lunes, 30 de julio de 2012

El oráculo de Cardona y el picadito en la ESMA

Supongamos, amigo lector, que lo descubren haciendo algo moralmente objetable. Digamos que lo descubren metiendo la mano en la lata, traicionando a un amigo, cagando a su pareja, etc. Supongamos que quien lo acusa tiene prueba documental que lo incrimina: está grabado. Uno puede imaginar formas diversas de defenderse frente a la acusación, pero la que cae de maduro es la de desmentir la prueba. Porque fue obtenida bajo condiciones que la invalidan (por ej., bajo tortura), porque no es auténtica (por ej., es una grabación falsa), porque aún siendo verdadera Ud. se ha arrepentido públicamente de ella. Lo que sería absurdo y hasta insultante es que Ud. utilice el testimonio del incriminado para ayudarlo. Por ejemplo, si se lo acusa de haber abusado de una menor, mal puede Ud. aportar en su defensa una carta de la menor declarándole su amor cuando tenía, digamos, 10 años. Si se lo acusa de haber metido la mano en la lata de los dineros públicos, mal puede Ud. invocar el testimonio de su jefe o del jefe de su jefe diciendo que Ud. era un buen empleado.
Pues bien, esto es lo que hace Victor Hugo Morales en respuesta a la acusación, contenida en el libro “Relato oculto”, de los periodistas uruguayos Leonardo Haberkorn y Luciano Álvares, que publica la editorial Planeta (ver acá). En lugar de atacar la prueba, el audio de la grabación de un discurso de homenaje a un mayor del ejército uruguayo Grosso, en un centro de detención clandestino llamado Batallón Florida. En el programa de Lanata aparece un dirigente tupamaro describiendo ese centro, en el que estuvo detenido ilegalmente, y sus conversaciones con oficiales del ejército uruguayo que le contaban como usaban a VHM y a otros periodistas para "lavarle la cara" al Batallón Florida, que tenía fama bien ganada de centro del terror. El libro Haberkorn y Álvares suma además el testimonio de otros oficiales de Ejército (Cedrés, Rosales, Pla, Beneditto, Velasco y Sequeira) indicando que Victor Hugo visitaba el cuartel entre 1975 y 1978 para jugar al fútbol, al básquet, al pool y a la paleta, para comer con ellos, para participar de reuniones sociales.
En respuesta, Victor Hugo imprimió un librito, que tituló Uruleaks (ver acá, en la página del relator del relato), en el que amontona agravios contra los colegas que lo denuncian, conspiraciones afiebradas de sus enemigos para difamarlo, y material desclasificado de inteligencia del ejército uruguayo que indicaría que los militares de entonces lo seguían. VHM dice que hasta lo tuvieron preso por 20 días, pero no aporta mas que conjeturas cuando le hacen notar que fue en cana por agarrarse a las piñas con un rival en un partidito de barrio. VHM dice que el partido era en un barrio que había gente de la Marina... aunque dice que no tiene pruebas para identificar a nadie (ver acá). Y además suma los testimonios de sus amigos Marcelo Araujo y Fernando Niembro, en notas periodísticas, diciendo que cuando lo fueron a buscar a Uruguay, Victor Hugo tenía fama de "zurdo". Araujo y Niembro. Nada menos. Ambos relatores oficiales del mundial de fútbol del 78. Niembro, además, anunciando los ominosos indultos de Menem a los genocidas. Los militares pueden haber escrito eso y mucho más. Pero lo que hayan hecho los militares no "limpian" el prontuario de Victor Hugo, como no limpia el de Jacobo Timerman el hecho de haber sido encarcelado (y hasta torturado) por Camps. La historia no es lineal; los milicos desconfiaban hasta de ellos mismos. Pero el audio con las palabras halagadoras de VHM a los jefes del Batallón Florida sigue ahí.
Cesar Luis Menotti decía de VHM que era una culebra que vino en un camalote desde el Uruguay. Por decirle “culón”, “cobarde” y "matón del micrófono", el uruguayo le hizo juicio al director técnico. Sus abogados habían pedido una pena de un año y seis meses de prisión para Menotti. El juez lo absolvió, considerando que lo de Menotti fue una “legítima defensa” por injurias previas de Morales (ver acá). Para el cierre, una nota sobre las palabras de Menotti publicadas en Página/12, allá por el 98, cuando todavía era Página/12 (acá):


Pero no se te ocurra decirle a un pudoroso inseguro [por VHM] que... los fundillos de sus pantalones delatan cierta tendencia a gramos de más en geografía no deseados. Te manda a juicio oral y público. Y te sobreseen o no te comiste el garrón. De todos modos, te quedará el consuelo de que el otro seguirá “corriendo sentado” y que la gente a la salida de la cancha le seguirá pidiendo autógrafos, alguno le gritará “aguante...”, otro le alcanzará un papelito con su nombre para ser citado en la próxima transmisión, pero casi todos inexorablemente le mirarán de reojo el fundillo de los pantalones.

