lunes, 17 de diciembre de 2012

Democracia xeneixe

El título del post iba a ser el de un lindo tango que escribió Cadícamo, musicalizó Tinelli (el bueno), y popularizó el Tata Floreal Ruiz con Pepe Basso (esto último es más controvertido, en todo caso, es mi conclusión). El tango "Por la vuelta" se hizo más popular recientemente porque una frase de su estribillo se hizo título de la peli de Campanella. Escribió Cadícamo: "el mismo amor... la misma lluvia... el mismo, el mismo loco afán..." (el libro de esa peli es de José Pablo Feinmann, que aparece en la peli tocando el piano, cosa que hace muy bien... pero eso es para otro post, digo lo que Feinmann hacía bien y lo que ha dejado de hacer últimamente).
Pero el post no es de tango ni de cine: se refiere al esperado regreso de Carlos Bianchi al banco de Boca Juniors, nada menos. No hay nada que no se haya dicho de los pasos anteriores de Bianchi por Boca. Y mientras aguardamos sus declaraciones (que serán parcas como siempre porque el fuerte de Bianchi es el fútbol, no las relaciones públicas), vale repasar lo que ha pasado aquí desde hace dos semanas. Para mantener la memoria viva. No sea cosa que mañana empiecen a ofrecernos "otro relato" y los jóvenes sin experiencia compren sin beneficio de inventario. En orden cronológico:
1. En la fase inicial de Copa libertadores, Boca empató de visitante en Venezuela con papelón de Falcioni incluido. El incidente debería habérselo llevado puesto. Entre Riquelme y los referentes del plantel le perdonaron la vida.
2. Boca marchaba entonces puntero del campeonato, avanzaba en la Copa Argentina, y seguía firme en la Libertadores. Perdió un partido increíble por 0-3 con Arsenal, que sumado a otros resultados adversos en el final del torneo le dió el título a los de Sarandí. Perdió con un poco de mala suerte la final de la Libertadores, que no supo definir en la ida cuando iba 1-0 y tuvo un par de situaciones clarísimas en los pies de Mouche y Schiavi para liquidar el partido.
3. Riquelme anunció esa misma noche que dejaba de ser jugador de Boca porque se sentía vacío. Los dirigentes celebraban su partida y Falcioni arrancaba el torneo con la posibilidad de armar el equipo a su antojo, sin Riquelme ni enganche a la vista.
4. Boca terminó quinto en el torneo local. Nunca mostró condiciones ni juego de campeón. Llegaba en cuentagotas al arco rival. Lo poco bueno de Boca venía de sus juveniles, cuando se le empezó a desbaratar el vestuario al "emperador". Cuestionó a Viatri, a Erbes, a Clemente, a Ledesma, a Rivero, por su cercanía a Riquelme. A Javi García lo echó (ese parecía ser el destino de los otros "amigos" del 10) y a Sosa lo dejaron ir. Privilegió a sus fieles, que tuvieron un campeonato horrible: Somoza, Silva y Erviti. Solo lo salvaron las apariciones de Pol Fernandez y Paredes, mas el buen final del Pichi Erbes.
5. Hace apenas dos semanas, el presidente Angelici, a pesar de estos resultados, o precisamente por esos resultados, le ofreció un año más de contrato a Falcioni. Querían al mellizo Guillermo, pero con buen tino, el 7 de oro dijo que iba a cumplir su contrato con Lanús hasta Junio, luego de haber peleado con Velez el último campeonato, que fue el de su debut. Angelici además le cerró las puertas de Boca en la cara a Riquelme. Así es, aunque parezca mentira: Angelici, un ignoto binguero recaudador de Macri y con negocios cruzados con el kirchnerismo, un gordo sin pasado en Boca, le cierra las puertas a Riquelme y se las abre a Falcioni. Se sacaron fotos en la última semana del campeonato, después de un par de buenos resultados seguidos de nada. Comieron juntos en Puerto Madero. Angelici le ofreció un año de contrato. Falcioni insinuó que sí. Riquelme denunció el pacto para eliminarlo. 
6. Entonces habló el pueblo xeneixe. Y lo que era originalmente una fiesta de agasajo a Palermo y Abbondanzieri en el entretiempo del partido contra Godoy Cruz transformó a la Bombonera en el escenario de una manifestación del pueblo boquense, con insultos a viva voz para el presidente y el DT Falcioni. Embanderado en sus dos gritos de guerra. Carlos Bianchi por Falcioni. Riquelme por Angelici.
7. Por eso, y sólo por eso, Angelici dió marcha atrás, lo convenció a Falcioni de que no era una buena idea renovar con Boca, retiró lo dicho, se rectificó, y salió a buscar a Bianchi por pedido de la Bombonera. No lo querían a Bianchi; querían al Mellizo. Macri, el que hace como si fuera jefe de gobierno de la ciudad, dijo que el DT de Boca tenía que tener 40 años. Bianchi le respondió que tiene 63...
8. Bianchi ha dicho que sí. Pasado mañana lo presentan en la Bombonera. Esperamos que él, por sobre Angelici y los dirigentes de cuarta, sea el que tenga el control de lo que pasa en el futbol de Boca. Que salgamos en los diarios por los goles y los títulos y no por el cabaret y por los puteríos del periodismo.
9. Lo que falta es el regreso de Román. Que anhelamos todos y descontamos que con Bianchi será posible. Pero con el Tolo en el Rojo, el Pelado en River, y Bianchi en Boca (mas Martino, Gareca, el propio Guillermo) el campeonato argentino se jerarquiza, al menos en los bancos de suplentes.

