pero no cantan por Boca cuando les piden lo contrario.
Lo de ayer, como tantas veces antes, renueva el quiebre entre los hinchas de Boca de verdad y la barra brava. Y el abismo que separa al pueblo de Boca de sus dirigentes, de los macristas y de los kirchneristas (que, por otra parte, en la CABA votan siempre juntos en los negocio$ importantes). Ellos son los que hacen ruido, los que salen en los diarios. Ellos los que gritaban por Maradona o por Palermo cuando nosotros bancábamos a Román. Pero el amor es más fuerte.
Hoy, retomo desde donde empezaba, comienza a sugerirse que ni el improvisado Angelici quiere ir para adelante con la renovación de Falcioni ni Falcioni se banca que vayamos afinando las gargantas en este fin de 2012 para ir a la cancha nada más que a putearlo. Enhorabuena si es así. Aunque es una pena que nos fuercen a hacer esto, a ir a putear en nuestra casa, para hacer lo que es justo.
No sé si Bianchi querrá volver a Boca. Pero Román sí quiere y se merece volver. No por su pasado, que lo ha hecho el mejor jugador de la historia de Boca. Sino por su presente reciente, que lo ha hecho el mejor jugador del actual plantel de Boca.
Si Angelici quiere prescindir de él, como presidente de Boca y no de un clubcito de la B, tiene que traer a uno tan bueno como Riquelme. De lo contrario, y no ya por una cuestión de justicia sino por su propio interés, económico y deportivo, se tiene que tapar la nariz ydevolvernos al ídolo. Que nos devuelva la alegría de verlo jugar, todavía cerca de la plenitud, los últimos meses de su carrera. Que le dé las llaves del club, como se la dieron a Verón en Estudiantes, al Bocha en Independiente, aal Beto Alonso en River.
Porque el fútbol es de los jugadores. Ni de los dirigentes ni de los técnicos. Si Boca, con Riquelme, no vuelve a jugar una final de Libertadores en el 2013, se puede reconsiderar su presencia. Pero hoy, incluso desde el punto de vista estrictamente deportivo, sin pensar en el pasado, sin afectos de por medio, Román sigue siendo la mejor, la única esperanza, de este Boca que se arrastra por la cancha sin ánimo y sin jerarquía, sin hilvanar tres pases seguidos.
En tren de buscar reemplazantes - con la prudencia de saber que por ahí son trascendidos y vuelven a dejarnos con las ganas - espero que sea el turno del vasquito Arruabarrena, a quien seguimos desde que jugaba en la Candela en la sexta. Entonces le decían Bordet, por aquel rubio con rulos de oveja que jugaba en el Boca de los 80. Fue parte del Boca glorioso de Bianchi, de la gran campaña del Villarreal de España, y - ya de vuelta a Argentina - de aquel gran equipo de Tigre de Diego Cagna que peleó el campeonato del 2008 con el Boca de Ischia y el San Lorenzo de Russo. Su Tigre jugó un fútbol exquisito, con Cachete y con Román Martínez, con el poco material que tuvo a mano.
Con la banda de Román y los pibes que piden pista desde abajo, este Boca está llamado a llevarse todo de nuevo si agarra el timón alguien de la casa - Bianchi también lo es - con el temple necesario para jugar a lo Boca y para reponer al Topo Gigio en su lugar.
Que así sea.
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