sábado, 28 de julio de 2012

El deporte argentino en las manos de Independiente de Tandil

Para los que no somos especialmente ilustrados, los juegos olímpicos son un evento que, cada cuatro años, pone en la pantalla de manera ininterrumpida al ex-Gordo Bonadeo para comentar sobre todos los deportes e impresionar a los que creen que sabe de todo. Como al menos sabe mas que uno, al menos en lo personal me siento un convidado de piedra. Tan convidado de piedra como el equipo olímpico argentino, que en el mejor de los casos aspira, como casi siempre, a rascar alguna medallita. Encima, las pocas posibilidades de acercarse al podio parecen diluirse. Veamos.
En el caso de la generación dorada del basquet, es evidente que ya no tiene más hilo en el carretel, mientras USA lleva uno de los mejores equipos de la NBA con Bryant, Durant, Lebron James y Carmelo Anthony y España sigue siendo el principal candidato. O sea, el bronce es todo a lo que se puede aspirar.
Se dice que Las Leonas pueden finalmente en estos juegos dar el batacazo y ganarle a Holanda, o llevarse al menos la de plata. Veremos. Poco y nada entiendo de este deporte pero el DT de la selección de hockey femenino no se parece en nada a sus antecesores, el bueno de Vigil y el Sr. Minadeo. El tal "Chapa Retegui" parece un vende-humo importante. Y sus explicaciones sobre la exclusión de Sole García solo confirmaron que, aunque fuera un buen DT, es un tipo que vale poco, una especie de Falcioni del hockey. Veremos.
La otra chiquita que pintaba para volver a traerse una medalla en el judo, Pareto, se quedó afuera del medallero y con protestas airadas por un fallo de los árbitros que parece que fue decisivo. Qué queda? Los hinchas de Nalbandián, luego del fracaso de Wimbledon, volvieron a vaticinar que estos eran "los juegos de David", que esta vez se le daba, que se volvería con una medalla. Pues bien, ha perdido en primera ronda en poco más de una hora, sin hacerle fuerza a Tipsarevic. Y luego cayó en el dobles con Schwank. O sea, perdió en set corridos en el single y en el dobles. Ya imagino a sus defensores diciendo, como ante cada derrota, que ahora viene lo mejor para "el Rey David", que mañana empieza a prepararse con todo para ganar la Davis... mientras Del Potro pierde el tiempo en Londres para intentar ganar una medalla olímpica que solo le importa a él...
Del fútbol mejor no hablar. Los Grondona y sus socios del gobierno nacional están tan afianzados en sus sillones que miramos los juegos por TV sin inmutarnos. No se trata solamente de que a los hinchas de fútbol nos gustaría ver a nuestra selección en Londres. Se trata de que dado el amateurismo de nuestro deporte amateur, de la ausencia histórica de políticas deportivas, las únicas chances que tenemos de ganar algo en los juegos olímpicos se daría en el único deporte de elite que se juega en Argentina, el fútbol. Pero esas chances se desvanecen por los errores de la conducción de la AFA y del deporte argentino. Quedar afuera de los juegos después de dos medallas de oro consecutivas demuestran que algo huele mal.
Así, estamos en las manos de lo que pueda inventar Del Potro y - tal vez - Pico Mónaco, en el tenis. No será nada fácil, y menos en esa superficie. Será Independiente de Tandil el que con sus dos top ten le dé a la Argentina lo que no puede darle un equipo completo? Veremos.
De todas maneras, parecería que los juegos son más para los jugadores, que para los que somos hinchas. No solamente porque no sabemos nada de la mayoría de esos deportes y no nos impresiona el evento, sino porque desde el día de la inauguración, los deportistas van resignados a no traer ninguna medalla - ahí está el caos de la nadadora Bardach que salió última esta tarde, marcando 4.57 cuando para clasificar a los JJ.OO. el mínimo era 4.41.15 - y parecen mas concentrados en el "orgullo de representar al país" (?) y en la interacción con otros y otras colegas de sus y de otras delegaciones que de la gloria olímpica que persiguen, por ejemplo, Boldt, Federer, o Michael Phelps.