Cada vez que reaparece una vieja gloria lo celebramos por partida doble. Por la expectativa de que repitan y porque al ponernos viejos empezamos a ver aquellas páginas amarillas con más oro del que entonces creíamos que tenían. Ni Bianchi será aquel Bianchi ni Román aquel Román, pero es bueno que haya un poco de justicia en la Boca, que se escuche al hincha de verdad y no a los que están pagos (que, como los que están pagos en otros lados, tienen conflictos de intereses para ser verdaderamente independientes). Para Bianchy y para Riquelme es el último desafío. Nos han hecho ganar todo. Esto que esperamos que sea una alianza virtuosa es la chance que se dan de irse de Boca con toda la gloria. Que se nos dé.

martes, 11 de diciembre de 2012

El que sabe, sabe, y el que no es presidente

No vamos a hablar de política nacional. Vamos a hablar de lo que sabemos.
Angelici confirmó la capitulación frente al Bombonerazo que le hicimos el sábado. Por un momento se acordó de la democracia y le dió la derecha al pueblo boquense, que no quiere a Falcioni. Hizo marcha atrás en su ofrecimiento de renovación contractual y - de común acuerdo - resolvieron que Falcioni ya no es más el DT de Boca.
No puede pensarse en el acto de Angelici como uno de demagogia, porque el desdén por el equipo de Falcioni se manifestó muchas veces, en las redes sociales y en la cancha misma. En parte puede ser que Macri y Angelici adviertan que si los hinchas de verdad piden a Riquelme y a Bianchi es porque están disconformes. En esto revelan ser un poco mejores que sus colegas políticos que se arman actos a favor y luego les dicen a sus fieles: "si ustedes no aflojan yo tampoco aflojo". Angelici y Macri podrían decir que la 12 no cantó a favor de Riquelme y de Bianchi sino a favor de Boca. Pero se dan cuenta que la opinión que verdaderamente cuenta cuando hablamos de democracia es la voz de los que no son clientes, becarios, o súbditos.
Sin embargo, en su conferencia de prensa de anoche, Angelici deslizó que fue "la cadena nacional de Riquelme" la que predispuso a los hinchas a insultar a Falcioni y al propio Angelici. Repite aquí Angelici la fórmula de la presidenta de la nación. Piensan que somos idiotas a los que no dicen lo que tenemos que hacer. Piensan que no podemos pensar por nosotros mismos. Es natural que piensen así porque, como reza el dicho, "el ladrón piensa que todos son de su clase". Para quienes están acostumbrados a que les digan todo que sí, para los que disponen lo que es verdad y lo que es mentira por decreto, siempre es una piedra en el zapato que alguien les diga que piensa diferente, sean ellos periodistas, jueces de la nación, hinchas o jugadores de fútbol. Pero se equivocan. Y es bueno que le presten atención al testimonio de los que no somos pagos, de los que somos independientes de verdad.
Boca no ha jugado a nada en todo el período de Falcioni como DT, excepto cuando estuvo Riquelme en la cancha. Ganó algunos títulos - uno invicto - y disputó una final de Libertadores que pudo ganar. Eso fue todo y es tiempo de cambiar.