viernes, 20 de julio de 2012

Paciencia y pan duro


Imagínese un partido de fútbol relatado por un niño de, digamos, tres años. Un niño al que le gusta la pelota, que sabe patearla, pero no tiene una noción completa del juego. Ese niño-relator elevaría la voz y anunciaría peligro de gol cada vez que la toma un jugador, en cualquier lugar de la cancha. Cuando la recupera el rival, en cualquier lugar de la cancha, el niño anunciaría "peligro de gol", en este caso, para el rival. Para quienes no vemos el partido y estamos obligados a escuchar al niño, el relato sería casi casi insoportable. A menos que esté relatando al Barsa de Pep, la posesión cambia con frecuencia. Y con la misma frecuencia anuncia el niño que hay peligro de gol casi para los dos equipos. Finalmente habrá un gol. Pero en el medio hemos tenido que soportar innumerables anuncios de peligro no concretados, para cada finta, para cada amague, para cada pelota dividida.
Así, de esa misma forma, han cubierto los medios la negociación por la salida de Riquelme de Boca. Y en ausencia de declaraciones oficiales, los lectores y escuchas se han tenido que comer cada amague, cada finta, cada recuperación del rival, a través del relato de los medios. Riquelme pasó, en 10 días, de jugar en Tigre, a jugar en Argentinos, a jugar en China, a jugar en Qatar, a jugar en Villarrreal, a jugar en el Fla, a jugar en Cruzeiro, a volver a Boca, a retirarse definitivamente. En el medio de estas operaciones, apareció el Chelo Delgado - apenas antes de ayer - anunciando que en un 80% estaba arreglado el pase a Rosario Central. Luego el presidente de Central salió a aclarar que hablaron con Boca... para prorrogar el préstamo de Mendez, pero que de Riquelme ni hablaron. Es más, tuvo que pedir por favor que le creyeran (!!!) que la llegada de Riquelme a Central era imposible.
Se comprende que en la negociación todo valga. Que cualquier táctica sea aceptable con tal de hacerle creer a la otra parte que "no tengo la plata para pagar eso". O que "tengo ofertas de los cinco continentes por mucho más dinero que el que me ofrece Ud." Los medios se prestan a eso porque tienen que llenar sus páginas y porque los lectores quieren saber. Ambos usan y son usados.
Pero en el medio hay personas de carne y hueso que sufren y se ilusionan con estos amagues. Rosarinos - de Central - que comparan la llegada de Román con la de Maradona a Newells (de la vuelta de Diego y de su candidatura al banco de Boca, veneno a Román mediante, no nos ocuparemos en este post... ya lo ha dicho todo el Loco Housemann acá... aunque ya vendrá la vigilanteada de d10s a René). De los hinchas de Flamengo, que mandaron a hacer camisetas como la de Zico pero con el nombre de Riquelme. De los del Cruzeiro y los del Villarreal, que se frotaban las manos. No hay derecho a jugar con esas ilusiones.
Desde luego que Riquelme no es culpable de que cada vez que se meta el dedo en la nariz haya un ejército de periodistas sacándole fotos y especulando los por qué de meterse un dedo en la nariz. Desde luego que tiene derecho a evaluar lo que más le conviene, en lo económico y en lo deportivo. Pero lo cierto es que si uno sabe que cada vez que haga o diga algo los planetas se moverán al compás, es preciso estar a la altura de las circunstancias. Guste o no, no lo estuvo en el anuncio de su salida de Boca por el facebook de su hermanito.
Lejos estamos de suscribir la tesis de que Boca perdió esa final con el Corinthians por el anuncio de Román o de su hermano. Pero lo que sí es un dato duro de la realidad es que Boca va en caída libre desde ese anuncio. A las salidas anunciadas de Roncaglia, Sauro, Ruiz, y Cvitanich, y sorpresiva de Román, se sumaron la ida de Sosa - madrugado Angelici por Velez, y el remate de Araujo, Mouche, Javi García y tal vez Viatri. Faltan Clemente y Erbes, simplemente porque no han llegado ofertas.
La crisis de Boca no es, desde luego, responsabilidad exclusiva de Riquelme. Pero Román no es inocente, en ambos sentidos del término. Y de la misma manera que parece injusto tomar de rehén a los empleados públicos de la provincia de Buenos Aires negándoles el aguinaldo por las declaraciones o las fotos "inconvenientes" que se saca el gobernador, también parece injusto que Boca-institución (no Angelici, ni Crespi, ni Ameal ni ninguno de esos iguales) y que sus hinchas se conviertan en rehenes del supuesto conflicto entre Román, la dirigencia y el cuerpo técnico de Boca. Bancamos a muerte a Román. Pero entendemos al hincha de Boca que tiene las bolas llenas.
En la medida en que somos convidados de piedra, que carecemos de información confiable para opinar sobre los verdaderos motivos de estas movidas, estamos condenados a esperar a que se resuelva todo para hablar con el diario del lunes. Respecto de Boca y respecto de Riquelme. Hasta tanto eso pase, será mejor desconectar las radios y televisores y leer las secciones de los diarios que todavía se dejen leer (la de Espectáculos? la de los chistes? clasificados, no). Dejarle a un niño de tres años relatarnos un partido de fútbol es comerse cada amague, cada finta, de jugadores que se distinguen, precisamente, por amagar y salir para el otro lado.

martes, 17 de julio de 2012

Que trole hay que tomar para seguir

(mientras seguimos procesando el duelo...)

Hemos hablado alguna vez del triángulo virtuoso (o vicioso): dirigentes, cuerpo técnico, futbolistas (ver, por ejemplo, acá). Sin embargo, en los tiempos que corren, esta fórmula es insuficiente para describir éxitos o fracasos. La suerte cuenta. Y los hinchas también.
El importante banderazo de los hinchas de Boca (y de otros equipos) a favor de Riquelme en todo el país, las manifestaciones en River para que se vaya Passarella, la disputa entre la barra brava y la dirigencia de Independiente, y ahora las tensiones entre los hinchas de San Lorenzo y su comisión directiva, demuestran que los hinchas cuentan. No solamente en la cancha, alentando o llamándose a silencio. Sino también fuera de ella, influyendo en las decisiones.
¿Cómo debemos interpretar este poder creciente de los hinchas? (cualquiera sea el alcance de la expresión "hincha"). Confieso que, por ejemplo, las actitudes de los hinchas de River y de San Lorenzo me han parecido desde un principio rayanas en la histeria. Los de River le cargan a Passarella una cuenta que casi no es de él (al igual que lo hacen con el bueno de J. J.). Los de San Lorenzo se siguen reuniendo a pedir por la vuelta a Av. La Plata a pesar de que ya tienen su "Nuevo Gasómetro" y que el proyecto de expropiación que empujan supone hacernos pagar a todos los hinchas de los otros equipos (y a los que no les interesa el fútbol) para indemnizar a los expropiados con dineros que podrían destinarse a pagar, digamos, aguinaldos atrasados. Se pasaron todo el mes de Abril, Mayo, y Junio puteando a sus propios jugadores. Y anoche se cargaron a la dirigencia, en un confuso episodio que empezó en una conferencia de prensa de la comisión directiva, siguió con una agresión de los hinchas interrumpiendo esa conferencia, y finalizó con la renuncia de toda la comisión. Luego, esta mañana, el vicepresidente Aldrey denunció a Tinelli por "golpe de estado" y retiró su renuncia. Tinelli lo descalificó públicamente y, entonces, Aldrey dijo "ahora sí, renuncio". En resumen, no se ve bien estos actos de violencia para forzar cambios que, al menos, deberían votarse y, cuando se ha votado, respetar el mandato de los que ganaron. Así es eso que llamamos democracia.
Sin embargo, las experiencias de San Lorenzo y de River, ofrecen aristas interesantes para los disconformes, algo así como los "indignados del fútbol" (también las ofrecen respecto del futuro político de Tinelli, un truhán llamado a ser todavía mas importante de lo que es, tal vez como dirigente político de esta Argentina declinante... acuérdense).
Hablemos, entonces, de Boca. Falcioni, a esta altura, parece más víctima que victimario. Ya le picaron el boleto. Su salida es inminente, todavía no sabemos en cuál estación. Está sonado. Nunca debió haber sido DT de Boca. Lo ha sido por Ameal, un caradura que va al banderazo de Riquelme como si Falcioni hubiera llegado por sorteo. Falcioni parece uno de esos objetos que se usan y se tiran. Como Almeyda, está para ejecutar lo que le dicen "los de arriba". Y luego volará, como ya anticipó Crespi, diciendo que ni él ni Angelici habían estado a favor de su contratación. De modo que el vértice que corresponde al cuerpo técnico está perdido. Es de equipo chico y está de paso. El segundo vértice es el plantel, que queda diezmado por la baja de Román y los que lo siguen (de Cvitanich a Roncaglia, de Mouche a Chavez y a los otros que se quieren ir). Pero la realidad es que el socio elige solo al tercer elemento del vértice, a los dirigentes. Esos que no supieron ni pudieron retener a Roncaglia, ni siquiera le dieron el seguro que pedía para jugar, sin contrato, una final de Libertadores. Esos que no supieron anticipar que empujaban a Riquelme a abandonar a Boca. Esos que manosearon al uruguayo Sebastián Sosa por 700 mil dólares hasta que Velez abrió la billetera y lo sacó del entrenamiento de Boca. Esos que van ahora en busca de Bologna, a pesar de que Boca es aún dueño del pase de Javier García, de gran temporada en Tigre. Que García sea amigo de Riquelme es menos que anecdótico. Después del descuido por el tema Sosa, lo menos que se espera del dirigente es un gesto de hidalguía. ¿O es que el dinero que no alcanzaba para comprarle un seguro a Roncaglia o para - como mínimo - renovar rápido el préstamo de Sosa ahora sobra para traer a Bologna, Ustari o los otros candidatos de los que hablan? A eso se suma el destrato de la dirigencia de Banfield que, con buen tino, dicen que a Boca no le van a vender nada (si se pudieran compensar esas deudas con devoluciones, con gusto el hincha de Boca mandaría de vuelta a Erviti, Paletta, Luchetti, y al propio Falcioni). Y como si todo esto fuera poco, la salida de Di Zeo amenaza con terminar de pudrirlo todo.
De manera que no se necesitan dotes de adivino para predecir como le irá a Boca durante el mandato del Sr. Angelici. Más allá de la ausencia de éxitos deportivos, su gestión arranca con severas carencias de talento político. Es posible que Boca anime el mediocre campeonato argentino, tiene con qué. Es posible que hasta lo gane. Pero como dijo un político en los 90, cuando el plan Cavallo exhibía sus primeros logros, "aunque salga bien no me gusta" (y lo decía en los 90, no ahora como hacen algunos - y algunas - sobre el cadáver político del pelado, como dijo él mismo anoche en la tele respecto de quienes eran los que le hacían el aguante en los 90, quienes eran los que decían que el riojano era el mejor presidente, quienes le juntaban los votos a ellos para privatizar YPF, quienes le pedían consejo respecto de donde poner la platita de las regalías de Santa Cruz que les dieron a cambio de conseguir esa privatización).
Esta es, entonces, la disyuntiva. Quedarse a esperar que Angelici y Falcioni comprendan que Boca les queda grande o hacer como los hinchas de San Lorenzo y darles el empujoncito. Antes de que sea demasiado tarde.

PD1: si de verdad se confirma el canje Viatri-Marchesín hay solo una posible explicación... un sobre cerrado lleno de papeles verdes a nombre de Angelici y no de Boca.