Que el cambio quede en manos de estos dirigentes es, ciertamente, peligroso. Porque no saben de fútbol. Macri le debe a Bianchi y a Riquelme (y a algunos, desde Bermudez a Palermo, de Guillermo Barros Schelotto a Samuel) toda su gloria política. Probó con Bilardo y fracasó. Probó con Veira y el fue mal.
Angelici debería, al menos, reparar en esa experiencia. Porque, al igual que Ameal, que Macri y que la mayoría de estos dirigentes, no entiende nada de fútbol. Porque, como dijo el Flaco Menotti de Niembro y Victor Hugo, uno ni siquiera se los imagina vestidos de jugador de fútbol. Son buenos para hablar de guita y de poder. Eso sí que saben. Son maestros. Usan a Boca como trampolín. Macri para acumular poder. Angelici, supongo, guita.
Conozco a Martucci de su paso por el gobierno de la Alianza, cuando era la mano derecha del ministro del interior, Federico Storani. Sin adjetivar, que sea Martucci el Secretario General de Boca revela de manera contundente a qué vino Angelici a Boca. Porque si vos me decis que sos un Passarella, un tipo que sabe todo de este deporte y necesita rodearse de alguien que entienda de rosca todo bien. Pero si sos Angelici, lo mínimo que necesitas es, para citar un caso exitoso, un Bassedas. Ahí está la diferencia. Velez gano todo, entre otras cosas, porque sus dirigentes comprenden que el fútbol es de los jugadores. Entonces traen a Bassedas de manager, lo dejan resolver, y traen a Gareca y le hacen un contrato de largo plazo. Y ellos, los dirigentes de Velez, pienso en Raffaini, están de paso. No usan a Velez como usina ni como tribuna política. Están un par de años y vuelven a sus oficios particulares. No piensan en reelección ni en re-elección, ni en cambio de estatutos ni en reformas constitucionales, ni en apretar a la corte. Así ganan campeonatos.
Hoy, aunque parezca una ironía, River está en mejores manos que Boca. Passarella sabe que no tiene nada pero mira partidos de fútbol y sabe lo que se juega en el sillón que ocupa. Angelici es un zombi, o un títere, que piensa que es Riquelme el que nos lleva de las narices a putear a Falcioni.
Que viene ahora? Lo que venga será mejor. Bianchi es difícil, aunque no me imagino que estos perejiles se puedan animar siquiera a sugerirle condicionamientos futbolísticos (como no contar con Román). Arruabarrena es de la casa. Gareca no. En estas discusiones se advierten las diferencias entre los verdaderos hinchas de Boca y los de cartón (categoría que incluye a jóvenes que no se preocupan por alfabetizarse, futbolísticamente hablando). Gareca y Ruggeri son malas palabras.
Guillermo Barros Schelotto y Cagna son ambos candidatos respetables, pero por el momento están ocupados. Y Bianchi y el Vasco son buenos amigos y admiradores de Román. Uno no se los imagino prescindiendo del 10. Por eso, la sabiduría popular le aconseja a Angelici dedicarse a lo que sabe, seguir facturando y dejarle el fútbol a los que junan de esto. Total, mientras siga siendo presidente de Boca siempre habrá lugar en la foto de campeones para acomodarse y anotarse el poroto.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Se puede