PD2: para el final el video... si va a llorar, llore con ganas (que HDP este Catulín!)


martes, 10 de julio de 2012

Banderazos, desconciertos, y renuncias


Apenas comienza la segunda parte de este 2012 pero quisiéramos que termine ya mismo. Si el tiempo pone las cosas en su lugar, deberemos esperar algunos meses, tal vez algunos años, para hacer una evaluación completa de lo vivido en estos días con la salida de Riquelme de Boca (que al momento de escribir esto todavía no está confirmada). Pero más allá de esos detalles, se completa un semestre devastador para el Fútbol De Buen Pie, uno que empuja a dejar todo, a dejarse abatir por esta realidad. Un semestre de brutal desesperanza en el que parece que hemos quedado en manos del destino y de los malos.
Primero la renuncia de Guardiola, igual de sorpresiva que de dolorosa. Plagada de intrigas y especulaciones políticas, nunca transparentadas por Pep. Luego la salida de Riquelme de Boca, en el vestuario visitante del Pacaembú, con sonido de fondo de los festejos del Timao por su primera Libertadores. Hay algo en común en estas dos renuncias con una tercera, la de Carlos Bianchi luego de perder por penales la final de la Libertadores del 2004 en Manizales, frente al Once Caldas. Las causas de las tres renuncias pueden rastrearse en diversas internas y tironeos de los renunciantes con "el poder" de turno, léase, comisión directiva y/o presidente. En el caso de Riquelme, la sospecha alcanza también a Falcioni y a su cuerpo técnico. Ninguna de esas renuncias hizo públicas las supuestas razones ocultas. Francamente no alcanzo a comprender por qué, especialmente en el caso de la de Riquelme, si de verdad piensa que sus disputas con Angelici y Falcioni no pasan simplemente por una "incompatibilidad de caracteres", esas razones ocultas no se pueden alumbrar. Si Román piensa que Angelici y Falcioni van a hacerle un mal a Boca, como buen bostero, debería declararlo. Cuál sería el riesgo de hacerlo o el beneficio de no hacerlo? Otra punta para entender esas renuncias tiene que ver con el problema del listón alto, con tener que rendir cuentas todos los días, todos los campeonatos. Después de lo que lograron, respectivamente, con Barcelona y con Boca, Guardiola, Bianchi, y Riquelme están condenados a ganar todo, todo, todo. No pueden ser segundos. Ni pueden empatar un partido. No sólo es la presión de tener que pelear contra la mejor versión de su propia sombra. Es también la certeza de que hay más para perder que para ganar. Intuyo que algo de eso hay en las renuncias de Pep y Román. Me consta que la hubo en el caso de la de Bianchi.
Lo otro que une las renuncias de Guardiola y Riquelme - no así la de Bianchi - es el desaliento que genera entre los que amamos el Fútbol De Buen Pie. No se veían lágrimas sino esperanzas en el banderazo de esta tarde (se veían, también, abrazos y cariños para Tato Aguilera, el cronista "riquelmiano" de TyC Sports, que nunca se cansó de posar para infinitas fotos y hasta autógrafos para los manifestantes). Pero a poco que pensemos un momento, lo que se ve para el futuro es negro e inquietante. Qué nos queda, ya sin Pep y sin Román? Y no es que nos preocupen los triunfos de Mourinho o de Falcioni en caso de que se concreten. Nos preocupa que ya no seremos felices mirando fútbol. Al menos no tanto, ni parecido, a lo felices que hemos sido en este tiempo. Esto último establece taxativamente una obligación de agradecer, en este caso a Pep y a Román, por tanta felicidad. Pero permítasenos el egoísmo y la autoreferencia. Y permítasenos también la licencia ideológica, porque además de una manera de sentir el fútbol, Pep y Román consagraron una manera de ganar. Las películas que escribieron el de Santpedor y el de Don Torcuato, Océano Atlántico mediante, eran todas con final feliz. En esas películas ganaban siempre los buenos. Y los malos se iban entre la silbatina, el repudio de sus propios intérpretes y los escándalos berretas, incluyendo dedos en el ojo de los ayudantes rivales y denuncias paranoicas para disfrazar errores propios. Pues bien, es al menos posible que en las pelis que vienen los malos se coronen y los buenos muerdan el polvo. Será el momento entonces de afinar los argumentos y no dejarse ganar por los números.

domingo, 8 de julio de 2012

RF - La leyenda continúa

(mientras esperamos el banderazo)
El mejor de la historia. Emocionante verlo llevarse su séptimo Wimbledon y recuperar el número uno. Andy Murray fue apenas un invitado a la fiesta de coronación (aunque dió pena verlo llorar como un chico ante la ovación de su público, que quiere a un británico con ese título).
Tenis exquisito, integridad moral, caballerosidad, juego limpio. Que le encuentren por favor una mancha a este tipo porque su perfección intimida a los mortales. Y que linda la ceremonia de premiación, austera, sencilla, sin la repetida enumeración de esponsors y sandeces como en el U.S. Open.
Viva el Rey!

jueves, 5 de julio de 2012

Román, entre Brindisi y los Chalchaleros

El tiempo dirá si el de anoche ha sido el último partido de Riquelme en Boca. Tal vez haya sido su última final de Copa Libertadores, porque a eso es difícil llegar, aunque mucho depende de él. Tal vez sea inteligente retirarse del fútbol antes de que el fútbol lo retire a uno, como han dicho, cada uno a su tiempo, Cagna, Arruabarrena, Ibarra, Barros Schelotto, Palermo. Tal vez sea cierto lo del twit del hermano de Román antes del partido (no tengo twitter). Tal vez sea real que Boca vivía ayer su final contra el Timao en un clima enrarecido por las versiones de la salida de Román. Tal vez no era una mera fabulación periodística.
Lo cierto es que ayer fue Boca el que perdió la final de la Libertadores. Boca. Y no la perdió por la actuación de Riquelme ni mucho menos (aunque sea verdad que de haberla ganado la hubiera ganado por él, como en el 2007). Aunque fuera cierto que había comunicado su partida al presidente Angelici y a sus compañeros antes del partido, sin saber el resultado del partido, su manera de anunciarlo a los periodistas, con el resultado puesto y con medias palabras, no parece apropiado. Esto que digo es, sin ponerme a leer y a escuchar lo que escriben los hinchas de Boca, un reflejo natural de cualquier hincha de fútbol que quiere a su equipo por sobre todas las cosas.
Este blog es, al menos en parte, un homenaje a Riquelme. Sería un insulto compararlo con Mouche o con Falcioni. Pero el principio que determina como evaluamos la conducta de las personas debería ser el mismo para todos. Si le reprochamos a Mouche sus declaraciones después del partido contra Fluminense quejándose porque no había sido titular, mientras sus compañeros y los hinchas festejaban el pasaje de Boca a las semifinales de la Libertadores, ¿por qué deberíamos dejar de aplicar ese mismo principio para juzgar las declaraciones de Riquelme anoche, hablando de sí mismo todavía en el vestuario visitante del Pacaembú? Si le dábamos la razón a Riquelme cuando decía que Falcioni había fijado el entrenamiento para el día siguiente a las 10 AM, en respuesta a la presunta renuncia de Falcioni, ¿por qué deberíamos dejar de aplicar ese mismo principio para juzgar las declaraciones de Falcioni diciendo que el próximo entrenamiento es el 16 de Julio a las 10 AM, en respuesta a las declaraciones de Riquelme?
Encima las intrigas. Porque el argumento de sentirse vacío es una muletilla usada para casos de renuncias complicadas - véase, para casos recientes, las salidas de Bielsa de la selección argentina y de Guardiola del Barcelona apelando a los mismos recursos - pero no para el caso de una jubilación gloriosa y anticipada. Román tiene derecho pleno a elegir como se va. Pero para quienes lo hemos idolatrado, y puedo hablar en plural, nos gustaría más una despedida a lo Verón o a lo Palermo, anunciada con tiempo para que los hinchas la paladeen, para que armen caravanas ofrendándole amor. Una despedida a la manera de los Chalchaleros. Dando vueltas un año entero para recoger el amor sembrado en toda su trayectoria. No una despedida a lo Brindisi, renunciando en el vestuario visitante del Monumental luego de una derrota en un clásico.
Hemos idolatrado a Riquelme por su juego adentro y afuera de la cancha. Esa es, en todo caso, la gran diferencia con Diego Maradona. Por eso, el listón está mas alto, mucho mas alto, para él. Si lo que Román está haciendo con estas declaraciones es mandarle un mensaje a los dirigentes o al DT por asuntos domésticos debería hacerlo en privado y en persona, o al menos luego de resolver el duelo por esta derrota en Brasil. Si el "anuncio" de su hermano fue la imprudencia de un adolescente, debería chequear a quien le da las primicias en instancias decisivas como estas. Porque esto no es solo un tema privado de la familia Riquelme ni un tema laboral de Riquelme con su director técnico y/o con la dirigencia de Boca. Porque mezclar los tantos en esta instancia es jugar con los sentimientos de los que lo queremos.
Y no se trata, amigo lector, de comprar la carroña que venden los medios periodísticos. Cuando ayer, en la víspera del partido, arreciaban los rumores sobre la salida de Riquelme, decíamos lo que decían los hinchas de Boca en las redes sociales en respuesta: "son inventos de Farinella y los periodistas de la contra para escupirnos el asado... vamos a ver que dicen mañana cuando volvamos con la copa... el hermano de Riquelme pasará al olvido..."
Si hace tres semanas, con la triple corona en juego, Román nos decía que estaba feliz jugando en el patio de su casa, si corría como un juvenil recién promovido a la primera, si pedía jugar hasta los partidos de la Copa Argentina, si hasta reconocía que esparaba la convocatoria de Sabella para jugar el partido de eliminatorias con Ecuador (hace apenas un mes!!!), hay algo que no cierra en ese argumento de "estar vacío", de "no tengo nada para dar", mientras de fondo, en la grabación, se escuchan los estruendos de los festejos del Timao...
Mi pronóstico, sin ninguna información que no sean los titulares de los diarios de hoy, es que no se va. Que va a jugar la final de la Copa Argentina. Por lo menos. Acaso nunca sepamos si lo que pronosticamos no es apenas una simple proyección de nuestros deseos.