Interrumpimos este largo silencio, que coincide con el silencio ausente de JRR, para celebrar lo que los medios anticipan como la primera victoria del pueblo xeneixe respecto de su dirigencia. Jorge Amor Ameal puso al frente de Boca a Julio Cesar Falcioni. Y el binguero Angelici, parece, le ofreció renovar su contrato esta semana en una cena en Puerto Madero que el presidente de Boca se ocupó de difundir ampliamente, fotos mediante.
Para los que contábamos los días para la salida de Falcioni, esa noticia fue un cachetazo descorazonador. Para Román fue una afrenta que, desencajado, salió a criticar, perdiendo su habitual compostura. Estaba y está enojado Román. Y con razón. Porque dió el paso al costado para no cargarse al DT y demostrar que Boca no juega a nada si no juega Riquelme. Y con los números en la mano, los de la tabla de posiciones y los de la cantidad de pases y tiros al arco del Boca de Falcioni, esperaba la salida de Falcioni en este fin de año, sin nadie que lo defienda que no sean sus incorporaciones (Somoza, Erviti, y Silva, de paso olvidable por Boca).
Ayer, a pesar del calor, después de mucho tiempo, volví a la cancha de Boca. A despedir al Flaco Schiavi (el "se puede" también vale para él, que jugo en Chile aquel partido de vuelta en 2003 con apendicitis) y a putear a Falcioni, a pedir que se vaya. Los mercenarios de la 12, los empleados de Angelici, los beneficiario$ de Palermo y demás cómplices, los punteros del peronismo, del kirchnerismo y del macrismo, nos taparon cada vez que gritamos por Román y por Bianchi. No por desmemoriados, porque en esa época ganaban fortuna$. Sino porque nunca recibieron "subsidios" de JRR y del Virrey. Pero el amor le gana a la violencia. Y la razón le gana al fanatismo de los que gritan "cantá por Boca la puta que te parió" pero no cantan por Boca cuando les piden lo contrario.
Lo de ayer, como tantas veces antes, renueva el quiebre entre los hinchas de Boca de verdad y la barra brava. Y el abismo que separa al pueblo de Boca de sus dirigentes, de los macristas y de los kirchneristas (que, por otra parte, en la CABA votan siempre juntos en los negocio$ importantes). Ellos son los que hacen ruido, los que salen en los diarios. Ellos los que gritaban por Maradona o por Palermo cuando nosotros bancábamos a Román. Pero el amor es más fuerte.
Hoy, retomo desde donde empezaba, comienza a sugerirse que ni el improvisado Angelici quiere ir para adelante con la renovación de Falcioni ni Falcioni se banca que vayamos afinando las gargantas en este fin de 2012 para ir a la cancha nada más que a putearlo. Enhorabuena si es así. Aunque es una pena que nos fuercen a hacer esto, a ir a putear en nuestra casa, para hacer lo que es justo.
No sé si Bianchi querrá volver a Boca. Pero Román sí quiere y se merece volver. No por su pasado, que lo ha hecho el mejor jugador de la historia de Boca. Sino por su presente reciente, que lo ha hecho el mejor jugador del actual plantel de Boca.
Si Angelici quiere prescindir de él, como presidente de Boca y no de un clubcito de la B, tiene que traer a uno tan bueno como Riquelme. De lo contrario, y no ya por una cuestión de justicia sino por su propio interés, económico y deportivo, se tiene que tapar la nariz ydevolvernos al ídolo. Que nos devuelva la alegría de verlo jugar, todavía cerca de la plenitud, los últimos meses de su carrera. Que le dé las llaves del club, como se la dieron a Verón en Estudiantes, al Bocha en Independiente, aal Beto Alonso en River.
Porque el fútbol es de los jugadores. Ni de los dirigentes ni de los técnicos. Si Boca, con Riquelme, no vuelve a jugar una final de Libertadores en el 2013, se puede reconsiderar su presencia. Pero hoy, incluso desde el punto de vista estrictamente deportivo, sin pensar en el pasado, sin afectos de por medio, Román sigue siendo la mejor, la única esperanza, de este Boca que se arrastra por la cancha sin ánimo y sin jerarquía, sin hilvanar tres pases seguidos.
En tren de buscar reemplazantes - con la prudencia de saber que por ahí son trascendidos y vuelven a dejarnos con las ganas - espero que sea el turno del vasquito Arruabarrena, a quien seguimos desde que jugaba en la Candela en la sexta. Entonces le decían Bordet, por aquel rubio con rulos de oveja que jugaba en el Boca de los 80. Fue parte del Boca glorioso de Bianchi, de la gran campaña del Villarreal de España, y - ya de vuelta a Argentina - de aquel gran equipo de Tigre de Diego Cagna que peleó el campeonato del 2008 con el Boca de Ischia y el San Lorenzo de Russo. Su Tigre jugó un fútbol exquisito, con Cachete y con Román Martínez, con el poco material que tuvo a mano.
Con la banda de Román y los pibes que piden pista desde abajo, este Boca está llamado a llevarse todo de nuevo si agarra el timón alguien de la casa - Bianchi también lo es - con el temple necesario para jugar a lo Boca y para reponer al Topo Gigio en su lugar.
Que así sea.