Capítulo 5: Sin gloria

Así como el título local se perdió frente a Banfield, tal vez la mejor manera de interpretar esta derrota haya que buscarla en el gol de Romarinho en la Bombonera la semana pasada. Román pierde una pelota cerca de la línea central, Somoza pierde su marca, a Caruzzo le aguantan la pelota de espaldas y se le dan vuelta, y Romarinho pica a espaldas de Clemente para definir de manera deliciosa por encima de Orión. O tal vez se perdió en la jugada siguiente: centro de Clemente, frentazo impecable de Viatri, travesaño, rebote para Cvitanich que entra solo y se pierde el gol.
El partido de esta noche en el Pacaembú estaba y estuvo abierto hasta el segundo gol del tal Emerson. El primer tiempo fue de Boca, aunque ninguno de los dos pateó al arco. Boca ganó de arriba en las dos áreas pero cabeceó afuera las situaciones de gol propias. El partido pintaba, como se decía en la previa, para patear penales. Porque los dos equipos son sólidos defensivamente y sus planteos son bastante conservadores. Menos iban a arriesgar en una final. Así que el negocio era no cometer errores y aprovechar la pelota parada. No se le dió a Boca, a pesar de que tuvo más situaciones de pelota parada que el Corinthians. Y el equipo brasilero, igual que en la ida en la Bombonera, en la primera llegada convirtió. Esta vez fue Franco Sosa, quien dejó suelta la bola. Taco de Danilo, definición de Emerson y a cobrar.
Pero el partido seguía abierto. Porque el Corinthians no es un equipo que meta miedo por su poder ofensivo. Había que seguir igual. Intentar por los costados y seguir tirando centros para ver si el rebote le quedaba, esta vez, a los nuestros, como le quedó antes a Emerson. Porque por abajo no se podía. Ellos juntan mucha gente cerca del área propia y achican en la puerta del área, casi siempre bien. Entonces tenía que ser por arriba. Pero sin desesperarse. Sin embargo, Falcioni cambió el libreto. Apuró el cambio mandando a la cancha a Cvitanich por Ledesma. Con Closs coincido en que ese primer cambio tenía que ser Viatri. El que salía debería haber sido Mouche o Silva, ambos de pobre partido y sin justificar el cartel de estrellas que se autoadjudican. Salió Ledesma, igual de bajo (pero el que debía entrar era Rivero).
Boca no sintió las ausencias de Roncaglia ni la Orión en medio del partido. Si sintió la ausencia de Sanchez Miño, mientras los hinchas se preguntaban en los foros partidarios porque no juega Clemente en el lateral derecho y Sanchez Miño en el izquierdo ante la deserción de Roncaglia. Si sintió la ausencia de un centrodelantero que hiciera goles y no jugara todo el tiempo a los autitos chocadores. Si sintió la ausencia de un Cvitanich en el nivel del 2011, antes de la lesión. Riquelme tuvo un buen primer tiempo y un segundo para el olvido. Schiavi, una pena, regaló con su error el segundo gol del Corinthians que sentenció el pleito.
El equipo brasilero gana esta Libertadores en condición de invicto, con un solo gol en contra de visitante (el que le hizo Neymar en las semifinales). Le ganó a todos los que le tenía que ganar. No quedará en la historia del fútbol sudamericano porque no juega como equipo brasilero. Pero no se pueden negar sus méritos. Ello aunque si la lógica hubiera imperado en estos momentos se estaría jugando un alargue intrascendente para resolverlo en los penales. Pero cuando los astros se alinean en contra no hay caso... Hace unos años Boca hizo famoso a un mexicano, el Bofo Bautista, un jugador mediocre que se destacó por ganarle una serie de Libertadores a Boca. Hoy es el día de Emerson, otro jugador del montón con la suerte de haber estado en el lugar preciso en el momento apropiado.
Vendrán ahora las miserias conocidas. Los reproches al técnico. Las acusaciones veladas al capitán (y los rumores de su retiro o pase al exterior). La pasada de factura a Schiavi. Los cachetazos a Angelici por los episodios de Roncaglia y Cvitanich. Las versiones sobre pases, retiros, y demases.
Pero estoy seguro de que el hincha no perderá de vista las conclusiones verdaderas. Desde el torneo anterior - en coincidencia con el retiro de Martín Palermo - Boca pacificó el vestuario, ganó de punta a punta y en condición de invicto el campeonato anterior, y se mantuvo hasta el último día de competencia en condiciones de ser campeón. En el torneo local, en la Libertadores y en la todavía abierta Copa Argentina (el título que menos interesaba e interesa). Y lo hizo con un juego sólido, sin fisuras, con el mejor fútbol de Argentina, de la mano del mejor jugador argentino sano, feliz, y en buen nivel. Sin pasar verguenza. Y en el caso de esta final frente al Timao, derrotado solo por la mala suerte (y por tres errores defensivos). Esos son hechos. Lo demás es la escoria que esperemos que entre la dirigencia, el cuerpo técnico y el plantel puedan mantener controlada. Aunque ello vaya en desmedro de los intereses de los periodistas.

domingo, 1 de julio de 2012

Visca Espanya (ex-furia)

Lo que Cruyff no pudo hacer con su Holanda (será Pep el próximo DT de la naranja?) lo ha conseguido en los últimos cuatro años con la selección española de fútbol. Porque esta hegemonía no se explica por el talento de Del Bosque ni es un reflejo del fútbol español. Es, simplemente, el triunfo de la Masía. Por esas cosas de la geografía y de la geopolítica, Barcelona todavía es parte de España. Y por ese motivo y solo por ese, el combinado de Cataluña reforzado con algunos jugadores nacidos en el reino de España, vuelve a levantar la Eurocopa después de haberse alzado con el Mundial del 2010.
No sólo se trata de aportarle la columna vertebral y el talento a esta selección española. La principal contribución de la Masía y del Barsa de Pep a estos triunfos internacionales de España es haber alterado radicalmente la identidad futbolística de la selección española. Una escuadra a la que se llamaba "la furia" porque era a eso a lo que jugaba: a la furia.
Pues bien, desde la llegada de Pep, y de Xavi, Iniesta, Busi, Puyol, Pique, Cesc, Villa, y ahora también se suma Jordi Alba, España juega Fútbol de Buen Pie. Lo hace consistentemente. En las buenas y en las malas. Esa columna vertebral culé consigue cosas tan extraordinarias como que el Niño Torres sea goleador de la copa. Cosas tan impensadas como que Arbeloa amague antes de tirar un centro. Cosas tan increíbles como que Sergio Ramos vaya al área rival a terminar una jugada de taco. Esos mismos jugadores del Real Madrid, que juegan en su equipo al contragolpe, a rebotear, a ver que pasa, en la selección de Del Bosque van al frente. No por Del Bosque, sino por Xavi, Iniesta y Busi que los arrastran a jugar al fútbol. En la semana se lo comparaba con el Brasil del 70. Para no dejar dudas, cerraron la final contra Italia con la misma goleada.
 España le ha ganado a casi todos en este tiempo (le faltó ganarle a Brasil, creo que el único que podría haberle ganado en el mundial 2010). La anterior edición de la Eurocopa se la llevó superando a Alemania. Esta se va con un 4-0 demoledor frente a la Italia de Prandelli, que mostró cosas interesantes en los partidos anteriores frente a Alemania y a Inglaterra pero esta noche no fue ni chicha ni limonada. Dejó jugar a España más de la cuenta y no supo reaccionar ante la temprana desventaja. Y encima tuvo que jugar 30 minutos con uno de menos por haber agotado los cambios y perdido por lesión a Thiago Motta en el primer balón que tocaba.
Hubo un tiempo en el que el Real Madrid poblaba las filas de la selección española. En ese tiempo, España era "la furia". Desde la Masía y a partir de Pep, Cataluña ha convertido a España en la principal potencia futbolística del mundo, como espejo del Barsa maravilloso que es tambíen el mejor equipo de fútbol que se ha visto en los últimos 30 años, por lo menos. Que paradoja. La economía catalana salva a España de la pobreza. Y el fútbol catalán lleva a la selección de España a la "triple corona".
Mientras tanto, la falta de generosidad de la prensa madrilista, esa que responde al puto jefe, es rayana en el descaro. Un descaro que parece les impide decir abiertamente lo que tienen que decir: "Gracias Barsa! Sin Uds. no hubiéramos pasado de cuartos de final!"

Sobre el día del Padre (con delay)

El día del Padre, hace dos semanas, Boca perdió el campeonato con Arsenal. Y lo que era un post sentido acerca del significado de la paternidad en el sentido literal y en el futbolístico, trocó en un post sobre el sentimiento xeneixe aún frente a la goleada dolorosa sufrida en la Bombonera frente al equipo de los Grondona. Hasta que ayer leí en Olé otra nota maravillosa de Martín Caparrós, hablando de cosas parecidas, desde su corazón bostero. Lo que había escrito originalmente en mi post se parece en mucho a lo que escribe Caparrós. A la elección de tus colores, en el contexto de la relación con el viejo. Y a la relación con los "hijos" futbolísticos. Pero Caparrós escribe tan bien que me da verguenza publicar el mío. Es que el tipo escribe bien.
Ahí va el párrafo que me arrancó algunas lágrimas, aunque recomiendo su lectura completa (acá):

"a principios de los ochentas, cuando tenía seis años y Boca no ganaba nada, sus compañeritos del colegio, tan blancas palomitas, lo cargaban por bostero, y tenía un tío de Independiente que lo asediaba, le regaló la camiseta, le contaba los triunfos de los rojos –que acababan de llevarse una Libertadores-. Ricardo estaba a punto de ceder. Hasta que su padre lo llamó para una charla de hombre a hombre: –¿Vos lo querés a tu papá? –Sí, claro, papi. –Y si yo estuviera enfermo, ¿me seguirías queriendo? –Sí, papi, claro. –Entonces, ahora que a Boca le va mal hay que quererlo más que nunca. Le dijo su padre y el chico lloró y ahora, ya hombre, lo recuerda cuando lleva a su hijo a la Bombonera. Y quizá vuelva a recordarlo dentro de unos meses, cuando aparezca River, ya de vuelta de su viaje al más acá, y el hombre pueda gritar junto a su chico y otros miles de padres e hijos las dos palabras más hirientes: Hijos Nuestros."


Para los que alguna vez, de muy pequeños, fuimos hinchas de River, nada se valora más que el empeño de tu padre para que elijas lo correcto. Eso es lo que, imagino, hace la diferencia entre ser un buen padre y no serlo. Entre mi viejo y el de Matías Almeyda. Gracias Papá! Por salvarme de la B!!!!!!!!!

PD: sé que en este contexto la foto o el video debería ser de un Mouzo, de un Rattin, de un Gatti o hasta de un Passucci. Pero para esta ocasión, en la antesala de una final de Libertadores, vuelvo a la palabra del inolvidable Patrón Bermudez.